Por Federico Mayol
Como en las últimas dos elecciones, la de medio término del 2017 y la presidencial del 2019, Cristina Kirchner quiere volver a gravitar más que nadie en la provincia de Buenos Aires, el epicentro del voto K.
Lo dejó en claro en el acto del jueves de Lomas de Zamora al volver a revalidar la alianza explícita que mantiene con Axel Kicillof, que ya avisó que, como la ex Presidenta, le pondrá el cuerpo a la campaña bonaerense.
Cristina Kirchner está empeñada en centralizar buena parte de la estrategia electoral de la provincia de Buenos Aires con las apariciones esporádicas como la del jueves en Lomas o la de mediados del mes pasado en la inauguración del edificio del hospital de niños de La Plata, también en compañía de Kicillof.
En ninguno de los dos eventos estuvo Alberto Fernández, cuyo vínculo con la vicepresidenta no se caracteriza en estos tiempos por la confianza mutua. La primera aparición del año de la ex Presidenta en territorio bonaerense había sido el 24 de marzo, en el aniversario del golpe de Estado. El Presidente también estuvo ausente.
Solo se mostraron juntos a principios de mayo, en Ensenada, con el resto de los socios de la coalición de gobierno en pleno, 24 horas después del fallo de la Corte Suprema que avaló la postura de Horacio Rodríguez Larreta sobre la presencialidad escolar. La relación entre los integrantes de la cúpula del Frente de Todos atravesaba entonces momentos de extrema tensión. Durante el acto, Cristina Kirchner no habló.
Más allá de la necesidad del oficialismo de archivar los cortocircuitos internos para concentrarse en la campaña y alcanzar un triunfo en la Provincia que asoma crucial para el proyecto del Frente de Todos, la presentación del jueves en Lomas volvió a sacudir los cimientos de la alianza en el Gran Buenos Aires.
Martín Insaurralde, el anfitrión, es resistido por un buen número de intendentes del conurbano, en especial de la primera sección. Su fanatismo por La Cámpora, que contribuyó a la avanzada temprana de Máximo Kirchner sobre el PJ bonaerense a fines del año pasado, cayó pésimo en esos jefes comunales. La ausencia de ese grupo en “la mesa de los lunes” de La Plata, que reúne a los principales gerentes de la coalición de la Provincia, tampoco colaboró a calmar los ánimos.
Algunos, incluso, van más allá. “Si Martín es el candidato, vamos a una interna“, lanzó este domingo a Clarín uno de esos intendentes tras el evento del jueves, después de que se instalara en los medios la posibilidad de que Insaurralde encabece la boleta de diputados nacionales en las primarias de septiembre.
Es que, frente al atractivo de la interna opositora que incluye por ahora a Facundo Manes y a Diego Santilli, y con Rodríguez Larreta como protagonista excluyente, el oficialismo aún no define a su candidato, más allá del rol de la ex presidenta y de Kicillof en la campaña.
Desde el Gobierno confían en ese sentido en la vacunación, que hace semanas que avanza a pasos gigantes. Según confían fuentes oficiales, en algunos distritos del Gran Buenos Aires, tanto el gobernador como el jefe de Estado habrían recuperado algún nivel de popularidad por la campaña de inmunización.
La incógnita pasa por la economía, en especial por los aumentos de precios, una variable a la que el equipo económico todavía no le encuentra la vuelta. Por esa razón, en sus bajadas al conurbano, Cristina Kirchner hace un repaso de su gestión, ensaya críticas a la oposición y promete un futuro más auspicioso.
Le cuesta encontrar un hito de la gestión en el que anclar su discurso. Ahora apeló al trapero L-Gante, con dudosa efectividad en el relato.
A Insaurralde, que se sumó ahora al pelotón de postulantes -algunos le auguran, sin embargo, un futuro en el gabinete en el recambio que piensa Fernández en paralelo a las elecciones-, le siguen dirigentes como Gabriel Katopodis, Daniel Arroyo o Victoria Tolosa Paz, promocionada hasta el hartazgo en los últimos tiempos.
Mucho más tibiamente, todavía suena en algunos despachos el nombre de Santiago Cafiero, una postulación que se anuncia desde algunas usinas del kirchnerismo. El Presidente ya avisó que, al menos por ahora, no tiene previsto desprenderse de su jefe de Gabinete, un dirigente de su confianza.
Lo cierto es que a Cristina Kirchner tampoco la desvela ocupar la Jefatura de Gabinete con una persona de su riñón. No lo necesita para exhibir su liderazgo.
Fuente Clarin