En una típica campaña electoral emergen controversias sobre todos los temas de la economía. Este año, la pandemia intensifica estas discusiones. A fin de aportar claridad sobre el debate público, abordamos los principales temas en clave electoral.
En relación con la actividad económica, los datos muestran una sensible recuperación que, se estima, se profundizará de cara al cierre de año. Se salda así el debate de finales de 2020, incluso en convivencia con la segunda ola de COVID: la recuperación fue en V, no el L, y se encamina a promediar 7% de crecimiento para 2021.
No obstante, la recuperación es heterogénea. Hasta junio, la industria manufacturera muestra 8 meses de mejoras significativas y el dato publicado esta semana, referido a uso de capacidad instalada confirma esa evolución: es el mejor junio desde 2018.
A la par, otras actividades más afectadas por la pandemia muestran recuperación respecto a 2020 pero con niveles inferiores aun en relación con 2019: hoteles, restaurantes, por ejemplo, recupera 54,3% a mayo, pero se encuentra 57% debajo del mismo mes de 2019. Es en estos sectores donde puede producirse mayor recuperación dado el avance de la vacunación, salvo que la variante Delta impacte sensiblemente en lo sanitario.
¿Qué se puede esperar sobre la evolución del empleo? La expectativa esta puesta en la celeridad de la recuperación. La pandemia significó una reducción de casi 192.000 puestos de trabajo, habiéndose recuperado a mayo 2021 unos 100.000 ¿Es posible recuperar el resto antes de las elecciones? Dado que el impacto del COVID también aquí fue heterogéneo, dependerá del comportamiento de cada sector.
La industria ha superado la prepandemia en 22.000 puestos y tiene margen para crecer. En el caso de la construcción o comercio, donde el empleo ha recuperado 70% y 40% respectivamente, las expectativas también son de crecimiento. Y en las actividades más afectadas por la pandemia, como hotelería, restaurantes y transporte, debería modificarse el comportamiento expulsivo observado hasta mayo dado que, en materia de actividad, han logrado recuperar parte de lo perdido.
No está de más mencionar que el fenómeno de la perdida de puestos de trabajo, tal como se produjo en todo resto del mundo, estuvo relacionado con la pandemia y no con el modelo económico: la desocupación llegó a 13,1% en el segundo trimestre de 2020 pero en el primer trimestre de este año alcanzó 10,2%, dato similar al de igual período de 2019 (10,1%).
Poder adquisitivo
¿Qué pasará con los salarios? Podría empezar a revertirse el escenario donde corren de atrás a la inflación. A partir de octubre de 2020 y a la par de la reactivación, se observa una aceleración de precios que derivó en el desafío de no perder poder adquisitivo. Hasta junio de 2021, el salario privado registrado se movió en valores similares a la inflación, pero evidenciando un mes de demora: la inflación alcanza 30,3% entre octubre y mayo y los salarios hacen lo propio (30,5%) pero entre octubre y junio. La decisión de rediscutir paritarias meses antes de las reaperturas previstas en varios acuerdos paritarios, tiene el objetivo de invertir esta dinámica.
Respecto a la inflación, la curva debería mantener un descenso pronunciado (llegar a octubre en niveles cercanos a 2%), para significar una recuperación del bolsillo. En esta segunda etapa no hay excusas para el aumento desmedido de precios, ya no se pude acusar al “descongelamiento de tarifas”, ni al aumento del combustible, ni a la evolución del dólar ¿Remarcación? Ojo con los oligopolios.
Para el caso de las jubilaciones, pensiones, AUH, AUE y demás, el escenario de recuperación del ingreso real va camino a concretarse. El próximo aumento de 12,4% en septiembre implicarían una recuperación real para el trimestre de 3,5%. Los cuestionamientos de la ley de actualización van quedando en falsa escuadra.
¿Devaluación? ¿Dólar a $400? Los pronósticos agoreros en este aspecto no tienen asidero. Por un lado, porque el TCRM muestra un nivel 13% más devaluado que luego de la devaluación de Prat Gay a finales de 2015. No existe un escenario general de significativa apreciación cambiaria. A la par, el BCRA continúa acumulando reservas, por lo que a pesar de transcurrir el período del año habitualmente con menor liquidación de cosecha, ostenta poder de fuego.
Por último, el endeudamiento. A esta altura, el desempeño irresponsable de Cambiemos debería tratarse como materia no opinable, pero distintos referentes de la economía liberal insisten en defender o negar el daño realizado al país. Llama la atención el principal argumento de Cambiemos “tomar deuda para pagar deuda”, dado que, si se hubiera sido así y se hubiera reemplazado una deuda por otra ¿Cómo se explica el incremento en casi US$ 100.000 millones? La mochila del endeudamiento es el condicionante más grave y duradero sobre la economía.
Los debates de esta campaña dan una nueva oportunidad para alejarse de consignas y lugares comunes, y acercarse a la rigurosidad y los datos.
AQ
Fuente Clarin