Casi al unísono, Cecilia Todesca Bocco y Sergio Massa agregaron condimentos a la receta económica oficial encaminada a tratar de ganar en las elecciones legislativas de fin de año.
La economía al servicio de la política cobró fuerza en las últimas horas cuando la vicejefa de Gabinete ratificó que la intención del Gobierno es que los salarios le ganen a la inflación este año, aun cuando el aumento del costo de vida apunta a superar el 45%.
La mayoría de las paritarias, cerradas y por venir, enfilarían hacia un nuevo parámetro de aumento, con el 45% de la de Camioneros de Hugo Moyano como suba testigo. Y el titular de la Cámara de Diputados asumió el compromiso de que el piso de $150.000 para el pago del Impuesto a las Ganancias —desactualizado por la inflación desde el anuncio— se volverá a ajustar en septiembre. Quién da más.
El plan oficial con la mirada puesta en impulsar el consumo interno y las chances del Gobierno en las elecciones, se impone a base de una mayor promesa de fondos para los planes sociales y apoyado en gran medida en el cepo cambiario y la estabilidad del dólar oficial.
Pero esa base de sustentación ingresa en una nueva etapa en la segunda parte del año, tanto porque habrá menos liquidación de divisas por exportaciones de granos y carne, como por la descalificación financiera que soporta la Argentina por parte del MSCI, un ponderador de inversiones de los Estados Unidos que mandó al país al lote de naciones que no califican para recibir inversiones desde el exterior.
Esa baja de la calificación llevaría a los fondos de inversión del exterior a desarmar posiciones por US$610 millones, según los cálculos del J.P.Morgan, que afectan básicamente a tres compañías importantes.
Gustavo Neffa, experto en inversiones, tuiteó que los flujos de fondos que salen serían unos US$300 millones y que Globant es la firma más afectada, a la que le siguenYPF y Adecoagro, que participan con el 10% cada una.
Con la Argentina descalificada financieramente, la respuesta de los mercados fue una fuerte baja de las acciones de compañías argentinas, aquí y en el exterior, y la previsible caída de los bonos públicos con suba del riesgo país.
Nada para festejar en materia financiera para una Argentina que este año contó con la “bendita soja” y está a la espera de US$4.400 millones que llegarían en agosto por la capitalización del Fondo Monetario Internacional orientada a solventar gastos por la pandemia de coronavirus.
Según un informe reciente de EcoGo, “los US$12.000 millones que vinieron ‘del cielo’ generados por los Derechos Especiales de Giro (la plata del FMI) y el salto en el precio de la soja se irían casi en su totalidad a financiar la elección“.
Esos US$12.000 millones, que según Marina Dal Poggetto llevaron las reservas netas del Banco Central a US$6.800 millones y que según Quantum, de Daniel Marx, llevarían las “reservas netas líquidas” a US$3.189 millones a fin de junio, encuentran un punto de inflexión.
A partir de fin de junio comenzarán a menguar las liquidaciones del sector agropecuario.
El Banco Central comprará menos dólares y, aún después del pago y reprogramación a marzo de la deuda con el Club de París, hay vencimientos por US$6.300 millones hasta fin de año. ¿Pagará el Gobierno?
El Gobierno exalta la vigencia del cepo cambiario y el mundo de los negocios se pregunta si la calma del dólar se mantendrá hasta las elecciones.
Por amplia mayoría, al hablar en público, los consultores aseguran que el Banco Central tiene reservas suficientes para garantizar la estabilidad del dólar oficial aun cuando están seguros de que deberá gastar más divisas, en el mercado contado y el futuro, para evitar una ampliación potente de la brecha cambiaria.
La brecha cambiaria entre el dólar mayorista y el “contado con liquidación” (dólar libre blanco) está en 75% y es la variable a tener en cuenta en las próximas semanas.
La Argentina tiene experiencia en transitar períodos largos con brecha de un 50% o menos, pero cuando se acerca a 90/100% suelen prenderse luces amarillas en los tableros de control de las empresas, y rojas en los despachos oficiales.
El plan oficial denominado “Lo vamos viendo” por Martín Redrado o “Berretolandia” por Carlos Melconian o “Procrastinador” por Marina Dal Poggetto, está en plena ejecución hasta que aparezca algún niño que diga que el rey está desnudo.
LGP
Fuente Clarin