La situación crítica de Garbarino se profundiza cada vez más. Los 4.000 empleados no están cobrando sus salarios y la empresa cerró decenas de locales en todo el país. Garbarino trae una situación de arrastre por lo que significó la caída de ventas en los locales al público en medio de la pandemia y el auge del comercio electrónico.
Además, durante los últimos dos meses se cortó la cadena de pagos. Es que Garbarino no pagó 944 cheques de diferentes proveedores, por $1.652 millones, con los que arrastra una deuda impaga total de $3.739 millones.
El empresario y dirigente deportivo Carlos Rosales compró la cadena de electrodomésticos en junio del año pasado a la familia Garbarino, que además incluye Compumundo, Garbarino Viajes y la ensambladora de celulares en Tierra del Fuego -que está tomada por los trabajadores fueguinos-.
Al principio de la gestión de Rosales mejoró la situación, ya que canceló $324 millones durante los meses siguientes, bajando la deuda acumulada pendiente de pago a $1.916 millones en marzo pasado.
Sin embargo, en abril se complicó nuevamente la cadena de pagos, como efecto de la crisis económica y las restricciones por la pandemia de coronavirus. Ese mes tuvo 438 cheques rechazados, por $671 millones. Pero como pagó $486 millones, aumentó nuevamente la deuda con proveedores en $185 millones.
En mayo y junio se profundizó la crisis en Garbarino, ya que tuvieron 944 cheques rechazados, por $1.652 millones, de los cuales solo pagaron 17 cheques, por $15,2 millones.
Esto provocó un incremento en la deuda pendiente de pago total con proveedores, hasta los $3.739 millones que adeuda en la actualidad, según datos de la Central de Deudores del Banco Central.
De manera que los $2.240 millones que tenía Garbarino en deuda acumulada con proveedores por cheques rechazados a mediados del año 2020, se incrementó en un año hasta los $3.739 millones que debe en la actualidad.
Además, fuentes gremiales aseguraron a Clarín que los 4.000 empleados todavía no cobraron el sueldo de mayo y muchos tampoco la última quincena de abril; y los que arreglaron su desvinculación, que serían poco más de 500 empleados, no cobraron nada o sólo les pagaron la primera cuota de su acuerdo de retiro voluntario.
Desde la empresa dijeron que “es correcto que hay demora en el pago de sueldos”. Pero es falso que no hayan cobrado los últimos dos meses. “El cobro es dispar. Lamentablemente, hubo unas caídas en ventas del 60% en abril y del 75% en mayo, que complicaron el flujo de caja. Producto de la crisis y restricciones de presencialidad y circulación de la pandemia, la situación de remontada que venía llevándose a cabo desde junio de 2020 en Garbarino, se frenó”, añadieron fuentes oficiales de Garbarino.
Por eso, el dueño de Garbarino, Carlos Rosales, está analizando “ofertas” para reducir su participación a una tenencia minoritaria o directamente vender toda la compañía. La principal negociación encarada por Rosales es con el propietario de Supercanal Arlink, Facundo Prado, con quien están negociando la viabilidad de la venta.
Habrá que ver si avanza la gestión de Prado o de algún otro interesado, para incorporarse como accionista mayoritario o comprar la totalidad de Garbarino, lo cual podría darle un respiro a la delicada situación en la cual se encuentra este grupo empresario.
Fuente Clarin