Seiscientas personas sin casa decidieron este jueves acampar con sus carpas en la coqueta Place de Vosges en París, donde el metro cuadrado cuesta 25.000 euros y vivía el ex director del FMI antes de caer en desgracia, Dominique Strauss Khan. Lo bautizaron como “un acto de visibilidad” , cuando hay 400.000 departamentos sociales sin ocupar en Ile de France, que no reciben ni a los migrantes ni los “sin casa” .
Lo llamaron “acto de visibilidad” para llamar la atención por su condición de calle. Los apoyaron diferentes asociaciones, como Utopía, para exigir una casa decente para migrantes y refugiados.
Centenares de carpas de colores se desplegaron en la plaza real en el barrio IV, uno de los lugares turísticos más preciados de París, en unos minutos al mediodía del jueves.
Dividieron el lugar en sectores “para familias, hombres solos y menores no acompañados”, que deambulan peligrosamente por París, tras haber llegado sin familia y están expuestos al narcotráfico y la explotación sexual. Allí pasaron el día y la noche sobre el césped.
Centenares de carpas de colores se desplegaron en la plaza real en el barrio IV. Foto: Reuters
Estas personas sin hogar cuentan con el apoyo del colectivo Réquisitions, que agrupa a varias asociaciones, entre ellas Utopía 56, Solidarité Migrantes Wilson y el Derecho a la Vivienda (DAL).
Un lugar muy turístico
Los turistas están regresando a París y sacaban fotos de las coloridas carpas y de sus habitantes, en el medio de la plaza más linda de la ciudad.
“Elegimos este lugar porque es un lugar turístico en París. Queremos mostrar el otro lado de París. Hacer visible lo invisible, también en los barrios exclusivos ”, explicó Pierre Mathurin, coordinador de Utopía 56 para París.
“Ante el creciente número de personas que no encuentran soluciones de alojamiento, hay que darlo a conocer”, dijo madame Lea Filoche de la alcaldía de París.
Philippe Caro, de Solidarité Migrantes Wilson, advirtió que permanecerán en esta plaza “hasta que todos los presentes estén acogidos y seguros”.
Inmigrantes y activistas instalan las carpas. Foto: Reuters
“Estamos aquí para subir el tono: hay 400.000 viviendas vacías en Ile-de-France. Estamos pidiendo una mejor aplicación de la ley de requisas ”, explicó, refiriéndose a la ordenanza de 1945, que permite al Estado instalar a personas con vivienda precaria o sin hogar en viviendas que llevan más de seis meses vacías. Un período máximo renovable de un año .
Los mudan a gimnasios
En un comunicado, la DAL explica que se trata de la novena acción del colectivo Requisiciones. En mayo, esta organización había ocupado con gente sin papeles un gimnasio perteneciente al Ayuntamiento de París. A finales de enero, fue una antigua guardería en el distrito 16, luego, a mediados de febrero, el Hôtel-Dieu frente a la prefectura de la policía.
El colectivo ha “permitido que cerca de 3.000 personas ya no vivan en las calles o en refugios improvisados. La instalación en el espacio público de varios centenares de personas sin hogar era la única forma de garantizar el respeto a su derecho a ser alojados hasta su reubicación”, asegura el DAL.
“Con esta acción, queremos salir de un engranaje: en lugar de buscar alojamiento, el estado confía en nosotros. Encontramos vivienda porque nadie más las está buscando. Pero no deberíamos estar allí para compensar las fallas del estado. Con estas acciones les recordamos que ese es su papel, no el nuestro”, denunció Pierre Mathurin.
Interviene la alcaldía de París
El golpe de visibilidad tuvo su efecto, en la mañana del viernes, luego de que la alcaldía les ofreciera desayuno en las carpas.
Los migrantes sin casa, presentes desde el jueves en este enclave turístico del IV distrito, “han sido trasladados a dos gimnasios y una sala de exposiciones”, anunció este viernes la alcaldía de Paris, devolviendo al Estado la responsabilidad de buscar una “solución duradera” a la vivienda.
Migrantes en el campamento. Foto: Reuters
“Las operaciones de acogida para las seiscientas personas sin hogar, presentes desde el jueves en la Place des Vosges, comenzaron en dos gimnasios y una sala de exposiciones, el París Event Centre”, anunció el viernes 30 de julio Léa Filoche, asistente del alcalde de París, a cargo de la solidaridad.
En total, “alrededor de seiscientas personas”, según cifras comunicadas por el ayuntamiento, entre “recién llegados, personas legalmente presentes en el territorio, en general un público muy precario”, estuvieron presentes el jueves por la noche en la place de Vosges.
Emergencia habitacional
“Estamos una vez más en una situación de emergencia”, lamentó la número dos de la alcaldesa de París Anne Hidalgo (PS). “El estado debe encontrar soluciones de alojamiento decentes. Ese es su trabajo”, dijo. Agregó que el viernes la asociación France Terre Asile establecerá un diagnóstico social con las 350 familias, incluidos más de 120 niños.
Carpas en la plaza más linda de París para llamar la atención. Foto: Reuters
Viviendas sociales vacías
Una funcionaria canadiense de la ONU, enviada a reportear sobre el derecho a la vivienda en Francia, dijo que “Francia tiene un derecho a la vivienda modelo pero lo aplica mal”. Esa es su conclusión , tras 10 días de viajar y visitar los edificios sociales en todo el país.
Leilani Farha, canadiense de la ONU, recorrió Francia. Desde Marsella, donde las condiciones habitacionales le parecen “indignas” hasta el SAMU social, que da refugio durante la noche a personas en situación de calle o las copropiedades en dificultades de Seine Saint Denis.
Ella descubrió que “el modelo francés ha alojado a 140.000 familias pero todavía quedan 60.000 en la lista de espera”. El 115 es el número de las urgencias habitacionales nocturnas. Pero el 40 por ciento de las llamadas no son atendidas.
Francia invierte mucho dinero en hoteles sociales. Cada noche, 40.000 habitaciones en hoteles económicos de la Ile de France son alquilados por el estado. El 44 por ciento de los que llegan residen allí dos años y el 12 por ciento más de cinco años, según el informa de la enviada de la Ia ONU.
Cristina Laconde, directora del SAMU social, concuerda con la dura conclusión de la enviada de la ONU: “La ley francesa es a veces absurda. Ella impide trabajar a un migrante en situación irregular. Pero propone regularizarlos después de dos años, solamente si prueba que ha trabajado. Es una incitación al trabajo en negro”, explica.
París, corresponsal
ap
Fuente Clarin