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Roman Protasevich, ciudadano bielorruso con estatuto de asilado político en Lituania, durmió anoche en una mazmorra en Bielorrusia, la última dictadura de Europa. Su detención, entre película de espías y grave incidente internacional que algunos dirigentes calificaron como terrorismo de Estado, puede provocar este lunes una andanada de sanciones europeas contra Minsk.
Protasevich es un periodista, antiguo redactor jefe de ‘Nexta’, un medio de la oposición a la dictadura de Alexandr Lukashenko, que vivía en el exilio. Este domingo tomó un vuelo de la aerolínea irlandesa Ryanair en la capital griega, Atenas. Se dirigía a la lituana, Vilnius.
En pleno vuelo y según ‘Nexta’, agentes del servicio secreto bielorruso –la seguridad del aeropuerto de Atenas es otra víctima del incidente- provocaron una bronca en el aparato al asegurar que había una bomba. Poco después, cuando estaba a minutos de salir del espacio aéreo bielorruso, un caza MIG lo interceptó y lo obligó a aterrizar en Minsk.
El vuelo de Ryanair salió de Grecia y fue desviado a Bielorrusia, cuando iba hacia Vilna, Lituania. Foto AP
La explicación oficial era una supuesta amenaza de bomba. No había ninguna bomba. Cuando el avión aterrizó los agentes bielorrusos entraron en el mismo y se llevaron por la fuerza a Protasevich y a su novia Sofía. Horas después el avión siguió rumbo a Vilnius con el resto de sus pasajeros a bordo. La agencia oficial bielorrusa dijo poco después que la alerta de bomba había sido “un error”.
Los dirigentes europeos salieron en tromba ante lo que consideran un ataque inédito que puso en peligro la vida de casi 200 pasajeros, la mayoría ciudadanos de la Unión Europea. Lituania y Polonia pidieron consultas a la OTAN, de la que son miembros.
La Unión Europea tenía ya prevista una cumbre este lunes y martes que ahora se centrará en Bielorrusia. Los servicios diplomáticos del bloque preparaban desde hace semanas una nueva ronda de sanciones contra el régimen de Lukashenko que podrían adelantarse y endurecerse.
Ficha biográfica del presidente de Biolorrusia Alexandre Lukashenko. AFP
Entre las opciones que tendrán los dirigentes europeos sobre la mesa cuando se reúnan hoy en Bruselas estarían suspender todos los vuelos a aeropuertos europeos de la aerolínea bielorrusa Belavia, prohibir el sobrevuelo de Bielorrusia a todos los aviones de aerolíneas europeas y hasta llegar a la suspensión de todo tipo de tránsito desde Bielorrusia hacia territorio europeo. El país tiene frontera terrestre con tres miembros de la Unión Europea: Letonia, Lituania y Polonia.
El director europeo de Transparencia Internacional, Michiel Van Hulten, recordaba anoche que, cuando fuerzas rusas derribaron sobre Ucrania el vuelo MH17 de Malaysian Airlines que había despegado de Amsterdam, matando a 200 ciudadanos holandeses y a casi 100 más de otras nacionalidades, la Unión Europea no consiguió ponerse de acuerdo para dar una respuesta común y firme a Moscú.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel –anfitrión de las cumbres- dijo en un comunicado que la Unión “condenaba en los términos más duros el aterrizaje forzoso del vuelo de Ryanair y la detención del periodista Roman Protasevich”. Michel pidió su liberación inmediata y dijo que “el incidente no quedará sin consecuencias”.
El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko. Foto Reuters
Una fuente diplomática explicaba la noche del domingo que además de responder a Bielorrusia los europeos deben ahora responder de forma que siente un precedente si no quieren que a cualquier régimen autoritario se le ocurra hacer lo mismo. Esa misma fuente explicaba que no era creíble que Bielorrusia hubiera “secuestrado” un avión europeo sin haberlo consultado primero con Moscú.
En verano y otoño de 2020, después de unas elecciones presidenciales limpias como el fango, la oposición bielorrusa consiguió organizar importantes manifestaciones contra Lukashenko. Duraron semanas y en cada una de las concentraciones se reunieron decenas de miles de personas. ‘Nexta’ fue pieza clave en la difusión de las manifestaciones y en su coordinación. También fue el medio que difundió fotos y videos de la represión policial.
El régimen respondió con detenciones masivas. Los líderes opositores fueron encarcelados o huyeron del país. Militantes pacíficos y periodistas vieron cómo eran condenados a largas penas de prisión. A Protasevich, de 26 años, lo pusieron en una lista de “individuos implicados en actividades terroristas”. Podría ser condenado a muerte.
PB
Fuente Clarin
