Mayor importación de gas para el invierno. Inactividad para empresas que tuvieron sus equipos inmovilizados. Regalías sin cobrar para la provincia. El conflicto en Vaca Muerta generó pérdidas cercanas a los US$ 500 millones, entre lo que el país tendrá que gastar en GNL extranjero, la producción de gas que no pudo utilizar e impuestos que no percibirá el Estado provincial.
La cámara de empresas productoras (CEPH) había calculado en US$ 190 millones las necesidades de importación tras 15 días de conflicto. Era para traer más gas extranjero (GNL) en barcos, que pudiera compensar la ausencia de gas de producción local. Sin embargo, como el conflicto se extendió más de esos 15 días, las necesidades de importación ya rondan los US$ 250 millones, según estimaciones de privados.
Ieasa, la ex Enarsa, ya había hecho una licitación para la compra de cargamentos de GNL para el invierno, en la que se había comprometido a desembolsar US$ 330 millones. La empresa estatal -que se encarga de las importaciones de gas- ya lanzó una segunda convocatoria para que los oferentes (grandes traders internacionales de gas extranjeros) les propongan precios de GNL. Cada operación implica salida de divisas -las mismas que el BCRA cuida en otras actividades de importaciones-.
Todo indica que las importaciones se acercarán a los US$ 580 millones. El país no logra autoabastecerse en invierno, cuando la demanda es muy superior a la del resto del año. El Gobierno lanzó un estímulo a la producción de gas, a través del plan Gas. Consiguió el abastecimiento de 70 millones de metros cúbicos diarios. Eso no alcanza en invierno, donde se requieren entre 100 millones y 140 millones de metros cúbicos. El Poder Ejecutivo trató de subsanar esa situación, ofreciendo pagar más en invierno, pero hubo pocos interesados.
Las petroleras calculan en US$ 13 millones diarios las pérdidas por este conflicto. Es por todo el gas que deberían haber entregado al sistema troncal y no pudieron hacerlo. A la semana pasada, ese rojo ya era de US$ 200 millones. Es de suponer que, hasta que haya cierta reactivación, habrá ascendido -al menos- otros US$ 250 millones.
“La producción que iba a estar en mayo puede llegar a estar en julio”, explicó Daniel Gerold, un conocido consultor del sector, en declaraciones radiales.
Las compañías tuvieron que incurrir en costos logísticos adicionales para mantener su operatoria. Con los accesos bloqueados, utilizaron helicópteros para mantener algunos procesos de producción en funcionamiento.
Los sindicatos de empleados petroleros ya habían amenazado con enfrentarse a los autoconvocados. Los trabajadores estaban teniendo problemas para acceder a medicamentos u otros cuidados básicos sanitarios.
Neuquén tendrá que pagar el aumento con una reasignación presupuestaria. Mientras tanto, perdió regalías (en especial de gas) por el tiempo que estuvo detenida la producción.
Entre las empresas queda mucha preocupación por el futuro de Vaca Muerta. Aunque el gobierno venía trabajando en un proyecto de nueva ley de hidrocarburos, esta clase de conflictos espanta a los inversores. Además, existe la sensación que una fracción del Frente de Todos (el espacio al que pertenece el secretario de Energía Darío Martínez) hizo la vista gorda frente al conflicto.
Aunque el arco político opositor se llamó a silencio por el conflicto, hubo varios proyectos de la administración anterior que podrían haber colaborado a que las pérdidas sean menores.
El gobierno de Cambiemos propuso un gasoducto troncal desde Vaca Muerta hasta puntos neurálgicos del país. De esa forma, el gas de la formación neuquina podía salir y alcanzar centros de almacenaje. La obra, que se planteó como licitación y era costosa, no resultó atractiva para la actual administración.
Los conflictos petroleros son recurrentes en el país. Chubut los experimentó en Cerro Dragón y Santa Cruz en la cuenca Austral. Neuquén también los padeció en Loma de La Lata.
Fuente Clarin