Con el proyecto de ley para administrar la pandemia trabado en el Congreso, el presidente Alberto Fernández se dispone a firmar un nuevo DNU para prorrogar por cuatro semanas las medidas sanitarias. El decreto no exhibirá cambios respecto al número 287, que el jefe de Estado rubricó el 11 del mes pasado y prorrogó dos semanas después.
Durante su viaje a Tucumán para conmemorar un nuevo aniversario de la Independencia, el mandatario terminará de definir con el jefe de Gabinete Santiago Cafiero si mantendrá sin cambios el cupo de 600 ingresantes por día al país. Según aseguraron fuentes oficiales a Clarín, después de idas y vueltas, ya habría una decisión tomada: el cupo se aumentaría de manera proporcional semana a semana, según el avance de la pandemia. La medida, aunque podría no ser inmediata, en cualquier caso quedará flexibilizada de hecho con la autorización de vuelos comerciales “de excepción”.
“Vamos a un esquema progresivo e iremos aumentándolo proporcionalmente, siempre con criterios sanitarios, que es lo que manda”, sostuvo en la misma línea pero sin dar precisiones la directora de Migraciones, Florencia Carignano, en declaraciones a la AM 990.
El DNU 287 ordenaba el funcionamiento de las actividades económicas y sociales según la clasificación de la situación epidemiológica de cada departamento del país. Aquellos distritos en zonas de alerta epidemiológica del país no podrán abrir bares y restaurantes más allá de las 19. En las de alto riesgo, como el AMBA, en cambio podrán abrir hasta las 23. La vida seguirá como hasta ahora en casi todo el país.
Durante buena parte de la semana, ministros del Ejecutivo discutieron si era conveniente aumentar o mantener el cupo de 600 pasajeros por día para agilizar el regreso de los más de 14 mil varados. El ministerio del Interior expuso una posición más intransigente frente a las posiciones de otras Carteras que reclamaban elevar el piso de pasajeros sin retrotraerlo al de 2 mil, anterior al 25 de junio.
Cerca del Presidente insistieron en que la definición del criterio que rige a partir de una decisión administrativa del jefe de Gabinete será eminentemente sanitario, El objetivo es retrasar lo más posible la llegada de la variante Delta -de la que ya se registraron 8 casos- mientras se completa el esquema de vacunación y se acelera la aplicación de segundas dosis. “No vamos a dejar que 14 o 40 mil argentinos (varados) pongan en peligro a 44 millones”, señaló un funcionario con acceso al despacho presidencial.
Los vuelos comerciales autorizados de manera excepcional se habilitarán por “reciprocidad diplomática” o por “pedidos particulares de aerolíneas” para no dejar de operar.
En Interior -donde reclaman que, para que el Gobierno flexibilice el cupo, los gobernadores deberían controlar más exhaustivamente las cuarentenas de quienes regresen- sostienen -con relevamientos propios y controles- que desde que se instaló el tema -y comenzaron los controles de Migraciones- el cumplimiento efectivo de la cuarenta pasó del 60 al 81 por ciento en apenas un mes.
En la Cartera que conduce Wado de Pedro argumentaron que en todas las discusiones del Gobierno y eventuales contramarchas se discute poder. Por eso, elevar el cupo de pasajeros de un día para el otro se convirtió en una victoria o claudicación del Gobierno. La solución sería intermedia.
El Presidente se reunió en la tarde del jueves con Cecilia Nicolini y la ministra de Salud Carla Vizzotti para ultimar detalles de los contratos con los laboratorios estadounidenses Pfizer, Janssen y Moderna. A última hora, antes de retirarse de Casa Rosada, grabó una videoconferencia con el presidente boliviano Luis Arce, que se emitirá el 12 de julio para conmemorar el día de la confraternidad argentino-boliviana, por el natalicio de Juana Azurduy.
Fuente Clarin