Desgraciadamente es muy frecuente que gobernantes en problemas exacerben roces exteriores que funcionan como distracción de los asuntos domésticos que son los que preocupan en lo inmediato a la gente.
Esa actitud fue un clásico de los gobiernos militares que conviene evitar. Reponer el esquema de Defensa de la administración Garré y agregarle un sorprendente patrullaje conjunto no previsto en ningún acuerdo entre ambos países, no ayuda a la serenidad necesaria en los ánimos de ambas partes.
En Chile, por su parte, hay sectores que hace tiempo tratan de reverdecer el conflicto de Hielos Continentales –jamás demarcado en el terreno por las administraciones kirchneristas- y fogonean cualquier punto de posible controversia.
Ya se está enredando a la opinión pública en un galimatías de argumentaciones jurídicas a cada momento más encendidamente patrióticas, con el resultado de mezclar los sentimientos nacionales con lo que debiera constituir una serena negociación de partes entre dos países hermanos, con gobiernos determinados a construir progreso y no reyertas entre sus habitantes.
La situación es técnica y jurídicamente compleja, lo que debiera convertir a las partes en hombres de estado sumamente prudentes, porque ninguna de las posiciones exhibe una claridad meridiana con la totalidad de los argumentos a favor de uno y nada a favor de otro.
En los años Ochenta y Noventa ambos países recogieron el aplauso del mundo con un negociación de menos de siete años que terminó, para siempre, con las últimas 26 conflictos limítrofes en la segunda o tercera frontera ininterrumpidas más larga el mundo, luego de cien años de disputas que incluyeron la pérdida de al menos una vida chilena.
Lo primero que debe hacerse es no envolverse heroicamente en la bandera y, lo segundo, poner lo actuado en suspenso hasta que, siguiendo aquel ejemplo tan exitoso y tan cercano generar sendos equipos negociadores que trabajen hasta determinar cómo podemos seguir conviviendo sin distraer esfuerzos en conflictos que, con el tiempo, seguramente podrán solucionarse
* Por Andrés Cisneros, ex vicecanciller de Guido Di Tella. Fue primer presidente de La Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) de Argentina
Fuente Clarin