Ese día la realeza del kirchnerismo también visito Olivos, incluido Máximo Kirchner, aunque solo tengamos una foto “de familia” fuera del quincho, que habla de la farsa montada, con distanciamiento y barbijos.
Ese día 30 de diciembre despedían el año y es otro engaño del presidente que dice no saber. Otro insulto a los argentinos y a los más de 100.000 muertos que nos enlutan.
¿Tampoco el presidente (con minúscula) sabía de este evento y lo organizo su novia que protocolarmente funge de primera dama?
Qué pasaría si aparece una foto, es la pregunta del millón. Tal vez Cafiero III tenga que poner la cara para anticipar que fue un error, para que Fernández luego culpe al gato a Dylan o al que se le cruce en ese momento. La cuestión es que casi 70 personas despidieron el año en el quincho presidencial
¿A quién pediría “moler a golpes” Aníbal Fernández?
Lo cierto es que con la aparición de la ya trágica foto de la desidia y la burla, corren las versiones, en realidad se multiplican, sobre el enojo de CFK. Tampoco comprende bien Cristina Kirchner los exabruptos, gritos o la incontinencia verbal de Fernández. ¿Estará auto medicado?…otros hablan sobre malas compañías. Curioso de Maradona decían lo mismo.
La vice-presidente viene alertando en privado sobre los “excesos” del presidente y sus amigotes. Así lo reflejaba el periodista, siempre bien informado, Roberto García, quien aseguraba: “Cristina Fernández de Kirchner (CFK) cree que Alberto Fernández debe ser más medido para hablar. Pidió la posibilidad de que hubiera un mánager o jefe ceremonial para que lo ordenara. También, reclamó que, en alguna medida, hubiera más gente con la cual Alberto Fernández pudiera cruzar diálogos, en otras palabras, alguien que evite que diga pavadas y mentiras“. “Estas sugerencias de Cristina Fernández de Kirchner no le habrían gustado nada a Alberto Fernández”