“Se juega como se vive”. La frase se repite en más de un despacho en tiempos de confrontación directa dentro de la coalición de gobierno del Frente de Todos, en un conflicto que escala desde el miércoles pasado y que amenaza con romper definitivamente la debilitada convivencia dentro del Gobierno entre la mayor parte de los funcionarios que responden al presidente Alberto Fernández y determinados sectores dentro de la misma estructura que responden de manera directa a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
En pleno auge de un conflicto interno que viene elevando el tono desde mediados del año pasado, el que cayó en desgracia esta vez es Martín Guzmán, el ministro de Economía, tal vez la cara más conocida del gabinete y quien hasta ahora se había mantenido al margen de la disputa de poder.
El viernes por la mañana, en medio de una discusión por cómo y de qué manera se iba a habilitar el aumento del 9% en las tarifas eléctricas, Guzmán le pidió la renuncia al subsecretario de energía eléctrica Federico Basualdo, encargado del área. El ministro había consensuado la medida con el Presidente y con el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y se la transmitió al secretario de Energía, y superior de Basualdo, Darío Martínez.
La noticia cayó muy mal no sólo en Basualdo, sino en los principales referentes del Instituto Patria y La Cámpora, agrupación que lidera el diputado Máximo Kirchner y a la que el funcionario representa como principal referencia en el sector, junto a Federico Bernal, el titular del Enargas.
“Basualdo no se va, no existe el pedido de renuncia, sigue en su cargo”, fue el mensaje que se bajó desde el kirchnerismo duro por la tarde del volcánico viernes. El pedido de renuncia sí había existido, confirmaron fuentes ejecutivas a Clarín, y la decisión de Guzmán, que considera a Basualdo “un funcionario que no funciona”, había contado con el aval previo de Fernández, que aun después de la enérgica desmentida K, le mantuvo su palabra al ministro y dio garantías sobre la salida del funcionario para más adelante. No gustó, sin embargo, que la decisión de Guzmán trascendiera en los medios.
El sábado la tensión siguió escalando, así como la postura inamovible del kirchnerismo de defender con uñas y dientes a su soldado en el puesto. “Es una pelea entre un elefante y una hormiga. ¿Quién gana esa pelea? El elefante. Basualdo se queda”, fue la particular comparación que realizó una fuente consultada por este medio respecto a cómo seguirá la historia.
La convicción del kirchnerismo se basa en diferentes argumentos. Primero, no dudan en reconocer el apoyo incondicional de Cristina a un funcionario leal. Para la Vice la energía es uno de sus temas fetiche.
Después, desde la Cámpora aseguran que la decisión de Guzmán de avanzar con un sistema de tarifas segmentadas en el sector eléctrico no es novedosa y que desde el kirchnerismo se llevó adelante en 2012, en el segundo mandato de Cristina Kirchner. Y aseguran que Basualdo presentó ese mismo plan hace cuatro meses y nunca se firmó en Jefatura de Gabinete, ya que Guzmán pretendía llevar adelante un aumento de tarifas de en torno al 30% durante 2021. “Ahora va a ser uno solo, este del 9%”, aseguran fuentes K, que descartan que se aplique otra suba después.
La principal queja del kirchnerismo duro apunta a cierta falta de códigos de Guzmán al momento de tomar la decisión. “No tiene calle, viene de otro ámbito, académico, y estuvo mucho tiempo afuera del país”, es el resumen bien crítico que hacen del ministro. Sin embargo, sostienen que la falta de un interlocutor en el sector le trasciende. El diálogo entre el kirchnerismo y Matías Kulfas cuando Energía estaba bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Productivo tampoco era el mejor, reconocen.
En el medio de la puja queda Darío Martínez, el secretario de Energía que el kirchnerismo promovió en agosto del año pasado, con vínculo directo con Máximo por su paso como diputado, pero que en los últimos meses se había alineado a Guzmán especialmente en lo relativo a la discusión por tarifas.
“Está todo bien con Darío, no tiene nada que ver”, es el comentario que bajan desde La Cámpora. Sin embargo, puertas adentro se le critica al secretario, que tiene pretensiones de ser candidato a gobernador de Neuquén en 2023, intentar jugar por la “ancha avenida del medio”. “No existe eso, es de un lado o del otro”, se deja en claro.
Del lado de Guzmán, el sábado se optó por el “silenzio stampa”. Cómo tomará el ministro la negativa de Basualdo y de su grupo de choque a aceptar su decisión y retirarse del cargo es la gran incógnita en este conflicto tenso que promete ir sumando nuevos capítulos día a día.
Fuente Clarin