El futuro de la ganadería parece estar blindado contra los vaivenes de la política y las tendencias alimentarias del primer mundo occidental. No hay intervención de las exportaciones ni hamburguesa vegana que le ponga freno a la pujanza que se ve en el mercado de genética bovina, sobre todo en los remates de las cabañas de punta.
Un claro ejemplo de esto fue el remate de la Cabaña Pilagá que se llevó a cabo ayer desde Corrientes, donde una vaquillona preñada Elite y una ternera Elite de la raza Braford fueron compradas a precios récord. Por la primera, la cabaña correntina La Victoria pagó 3,2 millones de pesos por el cincuenta por ciento. Por la segunda, cabaña “Los Guasunchos” puso 3,4 millones, también por el cincuenta por ciento.
“La gente validó un biotipo de hacienda bien definido, muy uniforme, logrado tras muchos años de selección y de consistencia genética. Es un producto que tiene respaldo, que agrega valor, nosotros no comercializamos un toro o una vaca sino un producto con respaldo de años de selección y de un gran equipo de trabajo”, explicó en diálogo con Clarín Rural Diego Grané, responsable de genética de Pilagá.
Es necesario aclarar que estos valores no se pagan por animales que irán a faena sino por reproductores que serán utilizados para mejorar las fábricas de terneros. Es decir, son inversiones de capital, se compra toros y vacas con genética probada a los que se les extraerán óvulos y esperma que dan animales mejor adaptados al ambiente y con mayor capacidad para transformar alimento en carne, lo cual finalmente se traduce en mayor rentabilidad para las empresas ganaderas. Es el inicio mismo de la cadena productiva.
Grané explicó que el programa de mejoramiento genético de Pilagá está basado en dos ejes fundamentales: en primer lugar un plantel muy sólido, consistente y eficiente en el que se aplicó una fuerte presión de selección, y en segundo lugar un programa de transferencia embrionaria y fertilización in vitro que les ha permitido multiplicar los individuos superiores con los que contaban en la cabaña. “A partir de ellos fuimos formando familias. Ayer, los precios máximos los obtuvieron productos que venían de familias muy sólidas. Esto, para el criador que decide la inversión en genética, permite reducir mucho el margen de error porque uno está incorporando genética a su rodeo de animales que tienen un biotipo definido de muchas generaciones. Queremos tener certeza y ser eficientes en la incorporación de genética. Había animales cuya abuela había sido gran campeona en Palermo o en la exposición Nacional, con muchos hermanos en la pista donde se veía muy claro el biotipo de la familia”, remarcó Grané.
En efecto, las dos hembras que alcanzaron precios récord son hermanas por padre y madre, hijas de Experto y de Pilagas 09362 Chavarría.
El biotipo consolidado por Pilagá, según el genetista, es un animal muy adaptado al ambiente del NEA, muy funcional y con una corrección estructural que le da una larga vida útil en los campos. “Y además, obviamente buscamos una correcta conformación carnicera. A su vez, exigimos una buena caracterización racial -buena pigmentación, que sean mochos naturales, y en las hembras donantes o futuros donantes de esperma, que tengan mucha clase, que sean animales bien clasudos”, dice.
Desde el remate realizado en la localidad correntina de Mercedes salió hacienda para casi todas las provincias argentinas e incluso a Paraguay, un país en el que la ganadería está en plena expansión y que se apoya constantemente en la genética argentina.
Fuente Clarin