Las indagatorias resultaron en acusaciones cruzadas entre el equipo de salud del “Diez”. Cómo sigue la causa.
30/06/2021 6:01
Actualizado al 30/06/2021 8:24
La ronda de indagatorias en la causa Diego Armando Maradona (60) derivó en acusaciones cruzadas entre el equipo de salud que lo asistió antes de su muerte, el 25 de noviembre pasado en el barrio privado San Andrés de Tigre.
El último en declarar fue el neurocirujano Leopoldo Luque, este lunes. Antes lo hicieron la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos “Charly” Díaz, la médica Nancy Forlini, el jefe de enfermeros Mariano Perroni y los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid.
Los siete están acusados por “homicidio simple con dolo eventual”, delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de prisión.
Hubo dos ejes que atravesaron las declaraciones: todos negaron su responsabilidad en el fallecimiento del “Diez” y todos buscaron culpar a otro. Clarín accedió y resaltó lo más destacado de lo que dijeron los siete ante los fiscales de San Isidro Patricio Ferrari, Cosme Iribarren y Laura Capra.
Qué dijo cada uno de los siete imputados
Es uno de los principales apuntados por los fiscales como responsable de la muerte del Diez. “Lamento profundamente el deceso de DAM. Era mi paciente y mi amigo”, declaró ante la Justicia el médico personal de Maradona.
Luque habló de “afirmaciones falaces de los hechos” por parte de los fiscales y pidió la realización de una nueva junta médica.
En la indagatoria reconoció que junto a la psiquiatra Cosachov sugirió la internación domiciliaria de Maradona pero negó haber estado “a cargo” de ella.
El neurocirujano apuntó contra la empresa de medicina prepaga Swiss Medical y la médica coordinadora Nancy Forlini, otra de las imputadas. “No caben dudas que el control médico clínico estaba a cargo de la empresa que llevó a cabo la internación domiciliaria y de la coordinadora y directora médica”.
“La muerte ocurrió en forma inesperada, imprevista, en las horas de sueño, sin brindar ninguna posibilidad de tratamiento”, dijo Luque en un escrito espontáneo que presentó en diciembre y ratificó en la indagatoria. “El hallazgo de Diego en una situación que aparentaba un sueño normal es un indicio indubitable de una muerte repentina”, agregó.
“Es paradójica la frase que utiliza la fiscalía en su imputación ‘librando su destino a su suerte’ ya que dejar a una persona adicta librada a su suerte significa permitir que siga destruyéndose sin límites”.
La declaración de la psiquiatra de Maradona está en línea con la de Luque. También presentó un escrito en el que comenzó lamentando la muerte del astro y envió sus condolencias a la familia. En el texto se refirió a la labor de los peritos oficiales: “he encontrado varios errores, contradicciones y excesos en la labor pericial”.
Cosachov negó “la acusación en todos sus términos” y dijo no compartir “la manera en que se ha formulado la reconstrucción de los hechos”. Más de una vez habló de “violación de garantías constitucionales” en torno a las pruebas.
“Fui convocada y asistí al paciente solamente en su aspecto psiquiátrico, ello en función de mi especialidad médica, los controles y el seguimiento clínico del paciente quedó a cargo de su prepaga a través de empresas tercerizadas”, afirmó la psiquiatra y de esa manera también apuntó contra Forlini y Swiss Medical.
“No tuve acceso a la información de los enfermeros, no tuve acceso a la información de los médicos, la doctora Forlini impidió que los enfermeros tomaran contacto conmigo”, manifestó. A lo largo de su relato, Cosachov remarcó varias veces que solicitó que Maradona sea evaluado por un médico clínico y un neurólogo.
Hizo un resumen de su formación y trayectoria en el tratamiento de las adicciones. Conoció a Maradona 4 días antes de su cumpleaños 60 y dijo que llegó a él recomendado por uno de sus pacientes, que conocía a Matías Morla. Habló del estado de salud y anímico general de Diego. “Me llamaba la atención el poco alcohol que consumía”, dijo al hablar sobre el cuadro depresivo que presentaba.
Díaz también fue crítico con la junta médica, que señaló que Maradona debería haber sido internado en una clínica de drogas. “Entre otras cosas planteó que él tenía una
adicción de larga data a la marihuana, algo que indudablemente leyeron en chat o
en la televisión, porque no consta en ninguna historia clínica”, afirmó.
En cuanto a las pocas visitas del equipo de salud que recibía Maradona en la casa de Tigre antes de morir, dijo que habían acordado con la familia “darle un poco de espacio” después de un episodio en el que había presentado “deseo de consumo” de alcohol.
Por otra parte, el psicólogo aseguró que Maradona “pudo finalizar su vida libre de todo tóxico y comprendiendo que otra manera de vivir era posible”.
La enfermera dio detalles precisos sobre las últimas horas de Diego Maradona. “El 25 de noviembre sabía que iba a venir Cosachov. Eran las 10 de la mañana por lo que había que darle la medicación. Le mandé un mensaje a Agustina (Cosachov) para ver a qué hora llegaba porque la orden era no despertarlo y demás, para que se ingresara solamente una vez a la habitación”, declaró.
Además de a la psiquiatra, su declaración complicó a Perroni y Forlini. “Me habían dicho que nosotros los enfermeros estábamos para dar la medicación en tiempo y forma para que el paciente no se automedique, que no era necesario que se controle”, afirmó en relación a Perroni.
Además, declaró que el jefe de enfermeros y Forlini le pidieron, después de la muerte de Diego, que escribiera un informe que dijera que esa mañana había intentado controlar a Maradona, pero que se había negado.
“Forlini quería que ponga horarios y demás así que me hicieron transcribirla y la transcribí. Ella decía que tenía que ser una planilla bien completa”, dijo.
Sobre la casa de Tigre, señaló: “Si vos sos un paciente cardíaco, sabés que sos una bomba de tiempo, pero no había ningún acondicionamiento para la patología del paciente. Lo único que había era control de signos vitales. Un termómetro y un saturómetro”.
Dijo que fue la última persona que vio con vida a Diego Maradona, a las 6.30 del 25 de noviembre, aunque admitió que no entró a la habitación, sino que lo vio desde lejos al abrir la puerta corrediza donde dormía.
Con su declaración complicó a su jefe, Perroni, a Forlini y a la psiquiatra Cosachov. Habló de un “conflicto profesional” entre Cosachov y Forlini, que derivó en un grupo de Whatsapp paralelo para que los enfermeros reportaran las novedades.
Sobre la salud de Maradona, dijo que desde el principio lo notó “taquicárdico” con un ritmo “superior a 100” y que no solo lo asentó en las planillas, sino que se lo comunicó a Forlini y Cosachov pero no obtuvo respuestas ni directivas al respecto.
Almirón también dijo que varias veces le reclamó la epicrisis y la historia clínica al coordinador de enfermeros Perroni pero que nunca se la enviaron.
Por otra parte, el enfermero dijo que el último control de signos vitales que le hizo a Maradona fue entre las 21 y las 22 del 24 de noviembre, por lo que se deduce que estuvo 14 horas sin controles.
Almirón también reveló que él entregó sin la firma del paciente y cuando Diego ya había fallecido, una serie de planillas que luego aparecieron firmadas aparentemente por Maradona, por lo que los fiscales investigarán la presunta falsificación de la firma del “Diez”.
Trabajaba para la empresa Medidom y tenía a su cargo a los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid. Fue uno de los que complicó a Cosachov y a Forlini. Dijo que de esas dos profesionales partían las indicaciones médicas y que nunca advirtieron los problemas cardíacos de Diego.
“El control es algo que la enfermería realiza, pero si el paciente no se deja, y la médica dice que no se invada al paciente, se cumple la orden del médico. A mí la única indicación de ese tipo me las dio Cosachov, y después Forlini, que mantenía la indicación de no molestar ni invadir”, declaró.
Perroni reconoció que la casa de Tigre “no era la adecuada” para una internación domiciliaria. “Yo nunca recibí ninguna información de un cuadro que requiera aparatología. No había información de una patología cardíaca o renal, era un alcohólico en rehabilitación. Nada más. Únicamente había que cambiar el táper de las pastillas del lugar porque él revisaba la casa buscando las pastillas”, dijo.
“Recién supe después de la muerte que Maradona sufría de una cardiopatía”, señaló. Consultado sobre la taquicardia que presentaba el “Diez”, dijo: “Lo veía en el grupo de WhatsApp, donde estaban los médicos que eran quienes debían tomar acciones. Yo veía que Forlini recibía la notificación de los valores cardíacos y que respondía con un ‘ok’ o ‘gracias’”.
La médica de la prepaga Swiss Medical que coordinaba la atención de Maradona en el barrio San Andrés de Tigre apuntó contra los “médicos personales” de Maradona, Luque y Cosachov. Dijo que ellos tomaban “todas las decisiones” y que “nunca” le pidieron una “internación domiciliaria”.
Forlini presentó su declaración por escrito y fue la única que se negó a responder las preguntas de los fiscales de San Isidro.
Su participación en el caso comienza el 11 de noviembre, el día que el ex DT de Gimnasia se va de la Clínica Olivos. “Yo recibo el día de la externación la solicitud de cuidados domiciliarios y el diagnóstico era: posoperatorio por hematoma subdural. Nunca recibí un pedido de internación domiciliaria”, dijo.
La médica aclaró que tenía un rol “administrativo” en la organización de las prestaciones a domicilio. “Claramente nos indicaron que serían sus médicos personales quienes tomarían todas las decisiones”, dijo sobre el tratamiento que recibía Maradona.
“En este caso quedó clarísimo que la solicitud era solamente prestacional. (…) Me solicitaron organizar un servicio de enfermería y acompañantes terapéuticos con cobertura 24 horas”, agregó.
Una fuente de la investigación comparó la ronda de indagatorias con el “cuento del gran bonete”, en el que todos buscaron decir “no fui yo, fue el otro”. El problema es que de acuerdo a la imputación “todos fueron solidaria y conjuntamente responsables” de la muerte de Maradona. Por lo que las acusaciones cruzadas no harían más que reforzar esa hipótesis.
Uno de los elementos cruciales en torno a los últimos días del “Diez” es la internación domiciliaria en la casa de Tigre. Ese punto complica más a Luque y Cosachov, los dos que firmaron la externación de la Clínica Olivos el 11 de noviembre, a Forlini, que debía coordinarla para Swiss Medical, y al psicólogo Díaz por omitir la recomendación que el astro siguiera su internación en un centro de rehabilitación de adicciones.
Otra pieza clave que sobrevoló las declaraciones y será analizada por los fiscales es la planilla del enfermero Almirón que tenía la firma de Maradona y se sospecha fue falsificada. Harán una pericia caligráfica para saber quién fue el que la estampó. Hay tres posibilidades: que sea la firma original del “Diez” o que la hayan falsificado Almirón o Perroni.
La causa continuará con la evacuación de citas sobre las versiones que dieron los imputados y nuevos elementos que aportaron a la reconstrucción de los hechos.
“Los fiscales analizan a esta altura la producción de nueva prueba de cargo y de descargo”, dijo a Clarín un vocero de la investigación.
En las próximas semanas podrían ser citados más integrantes del equipo de profesionales que asistió a Maradona durante su estadía en Tigre, pero que “no estuvieron en el período agónico de las 12 horas previas a la muerte”.
Después de la publicación del informe oficial de la junta médica que determinó que la salud de Maradona fue “abandonada a la suerte”, las defensas de Luque y Cosachov pidieron la realización de una nueva junta. Los dos acusados insistieron en el planteo durante sus declaraciones.
Todo indicaría que la fiscalía no accedería a ese pedido, aunque será el juez de juez de Garantías N° 2 de San Isidro, Orlando Díaz, el que deba resolver sobre la cuestión. De la junta médica que analizó las causas de la muerte del ex DT de Gimnasia participaron 22 especialistas en distintas áreas de la salud.
A siete meses del fallecimiento de la máxima leyenda del fútbol mundial, arranca una nueva etapa en la causa. El equipo de fiscales tiene un plazo de diez meses para hacer el pedido de elevación a juicio. La expectativa de los investigadores es que sea en 2022.