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El Ministerio de Economía buscará colocar hoy al menos $19.000 millones en la primera licitación de deuda de junio, un mes en el que el Tesoro deberá renovar vencimientos por $241.000 millones.
La subasta será el primer test para el esquema diseñado por el Banco Central -con el visto bueno de Economía- para que los bancos puedan colocar encajes compuestos por Leliq en títulos públicos y, de ese modo, descomprimir el panorama financiero.
Después de lograr en mayo un financiamiento neto de casi $50.000 millones, la Secretaría de Finanzas se propone ahora repetir e incluso mejorar la performance del mes pasado, de cara al vencimiento de $1,7 billones en lo que resta del año.
En ese marco, se reabrirán este miércoles dos Letras a Descuento (LEDES), una con vencimiento en septiembre y 2021 y otra en noviembre de este año; una Letra a Tasa variable (LEPASE) hasta septiembre de 2021; y dos Letras ajustadas por CER (LECER), una hasta marzo de 2022 y otra hasta mayo de ese año.
Como en la ronda anterior, los títulos se ofrecerán sin tasas máximas fijadas de antemano, sino que se definirán durante la licitación. Y se espera que el Tesoro trata de ampliar al máximo su capacidad de fondeo. “Se busca cubrir lo más posible“, señalaron desde Economía.
Este mes habrá otra licitación el 18 de junio y una última el 30 de junio para cubrir vencimientos por $ 76.000 millones y $ 145.000 millones. Y, luego, entre julio y septiembre vencerán $1,2 billones.
En lo que va del año, Guzmán cubrió los vencimientos y se hizo de un saldo extra de $200.000 millones, un 28% de los $700.000 millones que necesita para alcanzar la meta de financiamiento de un 40% del déficit en el mercado local (el otro 60% sería con emisión monetaria).
“Para cumplir con el 40% del financiamiento via deuda, en función de nuestra proyección de déficit, estimamos que requeriría de un financiamiento neto levemente por encima de los $500.000 millones”, dijo Juan Pablo Di Iorio, economista de ACM.
La migración de encajes hacia las LECER podría sumar un saldo adicional de hasta $150.000 millones, un financiamiento que si bien no es visto como significativo, ayudaría a pasar el “invierno”. Pero los bancos privados muestran poco interés en los bonos del Tesoro.
“Van a participar poco y nada, cuando son voluntarios es para disfrazar que usan depósitos de bancos públicos para financiar al Tesoro y el déficit“, adelantaron desde una entidad en donde están atentos a los movimientos del sector público.
En el sector ven que los plazos de renovación “se están acortando y se acercan las elecciones”. La medida abriría así una puerta en caso de “emergencia” a los bancos estatales y le daría aire al Central, que en mayo tuvo que salir a financiar al Tesoro con un giro de $50.000 millones.
Fuente Clarin
