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El miércoles a la madrugada, cuando Martín Guzmán descienda de su avión en medio de la bruma de Buenos Aires, deberá enfrentar las inclemencias de la economía local y evaluar nuevas medidas. En las últimas horas, el dólar blue llegó a $176 -su valor máximo en el año- y se conoció que el Banco Central emitió $ 80.000 millones para asistir al Tesoro, probablemente para pagar aguinaldos en un contexto de mayores necesidades financieras.
La situación cambiaria y el frente fiscal fueron dos de los puntos que el equipo de Guzmán analizó con el staff del FMI en el Arsenal de Venecia, el sitio alejado de las protestas donde se desarrolló la cumbre de ministros de Finanzas del G20. En su comunicado, el Fondo dio algunas pistas al informar que hubo “progresos” en identificar políticas para desarrollar el mercado de capitales, ampliar la recaudación y fortalecer el sector externo.
El Gobierno tendría luz verde además para crear o ampliar impuestos. El aporte de las grandes fortunas sumará $230.000 millones en el año. ¿Se extenderá a 2022? Por lo pronto, el Senado buscará sancionar esta semana la reforma a ley del Monotributo, que elimina las deudas retroactivas a enero e incrementa parámetros de facturación, junto con nuevas exenciones en Ganancias y Bienes Personales. El efecto de estas medidas podría llegar a ser neutro.
Sin la ayuda de la soja en los próximos meses, el frente cambiario también demandará ajustes. El Fondo preferiría reducir el cepo y quizás una revisión del tipo de cambio para contener la brecha, hoy en torno al 85%. “Lo que no se menciona es la trayectoria fiscal y monetaria, lo que quiere decir que están aún lejos de concretar un programa“, señaló Claudio Loser, exdirector para el Cono Sur ante el FMI.
El balance oficial fue que las reuniones técnicas arrojaron “avances y entendimientos” para apuntalar la recuperación con creación de trabajo y estabilidad “duradera”.
De las 12 reuniones bilaterales que encabezó el titular de Hacienda en Venecia, la charla con la número uno del Tesoro de EE.UU, Janet Yellen fue quizás la que más expectativas generó en Economía. Allí, aseguran que mantienen un contacto fluido con los funcionarios de ese departamento, desde donde se le pidió a la Argentina que presente un plan “sólido”. Fue la primera foto de Guzmán con la principal “accionista” del Fondo. También hubo intercambios con Alemania y Japón, los dos principales acreedores del Club de París.
Sin reuniones presenciales previstas a futuro ni anuncios, los “logros” se dieron en un plano más simbólico, según la comitiva argentina. Esto sería la incorporación en el comunicado de los ministros de Finanzas del G20 de un acuerdo para fijar un impuesto a las multinacionales, la solicitud al FMI para crear un fondo con DEG sobrantes de los países ricos destinado a los más vulnerables -que incluiría a la Argentina- y la revisión de los sobrecargos del organismo.
El Gobierno recibirá en agosto US$ 4.540 millones por la reasignación de derechos especiales de giro (DEG). La expectativa es que las promesas del comunicado se traduzcan en una ampliación de los giros y el ahorro de unos US$ 1.000 millones al año en caso de que el Fondo anule la sobretasa del 2% que aplica a los países muy endeudados. También esperan nuevas líneas de crédito para financiar la “inversión verde” y la “transformación productiva”.
El jefe de Hacienda deberá sortear las presiones del kirchnerismo, que en mayo reclamó destinar esos recursos a apalancar el consumo y la demanda. El objetivo es llegar a las elecciones con el salario recuperándose, el dólar estable para luego, más tarde, cerrar un programa financiero con el Fondo antes de marzo de 2022.
Fuente Clarin
