“Documento Nacional de Identidad N° 23.598.457. Javier Alejandro Pacheco, hijo de Carlos Alberto y Juana Matilde Varela, 48 años, alojado en el Pabellón C Módulo 6 Celda 3 del Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza“.
El “Rengo” -apodo por el que se conoce a Pacheco- recita sus datos a pedido de Clarín antes de empezar la entrevista telefónica. Se le pide una prueba de que es quien dice ser y él se presta sin chistar al chequeo de identidad.
En realidad, “El Rengo” Pacheco -también apodado “Tío” por el Tío Rico, del Pato Donald- no tiene problemas en que le hagan cualquier tipo de pregunta.
Eso sí, es bastante trabajoso lograr que conteste todo lo que sabe o que se salga del papel de “ex delincuente reconvertido en empresario“.
El clan Pacheco: Ezequiel Ariel (izq.), Javier Alejandro “Rengo (centro) y Rodrigo Mauro (der.).
Detenido desde el pasado 29 de mayo por el juez federal de Morón Jorge Rodríguez, en el expediente -iniciado por una denuncia anónima a fines de 2020- también están presas y procesadas sus dos ex mujeres, su hijo mayor y su personal de mayor confianza. Eso lo preocupa especialmente.
Pacheco asegura que es inocente, que le armaron la causa y que lo extorsionaron para que pagara coima a cambio de no apresarlo. Nada que se aleje del repertorio típico de otros capos del narcomenudeo.
Sin embargo, su caso se volvió más interesante luego de que trascendieran algunas cuestiones muy complejas: por un lado, Clarín reveló hace una semana que el principal competidor del “Rengo” -Max Alí Alegre (32), conocido como “Alicho”- tuvo como abogados defensores a los hermanos del comisario que, meses después, inició la causa contra él.
Por otro lado, el pasado 22 de julio el policía federal Ricardo González apareció asesinado de ocho balazos en Loma Hermosa dentro de su auto. Junto al cuerpo se encontró un cartel que decía: “Rengo Pacheco. 10 millones por mí. Acá tenes tus diez millones. Firmado, San Martín“.
Guerra narco en San Martín: la banda del “Rengo” Pacheco, enfrentada con la organización de “Mameluco” Villalba.
Como si esto fuera poco, en un bolsillo de su campera el policía llevaba un pequeño papel en el que estaban anotados los nombres de “Alicho” y su mano derecha, Blas Gómez (28), y el módulo exacto de Devoto donde están detenidos.
“Esa es la gente que me entregó”, asegura “El Rengo” cuando se le menciona a “Alicho” Alegre, pero no larga ni un detalle más. Para él, toda la escena que rodeó al crimen del policía “fue un montaje, algo plantado”.
-Vos decís que sos un empresario de la construcción, pero hace décadas que se te señala como un importante narcotraficante de San Martín.
-No niego mi pasado… mi pasado… he sido… me he criado en el barrio que me he criado, pero hoy me condena mi pasado.
-En las escuchas de la causa en la que se te procesó parece que seguís manejando el narcomenudeo en la Villa 9 de Julio.
-Ehhh…. para nada. Hace muchos años que no voy para la 9 de Julio. Hace muchos años que me dedico a otra cosa. Hace muchos años. En realidad, el barrio siempre estuvo manejado por las mismas personas, por la misma familia (NdR: Pacheco no lo menciona, pero es claro que habla de la familia de Gerardo Goncebat, muerto en 2011). Que yo sea amigo, tenga contacto o sea conocido de esas personas no indica nada… me crié ahí. Que yo sea una persona que en su juventud haya delinquido o haya hecho lo que hice no me condena hoy en día a ser un narcotraficante. Me parece.
El BMW dorado incautado al capo narco Javier Alejandro “Rengo” Pacheco, en Parque Leloir.
-Vos sostenés que tenés una flota de combis, una empresa constructora ¿De dónde salió tanto dinero?
-Uhh, desde los 9 años que trabajo.
-Yo trabajo desde hace más de 30 años pero no me fue tan bien.
-Bueno, pero yo he trabajado mucho, ha confiado mucho la gente en mis proyectos. Es una cuestión de suerte. Tengo la suerte y el don de saber hacer plata y negocios, es una realidad. Te puedo asesorar y hacer buenos negocios.
La Villa 9 de Julio, en San Martín, territorio del capo narco Javier Alejandro “Rengo” Pacheco.
-No, gracias está bien así. Sigamos ¿Quién pensás que te entregó?
-Vos sabés muy bien.
-No, yo no sé. Algunos dicen en las escuchas que quedaron registradas que te entregó Lujan (Short, su ex pareja y madre de sus dos hijos menores). Vos decís que fue la gente de Spegazzini (Ezeiza), de donde es Max Alí Alegre (Alicho), a quien se señala como tu competidor.
-Sí. Viene por ahí. Esta que tengo es una causa armada. Porque a mí no me encontraron nada. Después de 20 días han plantado droga que se la ha dado el mismísimo hombre que usted menciona. ¿Usted piensa que es casualidad que esa gente tenga como abogados a familiares del comisario que me detuvo?
La detención de Luján Short, pareja del “Rengo” Pacheco.
-Yo sé que existen códigos, pero ¿de qué gente está hablando exactamente?
-Vos me entendés.
-Sí, entiendo. Pero yo creo que vos vos me estás hablando de “Alicho”.
-Yo creo que sí. Es la persona que me entrega. Yo en San Martín soy alguien muy conocido y muy respetado. Mientras yo esté en la calle, no pueden entrar a ningún lado porque soy conocido y se me respeta mucho. Yo era un dolor de huevos para ellos, que estaban tomando lugares.
-Pero es contradictorio. Vos asegurás que no sos narcotraficante pero contás que defendés lugares, zonas, territorio.
-Porque no lo permito, porque tenemos códigos, códigos de gente grande. Yo fui delincuente en mi juventud, no lo niego. He hecho cosas de las que me arrepiento. Pero eso quedó en el pasado, me parece. Hace muchos años que me dedico a otra cosa, a hacer negocios. La verdad que la vida me ha cambiado mucho.
-Vos dijiste cuando eras filmado por la Policía que sabías que te iban a detener ¿Cómo sabías?
-Sí, yo sabía. Si el mismo comisario (Maximiliano Anauati) hacía seis meses que me estaba extorsionando. Un día antes de mi detención, el comisario Anauati me dijo que me iba a allanar y me iba a plantar cosas.
-No entiendo de que manera te dice esto. ¿Te llama por teléfono, te va a buscar?
-No, me encontraba en los lugares donde comía, iba a la parrilla. Yo soy una persona muy monótona. Comía todos los días en el mismo lugar, desayunaba todos los días en el mismo lugar. No me estaba escondiendo de nadie, no tenía por qué esconderme. Manejaba diferentes negocios: lavadero, parrillas…
-¿Por qué pensás que siendo tan conocido desde hace tantos años te detienen recién ahora?
-Porque hoy en día hay una guerra por el poder y yo soy de la vieja escuela. De las personas que sostienen que hay cosas que no se hacen, que no se permiten. La única manera de hacerme a un lado, de eliminarme, era con la Policía. Te lo digo en criollo, en el idioma de la calle: necesitaban a la Policía porque de frente no les da la sangre, no les da la nafta.
-Si no sos narco, entonces ¿qué hacía ese bunker cinco metros bajo tierra tapado por la casita de juguete que encontró la Policía?
-¿Es un bunker o un sótano?
-No! ¡Cómo un sótano! ¿Y para qué estaba la casita disimulando la entrada?
-Era un sótano que estaba en la casa. ¿Encontraron algo ahí? No. Es toda una ficción que se montó. Es un sótano que tenía la casa y yo lo refaccioné.
-Difícil de creer.
-Podés creerme o no creerme. También te puedo decir que era una habitación de pánico, de seguridad para mí. Yo he sido secuestrado varias veces. En el 2000, en el 2004, por la Policía. Están denunciados. Mi familia hizo la denuncia en la DDI. Mi hijo fue secuestrado. Lo mío era más cuidarme de la Policía que otra cosa. Hoy en día me pueden acusar de no pagar AFIP, de no tener una cuenta bancaria. La verdad es que no me interesaba tener una cuenta porque le tenía más miedo a la corrupción policial que a los delincuentes.
-¿Pensás que es posible salir bien librado de esta causa?
-No sé, ojalá. No creo, porque está muy mediatizada. Soy un premio para el Gobierno, para la Policía. Pero desde que estoy preso hubo más guerra en San Martín, hubo más muertes. Desde que yo estoy detenido hubo más muerte, hubo más… no sé como explicarlo. Acá hay una familia que siempre manejó todo, y lo sigue manejando, hay un sobrino de Goncebat.
A Pacheco no le gusta señalar con el dedo, cosas de códigos. Está tentado a dar nombres y apodos, pero calla y solo sugiere.
Finalmente remata: “Yo no he caído detenido cuando he hecho cosas. Nunca. Y ahora que no hice nada estoy preso. Me parece injusto, injusto que esté detenida mi familia. Mi vida, no es tan, tan, tan, así como se dice. Parecería que soy el delincuente más peligroso de este país. No me creen, pero yo soy una persona monótona, con una vida monótona“.
EM
Fuente Clarin