¿Cómo llegamos a las elecciones?
-De acá a las elecciones habrá desaceleración de la inflación, porque va a pesar más el bajo ritmo de devaluación del dólar oficial, de alrededor del 1% por mes, que lo que pueda meter de ruido la brecha cambiaria en precios. Y lo que pueda pasar con las negociaciones salariales, que el propio gobierno está promoviendo que se reabran. La baja de la inflación va a ser muy acotada, pateando problemas para después, porque además del tema tarifas, se va a sumar algo de atraso cambiario. El Gobierno va a rifarse algo de dólares, para tratar de contener la brecha cambiaria.
-¿Qué nos espera después?
-El gobierno tendrá que desarmar este mini Frankenstein que va creando después de las elecciones.
-¿A qué le llama mini Frankenstein que crearon para las elecciones?
-Atrasar el tipo de cambio, sentarse sobre las tarifas. Es ir armando un escenario que ellos mismos saben que no es sostenible. Buscan tratar de influir un poco en los votantes y pagar las consecuencias después. Por eso la magnitud de la corrección que haga falta después va a ser proporcional a la magnitud de las inconsistencias que genera ahora. O sea, cuanto más se desborde lo fiscal y lo monetario, más grande será la corrección del tipo de cambio que se necesitará después. Eso es muy difícil de calcular ahora. Lo que vemos es que empezaron a emitir mucho más para el fisco y sabemos que están devaluando menos de lo que sugieren las otras variables macro.
-¿Cómo termina el año, entonces?
-La economía recuperando un poco más de lo que dice el FMI. Después de caer 9,9% se recupera un 7%. Si medimos contra 2018 EE.UU. va a estar alrededor de un 11% arriba, Europa, alrededor del 4%, Latinoamérica un par de puntos arriba y Argentina 4 abajo todavía.
– ¿Qué salida tiene la Argentina?
-El Gobierno le echa la culpa de la crisis a la pandemia, pero en realidad hay algo más de fondo. Creo que tiene una visión muy equivocada de lo que en el mundo funciona en materia de política económica y lo que es adecuado para la Argentina. A una economía que viene con un desempeño económico frustrante en los últimos 60 años, particularmente malo de hace algo más de una década para acá. No hay programa en un gobierno que prohíbe exportaciones de carne cuando los funcionarios se llenan la boca diciendo que van a aumentar exportaciones. Y sin buscar otros instrumentos. No se ve un panorama de mediano plazo y me parece que eso se refleja en un alto costo del capital por el Riesgo País. Que tiene que ver no solo con las dudas que genera la política fiscal y monetaria del gobierno, sino también con la discrecionalidad.
–¿A qué se refiere con la discrecionalidad?
-Las empresas dependen más de cómo se llevan con el gobierno, que del esfuerzo productivo o el de convencer a los consumidores del país y del resto del mundo. Es decir, es un gobierno donde prima la discrecionalidad, cualquiera puede proponer cualquier cosa. Por ejemplo, ahora tenemos a los Moyano proponiendo estatizar los accesos. ¿Para qué lo quieren? Para pasarle a toda la sociedad el hecho de que en la tecnología se requiera menos mano de obra en controlar los peajes. Es seguir cargando en el Estado los costos que deberían ser resueltos dentro de ese sector. Es como decir voy a estatizar las diligencias, porque viene el ferrocarril. El mundo no progresó protegiendo a los conductores de diligencias, los reasignó, los reubicó en otro lado.
-¿Qué preguntan desde el exterior?
-Lo que se ve es un gobierno que está muy confundido. Desde la contratación de vacunas, hasta la política económica. Creo se puede cambiar la visión, por lo menos en materia económica. Este es un gobierno que cree en el Estado presente, pero cree en un Estado grande, no en un Estado eficiente. El Estado presente puede ser chico y eficiente para resolver los problemas con criterio profesional. Acá es gastar más, más y más. Por ejemplo, subir el mínimo no imponible en ganancias previo a una campaña; la ley de tarifas de gas para zonas frías o cargar o cargar en el sistema jubilatorio a la madre que tiene hijos. Siguen cometiendo los errores del kirchnerismo anterior, que llevaron a un Estado gigantesco, ineficiente y que, aún con la carga tributaria de las más altas de la región, no alcanza.
-¿Qué margen político se tiene para bajar el gasto con el nivel de pobreza estructural?
– A veces hay que tomar decisiones dolorosas en la vida, no todo es pum para arriba. Si tenés un Estado fuera de nivel en algún momento lo tendrán que ajustar, porque las alternativas son peores. Si las alternativas son endeudarse afuera pensando en un acceso a la deuda para siempre, un día se cortó y se terminó en una recesión y un salto inflacionario. Ahora le dan a la maquinita, pensando que no va a generar inflación. Es políticamente difícil resolver el tema del déficit fiscal, ¿y el resultado político es agradable?, ¿las alternativas son fáciles? Macri perdió la elección, vamos a ver ahora cómo le va a ir al gobierno. Nos tenemos que dar cuenta que no va más. Lo otro es cómo se hace en los tres niveles de gobierno, para que la prestación de los servicios del Estado se hagan bien.
–¿Se pueden hacer esas reformas sin un acuerdo con sindicatos, empresas y fuerzas políticas?
-Lo primero que se requiere es que el Poder Ejecutivo sea claro. Porque si es confuso, en un debate con un montón de partidos, con votantes y nichos de votantes, obviamente, cada uno va a tratar que los beneficios que reciben sus nichos de votantes sean los últimos que se caigan. Si el Ejecutivo no hace su tarea y, peor, cuando salen ideas alocadas del Congreso, hay un problema.
-Con la pandemia, la emisión se multiplicó en el mundo y el temor al déficit parece haber sido dejado de lado en Europa y EE.UU…
-La receta no puede ser la misma. El mundo tiene hoy tasas de interés reales negativas y tiene un riesgo de deflación. Si tuviéramos que endeudarnos en dólares con un riesgo país de 1.600 puntos pagaríamos una locura. Estados Unidos puede colocar deuda a 1% real a 30 años. Tenemos una inflación de 50, 60% anual. No tenemos las mismas opciones.
-Pablo Gerchunoff habla de la necesidad de una coalición popular exportadora. ¿Es viable?
-Es cierto que Argentina no ha conseguido armar un lobby exportador que haga más probable que se integre al mundo. No hay país en el mundo que exporte mucho e importe poco. Los países exportadores son países con economías abiertas y hoy el mundo se integra a través de pactos comerciales. Al Mercosur le costó una enorme cantidad de tiempo avanzar en un acuerdo con Europa y este gobierno lo terminó de matar. Faltó el lobby exportador que diga hay una gran oportunidad, no solo agropecuaria, sino también industrial, de generar empleo. Y seguramente habrá sectores que van a sufrir, pero los estudios mostraban que en general se ganaba. Tener esa coalición exportadora desembocaría en una economía más abierta al comercio y en una economía que tiene que bajar la volatilidad del tipo de cambio real. Una economía que tiene que evitar que el sector público genere a través de déficits fiscales altos, financiados con endeudamiento externo atraso cambiario. Porque eso revienta al sector exportador, injustamente.
-¿Sale el acuerdo con el FMI?¿Será una hoja de ruta?
-Habrá una hoja de ruta, algo parecido a un programa económico de mediano plazo, algo que debió haber estado en el presupuesto. Argentina tiene un récord de haber incumplido los acuerdos con el Fondo. No será un programa tradicional, porque el fondo aprendió. Pero tampoco el camino fácil que cree el kirchnerismo.
Fuente Clarin