“¡Vamos qué hay que dejar todo, los quiero a todos caminando y hablando con la gente. Es la elección más importante de nuestras vidas!”. La arenga, contundente, inusual, fue de Horacio Rodríguez Larreta en una reunión que encabezó este lunes con los candidatos y funcionarios de la Ciudad.
El jefe de gobierno porteño sabe que en las PASO se juega algo especial. Si Diego Santilli vence en la interna de Juntos por el Cambio en la provincia a Facundo Manes, y como se prevé María Eugenia Vidal hace lo propio con Ricardo López Murphy en la Ciudad, Larreta habrá consolidado su liderazgo en el espacio para ganarse un lugar protagónico en la interna presidencial de la oposición en 2023. De lo contrario, quedará dañada su imagen y será un aspirante más a la presidencia por Juntos por el Cambio.
Después en la elección en la provincia de Buenos Aires, si Santilli pierde por poco con la lista del Frente de Todos que encabeza Victoria Tolosa Paz, el larretismo también lo exhibirá como un triunfo. Sobre todo, si se toma como referencia que en en las elecciones de 2019 Axel Kicillof aventajó por 13 puntos a Vidal.
De hecho, dirigentes de la lista de Santilli muestran una encuesta de la Universidad de La Matanza hecha entre el 25 y 27 de julio, según la cual el Frente de Todos aventaja a la coalición opositora por 34,1 a 30,5 (3,6 puntos de diferencia) si las elecciones fueran hoy.
Sin embargo, por todo lo que pone en discusión Rodríguez Larreta, buscará acompañar en distintas actividades de campaña a Santilli, como la de ayer en Avellaneda. En su entorno y en él, pesa el concepto de la “transferencia”. Esto es, la necesidad de transferirle a Santilli todo el capital político que el jefe de gobierno porteño tiene en territorio bonaerense donde el mismo relevamiento de la Universidad de La Matanza lo ubica como el dirigente mejor posicionado.
Está claro que el inicio opositor no fue el mejor, envuelto en una interna feroz. Manes, el neurocientífico que llegó desde afuera de la política, no se acostumbró aún al lenguaje político que, como en todo, tiene algunos códigos. Sin filtro, el flamante candidato radical dice lo que piensa y esa honestidad en política no siempre causa el efecto deseado. Como cuando en una reunión -antes del cierre de listas- con Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Emilio Monzó, Manes dio a entender que todos menos él estaban sólo interesados en los cargos. Lousteau se levantó y se fue, pero Yacobitti tuvo un fuerte cruce que no pasó de lo verbal, por poco.
Uno de los principales aportantes a esa discusión es el gobernador jujeño, el radical Gerardo Morales, que viene acusando a Larreta de estar detrás de la embestida a Manes. Morales en realidad busca -ante la pasividad del titular de la UCR nacional, Alfredo Cornejo- que el PRO no acapare la discusión presidencial del 2023 por adelantado con las postulaciones no sólo del jefe de gobierno porteño sino también de Vidal y de Patricia Bullrich.
La ex gobernadora tuvo en estos días una durísima conversación telefónica con Morales. Le enrostró al radical que sus críticas hacia el alcalde de la Ciudad en realidad le provocan un daño a la marca Juntos por el Cambio y terminan siendo funcionales al kirchnerismo. Pero Morales no hizo mucho caso a las objeciones de Vidal, y continuó con sus críticas, esta vez en relación con el manual de convivencia que acaba de implementar la mesa nacional de Juntos pro el Cambio con la idea de bajar los decibeles de la interna.”Es para jardín de infantes”, ironizó el jujeño.
Por ello, nada asegura que la disputa interna vaya a mermar.
Fuente Clarin