Sebastián Barrientos tiene 24 años y es de nacionalidad chilena. Hace 4 que es enfermero en el hospital de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Tiene una hija de 3 años con la que el domingo iba a celebrar el Día del Padre. Pero no llegó a recibir ese abrazo.
Eran las 6 cuando después de haber trabajado en la primera línea de batalla contra el Covid, en terapia intensiva (además había atendido a un chico herido en un accidente), fue detenido por un control policial. Y vivió su peor día.
“Me paró un oficial de apellido López y comenzó a pedirme papeles y más papeles. Yo no tengo permiso de circulación porque no llegué a renovarlo todavía. Pero sí tengo mi carnet de enfermero. Le expliqué de dónde venía, qué hacía y hacia dónde iba. Pero no quiso entender. Después llegaron otros compañeros y comenzaron a agredirme”, relató a Clarín.
“Yo me defendí, no lo niego, pero poco pude hacer. Después me llevaron a la comisaría y allí comenzó mi peor pesadilla”, agregó.
Enfermeros en la comisaría durante la protesta por la agresión a Barrientos. Foto Nuevo Día
Barrientos le contó a este diario que en la comisaría 6° de Río Gallegos, cinco policías comenzaron a pegarle con más rudeza y hasta con odio. Y que cuando vieron que era chileno le empezaron a decir “traidor” y lo agredieron aún más. “Yo estaba en el piso, me cubría como podía. Pero nada fue suficiente, me provocaron una fractura dorsal”, dijo.
La policía de Santa Cruz emitió un comunicado defendiéndose de la acusación. Según la institución, “Sebastián Barrientos se autoinfligió las heridas”.
“¿En qué cabeza cabe que pude provocarme yo solo una fractura, más la otra cantidad de golpes que recibí?”, se preguntó el enfermero. “Yo quiero que esto se aclare. Que quienes me agredieron den la cara. No puede ser que me hayan querido secuestrar el auto cuando les imploré que me lo dejaran. Tal vez lo que más les irritó fue que cuando quisieron llevárselo, me subí y me aferré al volante”, afirmó.
“Mi coche es modelo ’99 y ya no paga patente. Y esa fue una de las ‘infracciones’ que dijeron que cometí. La verdad viví un infierno que nunca me imaginé. Estoy ayudando a la gente que tiene Covid y estos señores me pagan de esta manera. Estoy muy angustiado”.
Después de la golpiza denunciada por el enfermero, Barrientos fue trasladado al hospital donde quedó internado. El lunes recibió el alta y aún tiene que completar tratamientos para recuperarse totalmente. Aún no volvió a su trabajo.
“Mi fractura llevará tiempo aunque pienso volver cuanto antes”, le dijo a Clarín. Por el episodio, la Legislatura provincial elaboró un pedido de informes. Pero el Frente de Todos votó en contra y pasó a comisión. Además, hubo una nota a la gobernadora Alicia Kirchner y el ministerio de Seguridad prometió “investigar el tema”.
En tanto, compañeros de trabajo de Barrientos y otros enfermeros de Río Gallegos hicieron una manifestación frente a la comisaría sexta. Pero por ahora todo quedó en la nada.
Barrientos tiene un sueldo básico de 35 mil pesos, logrado después de una larga lucha de los enfermeros de la provincia. “Todavía siento dolor pero más en el alma que en el cuerpo”.
Chubut. Corresponsal.
MG
Fuente Clarin