Antes de anunciar la adecuación de la Provincia de Buenos Airesal nuevo esquema de restricciones para frenar la segunda ola de coronavirus, el ministro de Seguridad, Sergio Berni, tenía diseñado el operativo que en las primeras horas del sábado provocó trastornos y demoras en los accesos al territorio bonaerense desde la Ciudad.
El viernes al anochecer, Axel Kicillof anunció en su conferencia de prensa desde La Plata que el gobierno provincial tenía decidido “implementar y fortalecer controles sanitarios en distintos accesos a la Provincia“.
Fue la señal que esperaba Berni para imponer un severo operativo de verificación sobre la Panamericana, el Acceso Oeste y la Autopista Richieri que provocó embotellamientos y atascamiento vehicular con retrasos de hasta tres horas para cruzar los límites entre la Ciudad y el territorio bonaerense.
Embotellamiento, el sábado, en avenida General Paz. Foto Marcelo Carroll.
Ocurrió sobre el inicio de un fin de semana feriado por el 1° de mayo, con temperatura veraniega y cuando miles de porteños emprendían un habitual éxodo hacia los countries, casas de descanso y paseos en el Conurbano bonaerense.
“La medida fue estrictamente sanitaria. La Policia bonaerense acompañó y actuó como sostén del dispositivo establecido por el Ministerio de Salud”, explicaron a Clarín cerca del despacho del ministro Berni.
Reconocen que fue una medida refractaria: “Más allá del malhumor y de la repercusión que tuvo en las primeras horas del sábado, todos sabemos que el tránsito de la gente aumenta la circulación del virus. Aunque provoque malestar entre los conductores hay que contemplar que estamos en una pandemia y debíamos hacerlo“, dijeron los voceros de Seguridad.
De acuerdo con un balance que hicieron en el Centro de Operaciones Policiales, se revisaron 8.890 vehículos particulares; 240 transportes de pasajeros y se identificaron 25.400 ciudadanos.
Saldo inesperado
Además del objetivo sanitario, para la fuerza de seguridad hubo un saldo inesperado: encontraron 13 personas que eran buscadas por delitos; detuvieron a 10 prófugos y secuestraron 10 vehículos por irregularidades variadas.
La conclusión para el equipo del ministro: “Estamos tremendamente conformes con lo que se hizo. Se seguirá haciendo. Es necesario continuar con estas acciones porque si se controla la entrada a un edificio, en un hotel o en un comercio, lo mismo debe ocurrir en la entrada a la Provincia”.
Y rechazan las críticas que desde la oposición provocó la medida restrictiva: “Nada tienen que ver con un impedimento al derecho a transitar libremente. Responde a una estrategia sanitaria“.
En la Gobernación tienen una evaluación parecida. “Forman parte de los anuncios realizados este viernes. Seguiremos con los controles en estos días de restricciones dispuestas por Nación y Provincia“, explicaron cerca de Kicillof.
¿Dónde se instalarán los próximos retenes? “Es una decisión táctica del área de Seguridad. Serán aleatorios, en diferentes puntos y sin previo aviso“, adelantaron las autoridades.
¿Existían alternativas para controles de sectores masivos que no afectaran en mayoría abrumadora a los porteños que pretendían salir de sus casas un fin de semana?
Los paseos públicos, las ferias y las concentraciones informales como “La Salada” en Lomas de Zamora asoman como uno de los focos de eventual contagio por la laxitud en los cuidados que se observan en esos sitios.
“Para avanzar sobre esos eventuales focos de contagios, seguiremos con los operativos puerta a puerta, los detectar y los de control sanitario en vía pública. La supervisión de las ferias es un trabajo que estamos desarrollando con los intendentes”, respondieron en la Gobernación.
Fueron los jefes comunales del Sur del GBA los primeros en pedir medidas más restrictivas.
En mantener las escuelas sin presencialidad y en postergar -e incluso extender- la veda de circulación nocturna. Pero el control sobre esos tópicos que corresponde a los inspectores que conducen los intendentes aparecen como poco efectivos.
Para reforzar ese renglón Kicillof habilitó a los intendentes a adherir a una normativa que prevé un sistema de multas que puede alcanzar los 4,3 millones de pesos para los infractores.
Es una herramienta que se anunció también en el verano, para contener las fiestas clandestinas y las reuniones sociales descontroladas. No hay registro de que se haya aplicado una sanción que alcance a esos montos en concepto de condena de un juez administrativo de Faltas.
En el primer día de las nuevas restricciones, Buenos Aires sumó 7.508 nuevos contagios. Este domingo el registro se ubicó en 5.102. La empinada curva parece empezar a ceder, al menos es lo que muestran los datos de los últimos días.
Pero Kicillof necesita y pretende una disminución más brusca para preservar el sistema sanitario.
Axel Kicillof con Sergio Berni, el año pasado.
“En un mes se ocuparon 1.000 camas de terapia intensiva en el Gran Buenos Aires, llevando a un nivel de ocupación del 76%, lo que implica la saturación del sistema”, explicó el viernes para justificar las nuevas restricciones.
Sabía que los registros de contagios en el territorio comenzaban a ceder. Pero no obstante forzó al máximo la presión sobre el Gobierno Nacional para hacer más severo el retroceso en la movilidad de los bonaerenses.
“Esto no alcanza de ninguna manera, ya que (mantener estas cifras de contagios) implicaría continuar con el sistema al borde del colapso y resignarnos a vivir con casos graves y cientos de fallecidos todos los días”, argumentó.
Luego de esa sentencia, y mientras pedía al jefe de Gobierno porteño. Horacio Rodríguez Larreta que abandone las “discusiones sobre federalismo y autonomía”, aprobó el plan de Berni para controlar a los habitantes de CABA que el sábado soleado del Día del Trabajador decidieron salir a buscar un espacio libre en el Conurbano.
Fuente Clarin