“Julieta no veía nada, usaba anteojos hasta para bañarse”. Había pasado una semana de la muerte de Julieta Riera (24) y el caso aún impactaba a la sociedad paranaense. La joven había caído desde el balcón del departamento 5 del octavo piso del edificio de calle San Martín 918, durante la madrugada del 30 de abril del 2020. Un dato que subía el rating: la chica salía con el hijo de una ex jueza y el hombre pasó a ser inmediatamente el principal sospechoso.
“Volví a la escena del crimen una semana después, el 8 de mayo. Muchas cosas no estaban claras. El imputado decía que ella se había caído, que no la había tocado. Todo cambió cuando abajo de un sillón encontramos los anteojos de Julieta. Una de las patillas estaba doblada…”, cuenta Iván Berón, Jefe de la División Scopometría de la Dirección Criminalística de la Policía de Entre Ríos.
Ese equipo rearmó la línea de tiempo y reconstruyó la escena del crimen, todo lo volcó en un video pericial que demostró cómo ocurrieron los hechos. “Él la golpeó, me pegó una piña. El marco de los anteojos estaba marcado en el ocular derecho de la víctima. La estranguló hasta dejarla inconsciente, luego la alzó en sus brazos y la arrojó por el balcón”, detalla Berón a Clarín.
Allí otro eslabón clave en la investigación. La chica cayó de espaldas, golpeó con un toldo y se rompió la columna, allí el cuerpo giró 180° y luego terminó su caída sobre el techo de unas oficinas, en el tercer piso. En total, la caída fue de 19.28 metros. “Si se hubiese arrojado, como argumentaba el acusado, hubiera caído de otra manera. Fue clave reconstruir toda la caída. Él decía además que había caído por el otro lateral del balcón”, agrega el perito, que declaró durante cuatro horas en el juicio por jurados.
El acusado, Julián Christe (32), hijo de la ex jueza en lo Civil y Comercial de Paraná, Ana María Stagnaro, fue condenado por el delito de “homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y por haber sido cometido mediando violencia de género”. Tras conocerse el veredicto condenatorio de los 12 jurados, el juez técnico Elvio Grazón lo condenó a prisión perpetua, una pena que deberá cumplir en la Unidad Penal 1 de la capital entrerriana.
Julieta Riera tenía 24 años y era mamá de un chiquito. Fotos: Facebook
Horas antes de conocer su veredicto condenatorio, el acusado, quien había llegado al debate con un arresto domiciliario que cumplía en la casa de su madre, hizo uso de su derecho y dijo sus “últimas palabras” en las que aseguró ser inocente y que “nunca” hubiera lastimado a su novia.
“Soy inocente, a Juli la amaba con el alma, y tengo la conciencia tranquila de que nunca le habría hecho daño”, dijo Christe, durante la audiencia que se desarrolló en el salón de actos del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos (Stjer), en la ciudad de Paraná, y que contó con la presencia de la madre y los hermanos de la víctima.
Tras las últimas palabras del acusado, el jurado popular pasó a deliberar, mientras decenas de personas, entre ellos otros familiares y amigos de Riera, se concentraron fuera de la sala de audiencias a la espera del veredicto.
Previamente, el fiscal Ignacio Aramberry consideró en su alegato de clausura que Christe “es un violento de manual”, y que esa violencia “afectó directamente a Julieta, que iba en aumento progresivamente hasta que un día terminó matándola”.
Christe “le sacó su individualidad, la manipuló y le generó depresión, aislamiento y pérdida de individualidad; la aisló del mundo, hasta que la privó de la vida”, apuntó el fiscal y precisó que tras “matarla se fugó y recurrió a la madre, que le solucionaba los problemas, y quiso contactar a un abogado antes que a emergencias”.
Julián Christe está detenido en el penal de Paraná y acusado de homicidio triplemente agravado.
En tanto, Ladislao Uzin Olleros, uno de sus abogados defensores, aseguró que “personas pusilánimes, canallas y cobardes, en redes sociales, la prensa sensacionalista y con escraches, instalaron la figura del macho violento y femicida” y calificó de “mamarrachesca y deficiente la investigación del Estado”.
Durante siete audiencias pasaron más de 15 testigos, entre familiares, amigos, y peritos policiales, judiciales y forenses que trabajaron en el caso.
Uno de los puntos sobresalientes del juicio por jurados fue cuando se dieron a conocer los mensajes que la víctima le envió a la madre del acusado en enero del año 2020, unos meses antes de ser asesinada.
“Tu hijo me da miedo, toma un poco y me pega. Se pone como loco, yo lo amo pero así no puedo”, le dijo Riera en un mensaje de la madrugada del 1 de enero del 2020, a la madre de Christe, quien intentó llamarla, pero Riera no contestó.
“Por qué no me atendés”, le preguntó, a lo que la joven respondió: “Cuando te vea hablamos. No le digas nada a Julián de que te hablé”.
En tanto, Ana Burgos y Florencia Riera, madre y hermana de la víctima que presenciaron todas las audiencias del debate, aseguraron cuando declararon en el juicio que días antes de su muerte, Julieta les mostró moretones y les confesó que había sido agredida por su pareja.
“El último día que la vimos (martes 28 de abril del 2020) la hermana le dice que se quede unos días en casa. Yo le dije traéte un poco de ropa y te venís. Y no, no vino y no vino más”, dijo Burgos.
La mujer recordó que su hija “era muy reservada”, pero pudo verle “moretones y marcas”, aunque en ese momento le dijo que se los había provocado al caer de la moto, y contó que el último día que la vio, Julieta le comentó que Christe era “un tipo celoso” y que no le gustaba “verla con otras personas”.
Julián Christe en una audiencia en los Tribunales de Paraná.
“Ella se sienta de la nada y me muestra en el hombro moretones y me dice que se los hizo él. Le dije que no tenía por qué tocarla pero se levantó asustada y me pidió con miedo que no le cuente a mi mamá”, enfatizó Florencia y también señaló que anteriormente vio “otros moretones en las piernas pero no pregunté”.
Por su parte, la ex jueza Ana María Stagnaro, madre del condenado, afirmó que la causa es un “invento perverso” de la fiscalía para “únicamente mostrar lo que lo castiga” a su hijo, a quien calificó como “una persona amorosa” que “sufrió “la tragedia de la muerte de su novia”, a quien ella consideraba “como una hija”.
El femicidio ocurrió el 30 de abril de 2020, cuando la joven cayó del balcón del departamento 5 del octavo piso del edificio de la calle San Martín 918, entre las 2.20 y 2.50 de la madrugada.
La joven, que estudiaba para terminar el secundario y tenía un hijo menor de edad, presentaba más de 31 lesiones, hematomas, hemorragias y excoriaciones en el rostro, cuello, brazos y piernas, según determinaron los médicos forenses, lesiones que, “principalmente en la zona del cuello, fueron anteriores a la caída”.
La pareja convivía desde hacía un año y medio y “más de 10 personas” entre familiares y amigos de la chica “sabían que la relación estaba caracterizada por la violencia de género”, dijo el fiscal.
GL
Fuente Clarin