“Sigo siendo Pablo Escobar”, los violentos diálogos entre “Rengo” Pacheco y su ex

Por Virginia Messi

-Se me habrá ido la ‘Patico’, pero sigo siendo Pablo Escobar.

-Fijate cómo terminó Pablo Escobar, idiota.

El diálogo fue rescatado por los investigadores antidrogas de la Policia Federal y corresponde a una violenta conversación entre Javier Alejandro “El Rengo” Pacheco (47) y su ex pareja, Ramona Luján Short (41).

Pacheco -señalado como uno de los hombres fuertes de la droga en la zona oeste del Conurbano- hace referencia a la serie de televisión “El Patrón del Mal“, basada en la vida del capo colombiano Pablo Escobar Gaviria, novela en la que su esposa lleva el apodo de “Patico“.

Tanto “El Rengo” como su ex están hoy detenidos a disposición del juez federal N° 2 de Morón, Jorge Rodríguez, que absorbió la investigación que la PFA estaba haciendo por orden de la Justicia Federal de San Martín. Ambos cayeron en una serie de allanamientos a cargo de la Division Antinarcóticos de Ezeiza concretados el pasado 29 de mayo.

A Pacheco se lo acusa de liderar una banda de narcotraficantes cuyo epicentro de poder es la Villa 9 de Julio, en San Martín. También se le imputa lavar al menos 400 millones de pesos obtenidos con la venta de cocaína y marihuana.

A Short se la señala como una estrecha colaboradora en el negocio, al menos durante el tiempo que estuvo con Pacheco. Cuando se separaron, todo fue odio y amenazas cruzadas.

“Te voy a mandar preso a vos, al Chino, a los gatos que estén (…). Después van a romper el baño de tu quinta, el baño del quincho donde guardás toda la falopa“, le dice Short en una de sus tantas peleas telefónicas. El diálogo, que habría ocurrido en noviembre de 2020, es violentísimo:

-Short: Dale, vos denunciame, porque yo te voy a denunciar por todo, te lo aviso….

-Pacheco: Ahí les voy a decir de las flores que tenés, de las plantas que tiene ahí, pedazo de puta.

-Short: No sé… andá y decí lo que quieras. Yo voy a contar de toda la falopa que tenés guardada por todos lados…

-Pacheco: Andá llamándola (a la Policía) que en diez minutos llego. Ahí hay un montón de drogas. Te arruino, gila.

-Short: Estás equivocado, acá no hay nada. Dale, después que vayan a romper el baño de tu quinta.

-Pacheco: Sí, que rompan todo, no tengo nada en ningún lado.

Siguiendo las pistas de estas conversaciones que llegaron a la Justicia de Morón desde el juzgado federal de Alicia Vence, en San Martín, recién luego de la primera tanda de allanamientos es que se comenzó a implementar una revisión con escáneres en las propiedades de “El Rengo” que ya habían sido allanadas.

Así se descubrieron escondites varios y hasta un bunker construido cinco metros bajo tierra cuya entrada estaba disimulada por una casita de juguete en una propiedad de Paso del Rey, en Moreno. 

Vida violenta

Luego de ser detenido, en mayo pasado, Javier Alejandro Pacheco fue llamado a prestar declaración indagatoria. Entonces negó ser narco y dijo que, en realidad, se dedicaba al negocio de la construcción. Algo de eso surge -en tono de broma- en una escucha tomada a fines de abril, poco antes de caer preso.

Pacheco habla por teléfono con uno de sus proveedores de droga y le va contando algo de la historia de su vida. Algunos fragmentos de esa charla son reveladores, como la razón por la que quedó rengo de joven, característica que le valió su apodo.

“Boludo, yo soy empresario. Tengo permiso para todo. Ahora voy a mis negocios, todos legales“, le dice Pacheco a su proveedor y, acto seguido, larga una carcajada. Entonces le cuenta sobre sus comienzos.

“El primer dinero que hice lo gasté en comprar una casa fuera del barrio y llevarme a toda mi familia. Tenía tres meses mi hijo cuando lo saqué. Yo estaba todo enyesado: había salido de estar preso y fuimos a robar un blindado… un desastre, ahí quedé rengo, de un balazo“, recuerda Pacheco.

El balazo en la pierna lo dejó en muletas y sin capacidad operativa. Así que cambió de rubro: “Me puse un puestito de pastillas, Rohypnol vendía. Agarré faso y seguí con lo otro (se supone que habla de cocaína). Ahora al chiquitaje ni bola le doy. No estoy para el chiquitaje“.

Fue en la época en la que entró de lleno al narcomenudeo como uno de los pistoleros a sueldo de uno de los capos más conocidos de San Martín, Gerardo Goncebat.

Hace 20 años cuando Miguel Ángel “Mameluco” Villalba se hizo el rey de la Villa 18 de Septiembre, la vecina Villa 9 de Julio tenía como hombre fuerte a Goncebat, quien murió en 2011. A él le respondía el clan de los Pacheco, liderado por “El Rengo“.

Goncebat había quedado parapléjico luego de un violento tiroteo ocurrido en el asentamiento el 3 de septiembre de 2009 entre dos bandos que bajaron al barrio para recuperar el “corredor de la merca”.

De un lado estaban él y su “culata” principal, que no era otro que Pacheco, y del otro lado, como enemigos a muerte, los hermanos Gómez, liderados por Carlos “El Negro” Gómez.

Las crónicas de la época hablaron de unos 300 disparos. El origen del conflicto: Pacheco había asesinado a un joven de 19 años que paraba cerca del santuario del Gauchito Gil y eso lo obligó a abandonar un tiempo el territorio.

Este repliegue fue aprovechado por los Gómez y el copamiento del 3 de septiembre de 2009 fue un intento de Goncebat y los Pacheco por recuperar sus puestos de venta en el lugar. Pero la irrupción no salió bien para su bando. Goncebat recibió un balazo y quedo parapléjico, dos de sus laderos fueron asesinados y uno de los hermanos menores del “Rengo“, detenido.

Pacheco logró mantenerse con vida y hacer crecer su negocio exponencialmente. Con el dinero también llegaron el poder y los contactos. Una escucha entre Ramona Luján Short y el marido de una amiga lo deja bien claro:

-Short: Mucha gente puede caer si cae Pacheco.

-Amigo: Sí, medio San Martín.

EMJ​

Fuente Clarin