“La interné por un cambio de medicación y me la devolvieron en un cajón“, repite María Cristina Mendoza (57) durante toda la conversación. Repasa, una y otra vez, sus anotaciones con las internaciones, los tratamientos y los pedidos a la obra social para atender a su hija en medio de una pandemia que la dejó aislada. Sol Milagros López está muerta, no llegó a cumplir sus 25 años ni a “estabilizarse en dos semanas”, como habían prometido los médicos.
María Cristina es costurera y vive en el barrio La Juanita, de Laferrere (La Matanza), desde donde viajaba para visitar a su hija en Pilar. Busca respuestas, quiere saber “¿por qué?” y “¿quiénes son los responsables?” de su muerte pero, sobre todo, quiere que “ningún otro chico se quede sin cumplir sus sueños”.
Sol fue la tercera de cuatro hijos. No tenía un diagnóstico firme, aunque estaba bajo tratamiento psiquiátrico por una bipolaridad y un trastorno que la llevó a estar medicada.
Debido a la pandemia de Covid-19, el acompañamiento y sus tratamientos se complicaron: sesiones virtuales con su psiquiatra, llamadas con su psicóloga y cambios de medicación que su cuerpo no toleró.
Sol había sido institucionalizada el 25 de enero. Murió el 5 de marzo.
“Tuve tres órdenes de internación que se presentaron en IOMA, pero no conseguía ninguna clínica que le diera un lugar por la pandemia. Mi hija pasó de ser una chica deportista, llena de sueños, a tener problemas de motricidad. Me recomendaron acompañante terapéutico, terapista ocupacional y no sé cuántas cosas más. Pero durante la pandemia no había nada de todo eso”, cuenta Cristina a Clarín.
La mujer repasa las intervenciones, las diferentes medicaciones y las reacciones que generaron en el cuerpo de su hija. El deterioro fue creciendo y la orden de los médicos era una: institucionalizarla hasta que se estabilizara.
“Sol nunca dejó de estar asistida pero la burocracia de las obras sociales complicó muchísimo su tratamiento. La medicación que le dieron le hacía mal, ella sufría, me decía: ‘mamá no soy yo, no entiendo qué me pasa‘, no le respondía el cuerpo. Una como mamá lo último que quiere es internar a un hijo, pero nos decían que era lo mejor”, explica Cristina.
Sol y sus hermanos, Jerónimo (16), Estrella (31) y Facundo (27).
Y así fue, después de muchos reclamos consiguió que IOMA, la obra social que heredó del papá de Sol que había sido docente en la provincia de Buenos Aires, le consiguiera un cupo en la clínica Estancia del Pilar, donde finalmente la internaron el 25 de enero.
La familia de Sol pensó que el verde, la naturaleza y los animales iban a ayudarla en su recuperación. Confiaron.
“Fue todo un mes sin saber nada de mi hija. No me respondían los mensajes, ni los mails. No me podía comunicar con ella, era dificilísimo el contacto. Cuando hablábamos eran seis minutos, 20 como máximo. Por la cuarentena, no podíamos entrar a visitarla, no me permitían acercarme a ella y yo la escuchaba mal”, recuerda Cristina.
Sol, junto con su mamá.
E insiste: “La última vez que hablamos me dijo que se babeaba, que estaba mal, que no se podía mover. Ella nunca estuvo desatendida por su mamá, yo me ocupé de que la vieran los médicos, que tomara su medicación, de tratar que estuviera bien. No la dejé en la calle, la dejé en un centro de salud donde se suponía que la iban a atender“.
El 5 de marzo, a la medianoche, Sol fue encontrada muerta en la habitación de la clínica Estancia del Pilar. Según el reporte que los médicos dieron a la familia, a las 22 estaba “profundamente dormida” después de tomar su medicación.
Dos horas después, cuando su compañera de cuarto fue a acostarse, la encontró ahorcada con una sábana. Sol se había suicidado.
Sol Milagros López junto a su mamá Cristina Mendoza y a su papá, que falleció durante la cuarentena por la pandemia de coronavirus en Argentina.
“Ese día me llama un doctor de guardia y me dice que mi hija había fallecido, que se había quitado la vida. Yo me pregunto desde entonces es: ¿qué cuidados tenían? Si uno acude a una institución es para que la cuiden porque ella tenía a su mamá para protegerla. Mi hija no se quería quitar la vida ¿quién estaba a su cargo?”, se desespera Cristina.
La investigación
Las preguntas de la mujer desembocaron en una investigación de la Fiscalía N° 1 de Pilar por “averiguación de causales de muerte“. De marzo a esta parte la causa prácticamente no tuvo avances, ni siquiera fueron citados a declarar los directivos de la clínica ni el personal a cargo al momento de la muerte.
Pero hace unos días una pericia despertó la preocupación: “Se detectó 0.72 G/L de sustancias volátiles reductoras totales (expresado como alcohol etílico)”, reza el informe.
“Con la medicación que tomaba Solcito y ese grado de alcohol en sangre… yo estoy segura de que sin eso no se hubiera quitado nunca la vida. Cuando llegamos, las amigas de Sol no paraban de llorar y me dijeron que había otros casos, que otras personas murieron en esa clínica y yo quiero saber ¿quién entró el alcohol? ¿quién se lo dio? ¿qué clase de cuidados tienen?”, advierte la mujer.
En el centro de salud no respondieron ante las consultas de Clarín. En el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires indicaron que el control y las inspecciones corresponden a la Municipalidad de Pilar. Estancia del Pilar estaría habilitado y con las certificaciones en regla.
Mientras tanto, la investigación continúa.
“Entendemos que se debe investigar la responsabilidad de quienes tenían a cargo el tratamiento de Sol y específicamente la de los profesionales de la salud que estaban a cargo de su cuidado esa noche”, le dijo Andrés Bonicalzi, el abogado de la familia, a Clarín.
Como representante del particular damnificado pedirán el cambio de calificación legal a “homicidio culposo“.
¿Una muerte evitable?
“Entendemos que la muerte de la víctima era evitable si se hubiese cumplido con el deber a cargo. Sin el consumo de alcohol, creemos que Sol estaría hoy con vida, entendiendo que el alcohol, y aun más con la mezcla de la medicación psiquiátrica, opera como una disminución de los frenos inhibitorios y del plano de la conservación de realidad de la víctima”, comenta Bonicalzi.
Fuentes judiciales informaron a este diario que “la causa está en plena etapa de investigación” y dieron casi por descartado que puedan haber participado terceras personas en la muerte, que haya criminalidad o que se haya tratado de un homicidio doloso.
Asimismo, indicaron que este miércoles se presentó a declarar el perito que realizó los análisis para aclarar la situación respecto del consumo de alcohol y que “explicó en su declaración que hay otros motivos que pueden reaccionar y marcar este indicador”.
Sol Milagros López (24) murió en la clínica psiquiátrica Estancia del Pilar el 5 de marzo de 2021.
Por lo que infirieron: “No necesariamente tiene que haber sido por la ingesta de alcohol, sino que se dan diferentes procesos en el cuerpo que son medidos de esta manera y pudieron haber llevado a este resultado. No nos pueden asegurar que este resultado esté directamente relacionado con el consumo de alcohol“.
Si bien esta pericia podría generar algunos debates en el expediente judicial, lo cierto es que la investigación continuará para determinar “si hubo algún tipo de negligencia o alguna mala praxis en el proceso“, indicaron.
La familia de la joven apunta a difundir la historia de Sol para que otros familiares de víctimas que pudieran haber estado institucionalizados en este centro puedan compartir su testimonio y determinar si hay una mecánica repetida en la atención.
Sol quería ser profesora de Educación Física y le gustaba hacer artesanías y pintar. También las plantas y la naturaleza. En sus cuadernos escribía: “Soltar para avanzar“.
Cristina los repasa, contempla sus sueños y dice: “Como la muerte de Sol hay muchas. Sé que me estoy jugando la vida, pero yo quiero saber qué pasó con mi hija. No voy a ser una mamá más que se va a ir de este mundo sin saber qué hicieron con su hija”.
GL – EMJ
Fuente Clarin