Dormir mal suele traducirse en ese andar a media máquina, en la pérdida de reflejos y en las malas decisiones. El descanso incompleto es considerado un problema de salud pública por los países ricos. Y ese tipo de fatiga afecta en Argentina a los que tienen turnos nocturnos, rotativos o extendidos. Es el caso de médicos y enfermeros con guardias de 24 horas, de los operarios de los pozos petroleros y mineros, los choferes y hasta los desarrolladores de software.
De acuerdo a la última encuesta del Observatorio Social de la UCA un 20% de los consultados en el AMBA dijo tener problemas de sueño. Antes de la pandemia era el 15%.
No descansar produce pérdidas de vidas, además de su impacto en la economía. Aseguran que es como tener el equivalente a 0,5% de alcohol en sangre. “El grado de alcohol se puede medir con una pipeta y evitar mayores riesgos, pero aún no hay una pipeta para medir la falta de sueño”, dicen a dúo las investigadoras Giannina Bellone y Malena Mul Fedele que se desempeñan en el Laboratorio de Cronofisiología, una iniciativa de BIOMED, la UCA y el CONICET. Funciona en la Universidad de Quilmes.
Allí analizan los impactos y las regulaciones que encararon diversos países. Bellone doctoranda en Ciencias Biológicas y Mul Fedele, doctora en Ciencias Biológicas, apuntan a soluciones para un mundo que no descansa, algo que se acentuó en la pandemia. Tanto en los trabajos en el hogar, donde se diluyeron los límites como los que afronta la actividad presencial, con mayor carga horaria.
Ilustración Mariano Vior
Se enfocaron en prevenir accidentes a través de detección temprana de la fatiga. Y están desarrollando el monitoreo y control con un método de mejora continua para evitar los trastornos de sueño. “Hay que enfrentar el problema que afecta la productividad y aumenta los accidentes en las organizaciones”, dicen las investigadoras.
Un problema de salud pública en EE.UU.
En EE.UU. la falta de sueño fue declarada un problema de salud pública por el Centro de Control de Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés). Allá se concluyó que el 30% de los adultos no descansa lo suficiente, un problema que padecen otros países como el Reino Unido, Japón, Alemania y Canadá. Australia adoptó regulaciones inteligentes y logró disminuir accidentes viales y en el trabajo.
Estas expertas mencionan múltiples factores como causantes de la fatiga: estrés, mala alimentación, ausencia de actividad física y la exposición excesiva a las pantallas. Uno de los aspectos más dramáticos es la relación entre la fatiga o el sueño con los siniestros fatales de tránsito. En 2011 hubo un estudio sobre los choferes de micro con recomendaciones: se hizo poco y nada.
Bellone y Mul Fedele hacen hincapié en los ritmos biológicos y sus trastornos cuando las personas se desempeñan en turnos laborales nocturnos y rotativos. “El organismo tiene la vigilia ideal para trabajar de día. Y si lo hace de noche el ambiente debe estar bien iluminado y contemplar descansos. La falta de sueño trae también consecuencias a largo plazo como el cáncer, diabetes, trastornos cardiológicos y trastornos psicológicos”, afirman.
Las empresas comenzaron a aplicar medidas
La buena noticia es que muchas empresas comenzaron a aplicar medidas, entre ellas transportes de larga distancia y petroleras como YPF. La líder en logística Andreani decidió no circular de noche salvo urgencias.
Mientras buscan una herramienta para detectar a tiempo la fatiga, ensayan test que dan señales de alerta. Uno se basa en el tiempo de respuesta. ”Cuando se tarda en reaccionar es porque disminuye la concentración y la toma de decisiones es lenta, aumenta la irritabilidad y el razonamiento falla. Todos esos síntomas se miden”, dicen las investigadoras. En una de las paredes del laboratorio se lee: “Descansar para poder vivir”.
Fuente Clarin