Por Inés Beato Vassolo-Paula Rossi
El posible arribo al país de vacunas contra el coronavirus es un motivo de celebración, pero subyace un conflicto aún silente por cómo será la distribución de dosis entre el personal esencial, al concluir con los grupos ya priorizados: trabajadores de la salud y personas de riesgo. La oficina de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, es el blanco de la demanda de casi dos millones de personas que exigen ser tenidas en cuenta a la hora de la inoculación.
Los docentes se adelantaron en la carrera por abastecerse de dosis y tomaron la posta a principios de marzo, bajo la urgencia del inicio del ciclo lectivo presencial, y apalancados por la falta de aprobación del fármaco Sinopharm para mayores de 60 años, que fue distribuido en las filas del personal educativo.
De acuerdo al último dato actualizado del Ministerio de Educación de la Nación, hasta el 20 de abril se vacunaron 502.000 sobre 1.230.000 docentes, auxiliares y directivos de la educación obligatoria -que representan más del 40% de la nómina-. El número no incluye a quienes se desempeñan en las universidades, que completan la cifra total prometida por el Gobierno, de más de 1.400.000 trabajadores del rubro.
Entre el resto de los sectores esenciales para los cuales la vacuna representa solo una promesa, los únicos que consiguieron sentarse a negociar con el presidente Alberto Fernández fueron los líderes de los movimientos sociales oficialistas, nucleados en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep).
Gildo Onorato, del Movimiento Evita; Daniel Menéndez, de Barrios de Pie-Somos, y Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa, se llevaron el aval del primer mandatario para vacunar a más de 70.000 referentes de los 10.000 comedores y merenderos que integran el registro nacional del Ministerio de Desarrollo Social. En estos días, trabajan en la confección del padrón definitivo de personas a inocular, junto al Ministerio de Salud.
Mientras que en la cartera que conduce Vizzotti confirmaron a LA NACION la voluntad de avanzar en la provisión de dosis para los movimientos sociales, al área llegan reclamos de otros sectores que esperan certezas. Están preocupados por los contagios entre sus trabajadores, que continuaron su labor en las primeras líneas, incluso durante la fase 1, el año pasado.
Vizzotti, con la última palabra
El ministerio que conducía Mario Meoni -quien murió el fin de semana en un accidente automovilístico- respaldó el insistente pedido de los transportistas, que comenzó en diciembre, y remitió una de esas misivas a la cartera sanitaria, para que se empiece a vacunar a los casi 390.000 trabajadores del área. La lista incluye 36.612 ferroviarios; 132.857 transportistas de carga; 132.117 choferes de colectivos y ómnibus; 3698 marítimos y fluviales; 14.823 operarios y agentes aéreos, y más de 66.613 auxiliares.
El titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pablo Biró, contó, en diálogo con La Nación, que la negociación con Meoni estaba activa y que esta semana tratarían el tema en uno de los tres encuentros que tenían pautados con el ministro. Cuatro trabajadores del gremio murieron por coronavirus el viernes pasado y, dentro del sector aeronáutico, la vacunación ni siquiera alcanzó a los responsables de viajar en busca de las dosis.
Por su parte, Sergio Sasia, el secretario general de la Unión Ferroviaria, también afirmó contar con el visto bueno del exministro Meoni. “El Ministerio de Transporte nos dio la razón y nos mostró el pedido que le hizo a la cartera de Salud. Diagramamos, inclusive, un cronograma con el orden de prioridades, encabezado por los trabajadores más expuestos. No pedimos que se vacune urgente a todos, sino primero a los más importantes”, dijo a La Nación
Pese a contar con el compromiso del ministerio hoy acéfalo, en el sector no parece haber expectativas en el corto plazo. “Sabemos que no hay vacunas, pedís por pedir, te anotás en la fila”, dijo una fuente cercana al líder camionero Hugo Moyano. En el sindicato solicitaron al menos 3000 vacunas para los choferes que conducen unidades de larga distancia internacional y, en ese marco, protagonizaron un corte de casi una semana en el cruce fronterizo que une Paso de los Libres con Uruguayana.
“Tenemos que ir a Brasil y a Chile, dos países dinamitados por Covid-19. Atravesar peajes, intercambiar papeles y cargas, todo es riesgo de contagio”, sostuvieron desde el gremio, donde también remarcaron la importancia de vacunar a los recolectores de basura.
En la pila de pendientes para la cartera de Vizzotti se acumula una demanda más, que llega desde el Ministerio de Trabajo. Los empleados de comercio, encolumnados detrás de Armando Cavalieri, reclamaron al ministro Claudio Moroni dosis para 800.000 de los casi dos millones de trabajadores que ocupan puestos en supermercados, farmacias, ferreterías, entre otros locales comerciales; pero en la cartera advirtieron: “No es potestad nuestra, deben gestionarlo en Salud, donde se definen los grupos prioritarios”.
Elecciones
Quien también le tocará la puerta a Vizzotti será el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, en representación de la Cámara Nacional Electoral, que pidió vacunar a 500 integrantes del tribunal como parte del protocolo sanitario para las próximas elecciones.“El ministro se comprometió a discutir con su par la posibilidad de esta medida y responder a la brevedad”, afirmaron en el entorno del funcionario.
Los movimientos sociales ya cuentan con la bendición del Presidente. Ahora, en el Ministerio de Salud deberán definir el orden de prioridades, entre los que aún aguardan sentarse a la mesa de discusión. Una de las fuentes diagnosticó la pulseada: “Cuando empiecen a llegar más vacunas habrá conflicto”.