Relegados en las listas, los movimientos sociales oficialistas marcharán en apoyo y con reclamos al Gobierno

“Cuando muchos se quejan quiere decir que los cierres no son tan malos. El problema es cuando se quejan muchos y otros no”, solía repetir Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita, la organización social más convocante entre las que conforman el Frente de Todos, a propósito de los cierres de listas.

Esta vez, en el Evita nadie niega que la cosecha de candidatos en las boletas del oficialismo fue menor a la esperada. Ante el inminente desembarco de Juan Zabaleta en el ministerio de Desarrollo Social, donde Pérsico administra en la secretaría de Economía Social cerca del millón de planes de empleo, los movimientos sociales con cargos en el Ejecutivo -nucleados en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP, ex CTEP) se disponen a marchar el 7 de agosto en una demostración de fuerza a favor del Ejecutivo, pero con una consigna categórica, que suena a advertencia. “Los y las pobres ya no esperan, trabajan, se organizan y luchan”.

Empujan la implementación de un salario básico universal, una iniciativa que hasta el momento fue descartada por el Gabinete Económico. Pedirán también por la ley de Tierra- Techo y Trabajo que ingresó en septiembre de 2020 a Diputados y nunca fue tratada. También impulsan un acuerdo para que las Pymes incorporen a los beneficiarios del Potenciar Trabajo. Juan Grabois, también referente de la UTEP y sin lugar para varios de los candidatos que impulsaba, suma una demanda que pone nervioso a más de uno en el oficialismo: una reforma agraria.

En la Casa Rosada intentaron, sin éxito hasta el momento, suspender la marcha. Los primeros indicios de circulación comunitaria de la variante Delta de coronavirus podrían pesar, aunque el triunvirato de San Cayetano -la conducción El Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa) prometen que la manifestación que se realiza de manera ininterrumpida desde 2016 -con la excepción de 2020, por la pandemia- será con los máximos cuidados y sin violar las disposiciones sanitarias de la Ciudad.

El décimo sexto lugar en la boleta nacional de la Provincia para el subsecretario de Economía Social Daniel Menéndez, referente de BdP, fue demasiado lejano en comparación al objetivo original, aunque no estuvo lejos de la humillación que sufrió Daniel Arroyo (a quien Santiago Cafiero despidió entre aplausos este viernes). El futuro ex ministro figura solo cuatro renglones más arriba que su subalterno, en el puesto 12.

Forzado a renunciar por la autoimposición presidencial para que los funcionarios que son candidatos se aparten de sus cargos, Menéndez propondrá para su reemplazo a un hombre de su organización a Alberto Fernández y a Zabaleta. En el Evita desmienten tensiones con el futuro ministro y destacan que, cuando el intendente de Hurlingham inscribió una boleta para competir en la PASO municipal contra La Cámpora, ellos estaban de su lado, pero algunos dirigentes reconocen los roces. 

Luego de que la junta electoral del Frente de Todos bonaerense resolviera no habilitar la competencia interna en los distritos donde el peronismo gobierna, decidieron deponer candidaturas en municipios importantes, como La Matanza. La intendenta de Moreno, Mariel Fernández, referente del Evita, fue beneficiada por la misma lógica y tampoco tendrá rivales del oficialismo.

El pulgar abajo para sus listas municipales representa el último cachetazo al armado del Evita para estas elecciones. En la Ciudad no obtuvieron la plaza de legislador local que buscaban y solo ocupará el digno pero sexto puesto en la lista nacional Cecilia Barros. Demasiado poco, entienden, tratándose de una organización con 100 locales en la Capital, un detalle que -dicen- no pueden emular sus socios en el distrito.

En Río Negro, la diputada Ayelén Sposito será reelegida pero como primera suplente. En El Evita creían que su candidatura como cabeza de lista estaba asegurado. En Santa Fe, en el medio de los tironeos, colocaron al primer candidato –Eduardo Toniolli– en la lista de Agustín Rossi, que no tiene el auspicio ni de Alberto Fernández ni de Cristina Kirchner. En Córdoba ni siquiera fueron adentro del Frente de Todos. Rosalía Cáceres irá en la lista del peronismo cordobés de Juan Schiaretti. Ya es funcionaria provincial. 

En el Evita -que ya hizo planteos públicos al Ejecutivo sobre la necesidad de reformar la política de planes y las críticas a la Tarjeta alimentaria– sostienen que dirigentes del oficialismo y de la oposición compraron la idea de que el sistema político argentino está estabilizado en dos grandes coaliciones y es por eso estable, a la europea. “El error es que se olvidan del 42 por ciento de pobres que hay en el país”, diagnostican.

El máximo referente del Evita junto a Pérsico, Fernando “Chino” Navarro, reflexiona que los políticos -entre quienes se incluye- se encierran en microclimas y terminando creyendo que la representación social contiene las demandas de la sociedad y la militancia. “Se va construyendo una lógica de personas, de familiares y candidatos que no se destacan por su compromiso militante. Eso hay que romperlo: es una política vieja que atrasa. Tenemos que romper esa corporación”, sostiene el también secretario de Relaciones Parlamentarias de Jefatura de Gabinete. Imagina una gran PASO nacional, provincial y municipal para 2023, a esta altura, pura ciencia ficción. 

Fuente Clarin