La agitación de la segunda ola del coronavirus no dejará que Máximo Kirchner asuma al frente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires en un acto tradicional, de esos que aportan liturgia, discursos encendidos y cierres con la marcha peronista entonada a viva voz. Después de meses de tensión, rosca política y recursos judiciales contra su desembarco en el partido, la situación sanitaria obligará a una asunción sin el ruido que tuvo la disputa previa. El mismo efecto pandémico que impregna el día a día deja todavía poco margen para vislumbrar la impronta que el líder de La Cámpora le dará al partido, aunque el concepto general es apostar a una mayor representatividad.
“Se está trabajando en una transición con las autoridades del partido, para darle más fuerza y representación al PJ. Pero la situación sanitaria está explotada, los tiempos partidarios son secundarios ante la cuestión del Covid-19”, dijo a LA NACIÓN Andrés “Cuervo” Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense y uno de los integrantes de la lista de consejeros de Máximo Kirchner en el PJ.
“No tenemos pensado nada [en relación a la asunción], todos los cañones están puestos en la pandemia. Se sigue convocando y dialogando”, agregó Larroque, integrante también de La Cámpora.
Una fuente de trato permanente con Máximo Kirchner señaló que “seguramente” no habrá un acto de asunción. “La cuestión administrativa, política y reglamentaria está resuelta, es una cuestión netamente de la pandemia. Es un tema que hoy no se puede realizar”, indicó la fuente.
Entre los intendentes, tampoco había mucha información sobre la asunción de Máximo Kirchner. “Está todo quieto, todo es agenda Covid”, afirmó un hombre de confianza de un jefe comunal que tiene peso en las decisiones partidarias. Tampoco tenía datos de un hipotético despliegue inaugural otro intendente del conurbano, ajeno al núcleo duro camporista pero siempre bien informado.
La agenda de la pandemia se impone. De hecho, el último comunicado público del PJ bonaerense -todavía presidido por el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez- tuvo que ver con un coletazo de la situación sanitaria. En ese documento, el partido repudió a Patricia Bullrich, por sus dichos sobre la posibilidad de canjear las islas Malvinas por vacunas de Pfizer, por los que la titular de Pro se disculpó.
Con la disputa interna encaminada a su favor, el hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner tuvo un estreno en una actividad netamente de corte partidario a principios de abril, cuando participó de la presentación de la Escuela de Gobierno 2021 del Frente Nacional Peronista. Lo hizo vía Zoom, con el diputado provincial y exintendente de Florencio Varela Julio Pereyra, y con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, su principal aliado entre los jefes comunales en la pelea por el PJ.
A esa actividad, le siguieron reuniones con aspirantes a candidaturas, como la que mantuvo a mediados de abril con el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) bonaerense, Oscar “Colo” de Isasi, encuentro del que también participaron Víctor de Gennaro y Hugo Amor (ambos de Unidad Popular).
En la vereda de enfrente, el vicepresidente del partido, Fernando Gray (intendente de Esteban Echeverría), no se rinde en su resistencia al desembarco de Máximo Kirchner de forma anticipada en el PJ bonaerense. Presentó recursos judiciales que le fueron denegados y tuvo respaldo de dirigentes como el expresidente Eduardo Duhalde, quien impugnó al diputado y a varios integrantes de su lista por falta de antigüedad como afiliados, también sin éxito en los tribunales.
Gray considera que la asunción de Máximo Kirchner no puede producirse porque los mandatos de las autoridades vencen recién en diciembre. No descarta volver a apostar al camino judicial, una vez que se concrete la asunción formal.