En marzo de 2009, todavía aturdidos por el conflicto perdido contra el campo y tras una reciente derrota electoral en Catamarca, Néstor y Cristina Kirchner decidieron adelantar las legislativas nacionales. La especulación central era económica: como los pronósticos para los meses siguientes en la actividad eran negativos, corrieron la votación de octubre a junio. Pero además había una motivación política: buscaban evitar otras caídas previas en comicios provinciales, ya que varios gobernadores habían fijado sus elecciones locales para el primer semestre. La jugada que sonaba bárbaro en el laboratorio fracasó en el escenario. De la peor manera: el propio Kirchner -aliado con Sergio Massa y hasta con Nacha Guevara en la lista- terminó derrotado en provincia de Buenos Aires por la dupla Franciso De Narváez–Felipe Solá. A estos últimos los auspiciaba Mauricio Macri. Otros tiempos.
Ahora el kirchnerismo, ya no como Frente para la Victoria sino como Frente de Todos, decidió meterse otra vez en la sala de ensayo. Y concluyó que conviene recorrer el camino inverso. Tocar el calendario electoral, pero para atrás. Postergar las PASO al 12 de septiembre y la elección general al 14 de noviembre. Un mes de delay, según lo acordado con sus rivales de Juntos por el Cambio. La teoría vuelve a ser económica y, por la pandemia, también sanitaria. Un poco más de tiempo permitirá vacunar más gente y ayudará a que la actividad dé señales más claras de recuperación.
El Gobierno apuesta a que el plan de vacunación esté muy avanzado para las elecciones. Las PASO serían el 12 de septiembre.
Un dato alertó en particular a lo estrategas del oficialismo. Después de varios meses de suba intermensual, la economía cayó en febrero respecto a enero. Todo en un contexto de malo a muy malo, en el que en el mejor de los casos se vuelve a un punto inicial que tampoco era tan bueno. Con estas variables, ¿sirve la postergación? ¿Puede tener un impacto importante en los votantes?
Contesta primero el economista Ricardo Delgado, de la consultora Analytica y ex funcionario de Cambiemos:
“La decisión de postergar un mes las dos elecciones responde a la principal herramienta de política económica y electoral que tiene hoy el Gobierno, que es el plan de vacunación. Claramente es un elemento de política económica porque cuanto menos vacunás más probabilidades hay de que tengas que sumar restricciones y se resiente la actividad. Si vacunás 200.000 personas por día hábil, llegarías a 4.000.000 al mes, y eso equivale al 10% de la población”, asegura Delgado.
Y completa: “Saber que está la vacuna también mejora las perspectivas. Ese segundo semestre creemos que será mejor en términos económicos y el 2021, para nosotros, cerrará con siete puntos de suba: cinco de arrastre y dos de crecimiento real. Y a fin de año, se estaría en los mismo niveles de diciembre 2019″.
Postergación, el mal menor para la oposición
Suma su mirada el politólogo Lucas Romero, de la encuestadora Synopsis:
“Lo modificación del plazo obviamente que tiene conveniencias para el Frente de Todos. Por las vacunas y la economía, como coincide la mayoría. Por la misma lógica, se entiende la conveniencia para el oficialismo directamente de suspender las PASO, ya que ganaría más tiempo todavía. Y esto explica por qué Juntos por el Cambio avaló la postergación. Vio que el oficialismo tenía los votos con otros aliados para suspender las PASO y dijo ‘saquemos al menos el compromiso de que se harán'”.
Silvia Lospenatto, Mario Negri, Cristian Ritondo y Alfredo Cornejo. Referentes de la oposición en el Congreso. Foto Rolando Andrade Stracuzzi.
El analista insiste con este punto: postergar las PASO, para la oposición, sería “el mal menor”, ya que le permite mantener esta instancia que sirve para “ordenar” el voto anti K. Esto quedó claro para Cambiemos desde las elecciones de 2015. Aun en la derrota de 2019, Macri descontó unos 8 puntos contra Fernández entre las primarias y la elección general.
Synopsis tiene un informe donde se analiza lo que pasó en las últimas cuatro elecciones en la provincia de Buenos Aires. Para que la comparación sea precisa, toma siempre los resultados para la categoría de diputados. Y el trabajo muestra que entre las PASO y la elección general, de 2013 al 2019, la principal fuerza opositora al kirchnerismo creció 26% en promedio; mientras el kirchnerismo lo hizo sólo el 7% entre un comicio y otro.
Cómo está la pelea hoy
La preocupación del oficialismo por suspender las PASO o al menos postergar las dos tandas electorales se explicaría, en parte, por los números de las encuestas que vienen midiendo desde hace casi un año el pulso para las legislativas 2021. La comparación con el último parámetro, de 2019, enciende alertas en el Frente de Todos. Siempre, claro, dentro de un panorama abierto e incierto y con un antecedente negativo para las consultoras, que pifiaron sus vaticinios para la presidencial.
Clarín accedió en abril a media docena de pronósticos de intención de voto nacionales. Con una distinción: algunos consultores vienen midiendo a nivel general, oficialismo vs. oposición, y otros distinguen los resultados por las principales alianzas.
Encuesta nacional de la consultora de Jorge Giacobbe. Su pronóstico para las legislativas de este año.
Encuesta nacional de la consultora Synopsis. Su pronóstico para las legislativas de este año.
Con matices, a groso modo los sondeos vienen mostrando una baja del oficialismo, coincidente con otros números rojos, como la caída en la imagen de Alberto Fernández y en la aprobación de su gestión.
Jorge Giacobbe fue el primero en publicar sus datos, en junio del año pasado. Viene preguntando a nivel nacional si la gente quiere que gane o pierda el Frente de Todos. En su último trabajo, un 27% se manifestó a favor del oficialismo y un 56,7% en contra. A un 13,9% “le da lo mismo” y completan los “ns/nc”.
Encuesta nacional de la consultora Zuban Córdoba. Su pronóstico para las legislativas de este año.
Encuesta nacional de la consultora Real Time Data. Su pronóstico para las legislativas de este año.
– Con la misma idea binaria, para Synopsis un 30% “votaría hoy al oficialismo” y un 58,3%, a “otra fuerza opositora”. Los “ns/nc” llegan a 11,7%.
– Para Real Time Data, en tanto, 32% elegiría “candidato del Gobierno” y 52% “candidatos de la oposición”.
– Para Zuban Córdoba, por último, 32,4% optarían por “candidatos que apoyen al Gobierno”, 39,1% por “candidatos opositores al Gobierno” y 28,5% “ns/nc”.
Otras dos firmas presentaron resultados más detallados:
Encuesta nacional de la consultora Opinaia. Su pronóstico para las legislativas de este año.
Encuesta nacional de la consultora Acierto. Su pronóstico para las legislativas de este año.
– Opinaia le otorga 25% de intención de voto a Juntos por el Cambio y 24% al Frente de Todos. Y con 26% de indecisos se configura un triple empate. Luego vienen “ninguno” (12%), Frente Despertar (5%), Peronismo no K (4%) y cierran Frente de Izquierda y Frente NOS, con 2% cada uno.
– Acierto también plantea un escenario parejo: Juntos por el Cambio 24,4%, Frente de Todos 23,1%, Liberales 8%, Consenso Federal 2,7%, Nacionalistas 2,1%, Izquierda 2,1%. Completan “Otra” 2,7%, “Ninguno” 7,1% e “Indecisos” 27,8%.
¿Cuánto se necesita para ganar?
Si bien las elecciones de medio término nacionales son 24 en realidad peleas por separado, una de las lecturas que se hizo y se hará también esta vez es a partir de la suma total, sobre todo de las principales fuerzas. Con la misma lógica que se publican las encuestas nacionales que se mencionaron más arriba.
Una pregunta habitual es cuánto hace falta a nivel país para ganar este tipo de comicios legislativos. Una pista aparece en un estudio muy interesante de la Universidad Austral. El trabajo lo coordinó el doctor Federico Landera, experto en Derecho Electoral de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales.
Estudio de la Universidad Austral sobre las elecciones de medio término desde la vuelta de la democracia.
En el estudio se analizan las elecciones de medio término del 85 al 2017: 10 comicios en total. En siete ganó el oficialismo y en sólo tres, la oposición: el PJ en el 87, la Alianza en el 97 y el PJ en el 2001. Es decir, pasaron 20 años de la última victoria opositora de medio término.
Y respecto a los porcentajes de los ganadores, en general estuvieron un poco por encima del 40%. O sea, aún bajando 8 o 10 puntos respecto al 2019, el Frente de Todos podría ser el más votado en todo el país.
Las excepciones a este parámetro fueron los triunfos nacionales del Frente para la Victoria en 2009 y 2013, con apenas 30%, en escenarios atomizados y habiendo perdido en ambos casos la provincia de Buenos Aires.
Fuente Clarin