Por:
Darío Epstein
@DarioEpstein
La evolución del precio del petróleo y del gas natural, los metales industriales y de las materias primas agrícolas han dado de qué hablar este año, continuación de la tendencia observada desde abril del año pasado.
¿Qué está pasando? Se está dando un superciclo de materias primas como consecuencia de la recuperación del crecimiento mundial, la fuerte demanda de China, el debilitamiento del dólar y cuellos de botella en la producción y extracción de muchos productos primarios. También incide la enorme emisión monetaria que realizaron los bancos centrales de países desarrollados que alimentó la especulación y las expectativas de inflación: como los commodities son un refugio contra la inflación, se dio un combo perfecto para alimentar este nuevo rally, que aún no ha terminado.
El petróleo sube un 80% desde principios de noviembre. El acero se ha más que duplicado, un insumo clave en la fabricación de automóviles, artefactos para la cocina, maquinaria agrícola, construcción y hasta turbinas de avión y eólicas, entre otros. La madera ha sido el commodity de mayor suba con un impresionante 370% en los últimos 12 meses, encareciendo el costo de las casas en el hemisferio norte.
Argentina, gran productor y exportador de commodities agrícolas, con la soja como producto estrella duplicando su valor desde inicios del año pasado y acompañado por el complejo de granos, como maíz y trigo, está recibiendo una ayuda económica y financiera inesperada. Un fuerte viento de cola en materia de ingreso de divisas y recaudación fiscal, amén del impacto que eso genera en el consumo interno.
Dicho esto, tengamos en cuenta que los desequilibrios estructurales a los cuales se enfrenta la Argentina son gigantescos. El Banco Central enfrenta una situación harto complicada, si se mira la expansión de la base monetaria y el desmesurado aumento de los pasivos remunerados como Leliqs y pases. Además, en la última encuesta REM del BCRA se observó una suba en la inflación esperada y una desaceleración del PBI con respecto a la encuesta anterior: la suba de precios para todo 2021 se ubicaría en 47,3% interanual y promete quedar corta en base al último dato de inflación de abril. Luego de registrarse en 2020 una caída del Producto Interno Bruto real de 9,9%, se espera un crecimiento para 2021 de 6,4%, un rebote que no alcanzaría a recuperar la mitad de lo perdido en 2020.
En pleno avance de la cosecha de soja y maíz de este año, se espera que las exportaciones del campo crecerán un 26% respecto de 2020: serán US$10.000 millones más respecto de los US$38.000 millones del año pasado. Representan un 69% del total de las exportaciones totales (que la Bolsa de Comercio de Rosario estima en US$64.925 millones, o 18% más que en 2020.
El complejo sojero es el que más aporta. Se proyecta que este año serán US$21.865 millones, un incremento de US$7.359 millones. La harina de soja con US$11.890 millones constituye la principal exportación del país.
El segundo puesto exportador lo ocupa el maíz, que en los dos últimos años superó en volumen de cosecha a la soja (este año serán 50 millones de toneladas versus 45 de la oleaginosa), pero que no suma tantas divisas como la soja (US$265 la tonelada vs. US$600 -y más- en Chicago).
La carne vacuna ocupa el tercer lugar en el ranking del comercio exterior agroindustrial, y se mantiene en niveles similares que el año pasado. Aquí se acaba de incorporar un signo de interrogación atento a las recientes restricciones a las exportaciones impuestas por el Gobierno Nacional.
Retenciones
Si se mantienen los rendimientos proyectados y los precios actuales, se recaudarían US$2.600 millones más en materia de impuestos a las exportaciones; llegarían a US$8.600 millones, el mayor monto desde la campaña 2011/12, cuando la soja llegó al récord histórico en su valor internacional: US$650 por tonelada.
La dirigencia política tiene una gran oportunidad: los precios de intercambio comercial son muy favorables y estos son los momentos que permiten crecer y desarrollarse a un pais con las limitaciones estructurales de Argentina. Como exportador de aquellas materias primas cuyos precios están en niveles récord, el país puede generar un volumen muy importante de divisas que tanto necesitamos, evitando así tener que preocuparnos por obtener los dólares para el repago de la deuda en dólares soberana a acreedores privados, el FMI y al Club de Paris hacia adelante, subsoberana (provincias) y corporativa.
Para aprovechar esta oportunidad dorada es clave la relación con el campo, entender que no es el enemigo o contribuyente privilegiado al cual hacerle recaer una carga impositiva de manera diferencial. Retenciones, suspensión de exportaciones y críticas continuas al campo es una amenaza que podría hacer que el país desaproveche el momento. No muchas veces se presentan este tipo de oportunidades. Ojalá esta vez sepamos aprovecharla.
Fuente Clarin