“Yo cuento con el aval del 1“, le dijo Sergio Cañete (35) a un cómplice mientras estaba en la cárcel de Piñero. Así remarcaba que tenía el apoyo de Claudio Mansilla (38), el prófugo de más alto perfil entre los ocho que escaparon en un tiroteo inédito. Este jueves, los investigadores confirmaron que “El “Morocho” no fue el autor del plan para huir.
Luego de la audiencia en la que imputaron a Alejandro Candia (35), el quinto recluso recapturado, el fiscal Matías Edery fue contundente a la hora de marcar un giro importante respecto de la primera hipótesis que había trascendido.
Citando la “prueba objetiva” de la investigación que conduce junto a su par Franco Carbone, concluyó que el ataque fue ideado por el ladrón de bancos al que atraparon apenas horas después.
El agujero que hicieron en el alambrado perimetral de la cárcel de Piñero para concretar la fuga. Foto: JUAN JOSE GARCIA
“No cabe duda de que la fuga la organizó Cañete y gente vinculada con él”, aseguró el representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
Dentro de los preparativos para la fuga del penal ubicado en el sur del Gran Rosario, consideró que “Mansilla se pliega y da le aval como jefe, como la persona más fuerte” en el pabellón 13 del módulo D.
Edery volvió sobre una cuestión que ya había planteado Carbone el día después de la fuga. Los delincuentes que entraron a los tiros a la cárcel de Piñero tenían un modus operandi similar al de una serie de asaltos bancarios que había esclarecido la Justicia provincial en 2018.
Esta vez, el ideólogo logró escapar de la Unidad Penitenciaria 11 pero lo atraparon la madrugada siguiente. Estaba escondido en el baúl de un Honda Civic junto a Joel Rojas, el segundo recapturado.
Claudio Javier “Morocho” Mansilla (38) se fugó de la cárcel de Piñero.
El plan
De acuerdo a la evidencia recogida hasta el momento, el grupo que preparó el ataque para la fuga estaba integrado al menos por seis personas.
Una de ellas tenía una “relación sentimental” con Cañete y sigue siendo buscada junto a otro sospechoso apodado “Guachín”.
Los cuatro restantes fueron a bordo de un Peugeot 3008 con cinco armas de fuego para enfrentarse a los vigiladores del penal en busca de liberar al jefe y a otros internos.
La cárcel de Piñero. Foto: JUAN JOSE GARCIA.
A partir del análisis de dos celulares secuestrados en ambos vehículos, el MPA constató que la banda y su jefe tuvieron contacto permanente incluso durante la ejecución del plan.
“Ya estamos adentro“, le avisó Franco Ezequiel Cantero en un mensaje de audio en el que se escuchaban los disparos de fondo.
El joven había atravesado un campo de 200 metros a los tiros junto a Rodrigo Leonel Gramajo, también imputado este jueves.
El tercer agresor era Walter Ezequiel Soraire (29), quien murió baleado tras abrir el cerco perimetral con una amoladora.
Walter Soraire (29) cortó el alambrado en la cárcel de Piñero para facilitar la fuga masiva. Lo mataron de un tiro los guardiacárceles.
Esas tres personas bajaron del Peugeot 3008 llevando al menos una ametralladora FMK-3, un revólver calibre 38 y dos pistolas de calibre 11.25 y 380.
“Tenemos acreditado el gran poder de fuego que utilizaron”, enfatizó el fiscal Carbone.
Para completar el golpe, los presos que estaban en el patio empezaron a arrojarles objetos contundentes a los guardiacárceles que estaban en las garitas. Al menos dos empuñaron las armas que les trajeron para luego emprender la huida.
La secuencia cinematográfica tuvo a Mansilla como protagonista no sólo por sus antecedentes como delincuente peligroso, sino porque era el delegado del pabellón donde ocurrió la fuga.
No obstante, Cañete asoma como quien orquestó el ataque. En la época en que asaltaba bancos empleaba pelucas, muñecos e incluso llegó a usar cómplices que se hacían pasar por personas con discapacidad.
El día del tiroteo y el escape en la cárcel, parte de esos recursos reaparecieron en escena. Si bien algunos de los delincuentes iban encapuchados o tenían pasamontañas, al menos uno llegó con una máscara de goma con la cara de un mono.
Los ocho fugados de la cárcel de Piñero: (arriba, de izq. a der.) Alejandro Andrés Candia, Ezequiel Rodolfo Romero, Daniel David Piscione y Claudio Javier Mansilla; (abajo) Alejandro Antonio Schmittlein, Joel Isaías Rojas, Martín Alejandro Cartelli y Sergio Martín Cañete.
No bien los evadidos lograron salir, once personas partieron en un mismo auto, el cual fue descartado cerca de la ruta provincial 14, donde el grupo se separó.
Cañete continuó la huida junto a Rojas en un Honda Civic conducido por Elisabeth Álvarez. Gramajo iba como acompañante mientras los dos prófugos estaban escondidos en el baúl.
Tras una persecución policial que comenzó en Soldini, unos pocos kilómetros al norte del penal, los cuatro fueron apresados en el barrio Cabín 9 Pérez, sobre el límite sudoeste de Rosario.
Actualmente Mansilla es uno de los tres fugitivos sobre los que pesa un pedido de captura internacional. La lista la completan Daniel Piscione (31) y Martín Cartelli (48).
A partir del anuncio de una posible recompensa a cambio de información para atrapar al “Morocho”, el 911 se convirtió en otra línea para profundizar la pesquisa. “Mucha gente llama, hay que verificar que esos datos sean ciertos”, advirtió Edery.
Rosario. Corresponsalía.
EMJ
Fuente Clarin