El viento de cola que acompañó al país en los primeros meses del año cesó en julio. Según el Índice de Condiciones Financieras que elabora el IAEF en conjunto con la consultora Econviews, luego de tres meses de mejoras consecutivas, el mes pasado empeoraron tanto variables locales como internacionales.
Desde el punto de vista local, el problema estuvo en el aumento de la brecha cambiaria ya que desde julio se toma la cotización conocida como “Senebi” por entender que es la más libre del mercado, dada las restricciones en la operatoria de contado con liquidación tradicional. Así, el subíndice argentino interrumpió una racha de ocho meses consecutivos de mejoras, aunque desde hace 36 meses se mantiene en zona de stress.
Otro de los factores que impactó negativamente en la ponderación de las condiciones financieras locales fue la decisión del MSCI de bajar a la Argentina de la categoría de Mercado Emergente a Independiente, que se manifestó con caída de acciones y suba del riesgo país.
Pero no todas fueron malas noticias. Según destacó el informe: “Las mejoras estuvieron dadas por las expectativas de la inflación núcleo, una merma en el riesgo por legislación mirada como la diferencia de rendimiento entre los bonos con vencimiento en 2041. También siguió mejorando la liquidez del sistema, lo que evidentemente es positivo para la estabilidad, pero también refleja la baja demanda de crédito del sistema bancario”.
Las condiciones externas también empeoraron, aunque en forma leve, especialmente por la suba del riesgo emergente, la volatilidad en los futuros de los commodities y una mayor inflación esperada para Estados Unidos. Sin embargo, en la comparación interanual, estas variables muestran la mejora de la economía global luego de la pandemia.
“Con respecto a julio del 2020 se registran mejoras en 8 de los 10 componentes, lo que refleja con creces que más allá de los vaivenes que puede generar la variante delta que por momentos tiene a los mercados vulnerables, hay un ambiente financiero a nivel mundial que nada tiene que ver con el de 2020″, destacó el informe.
Como la economía argentina siempre crece cuando las condiciones financieras internacionales son favorables, y tras el desplome de casi 10 puntos del PBI registrado en 2020, para el IAEF “el rebote del piso está prácticamente asegurado dado el arrastre estadístico”. Sin embargo, el cepo cambiario y la falta de acuerdo con el Fondo Monetario ponen un manto de duda sobre la magnitud de esa recuperación.
“El viento de cola va a ayudar y se percibe en la acumulación de reservas del Banco Central, aunque la estacionalidad y el ruido electoral podrían empañar esta situación. La Argentina no puede aprovechar esa bonanza del lado financiero porque no tiene abierto el mercado de capitales internacional”, advirtió el informe.
“El gran riesgo para la Argentina es que una vez que se ponga más atractiva para los mercados del mundo, con un programa del FMI que reduzca la incertidumbre, las condiciones globales no sean tan auspiciosas como en la actualidad”, alertó.
Fuente Clarin