“Fui yo. Quería aclarar que todo eso vino a desde el momento que nos enteramos que tenía un retraso. Quise quitarme la vida para que nos vayamos los dos. Primero ella y después yo. Pero no tuve suerte”.
Así, Manuel Avila (42) confesó ante un tribunal ser el autor del crimen de su hija Martina, de solo 6 años. Una vez más, la audiencia del juicio se vio conmovida. Ya en las audiencias anteriores hubo testigos que se quebraron y no pudieron seguir declarando.
Hasta el jefe de los fiscales, Daniel Báez había dicho: “A la nena la mataron dos veces”, debido a la saña con la que su padre le quitó la vida. El hecho ocurrió en la ciudad chubutense de Puerto Madryn.
Ávila no quiso responder preguntas cuando declaró ante los jueces Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez en la jornada de alegatos. Pero si fue dejando frases impactantes: “Me quedé a sufrir acá, de por vida. Aquí estoy muerto en vida”, dijo.
Está acusado de “homicidio agravado por el vínculo” y afirmó que “todo lo iba acumulando, porque era un tipo cerrado; eso me jugó una mala pasada. Me cerré en mí mismo. Yo no era feliz, era un tipo infeliz, sufría mucho. Siempre entregué todo por ello, fui un pelotudo por no pedir ayuda”, intentó justificar.
Martina fue asesinada el 13 de abril de 2019. Los policías que vieron la escena la describieron como “atroz”. El cuerpo de la niña estaba tendido sobre un charco de sangre. El fiscal Daniel Báez detalló que “la menor tenía entre 23 y 24 lesiones por golpes, fractura de cráneo y un corte profundo en el cuello que le cortó la laringe y llegaba casi hasta la columna”.
Llegando al juicio. El sujeto confesó el asesinato de su pequeña hija. “Estoy muerto en vida”, dijo”. Foto: Fiscalía Madryn
“Ya estaba muerta con el golpe en el cráneo”, declararon los peritos forenses. Los cortes posteriores nada tuvieron que ver con el deceso.
Ávila fue detenido esa noche. “Policía lléveme preso, maté a mi hija”, gritaba mientras pateaba la puerta de su vecino. El policía Rodrigo Lamas se asomó y vio a Ávila exaltado, con un cuchillo en la mano y el torso desnudo y ensangrentado. Inmediatamente se acercó hasta el domicilio y comprobó que había asesinado a su hija Martina, que tenía retraso mental y un trastorno en el desarrollo motriz.
“Cuando me vio, (Ávila) salió corriendo. Di aviso a la policía y a los tres minutos llegó el móvil. Ellos entraron a su casa y salían rápido agarrándose la cabeza. “Se la mandó”, gritaban. Después, entré yo a la casa y vi a la nena tirada en el piso. Le tomé el pulso y no tenía, así que salí para no contaminar la escena. No quise mirar más porque yo también tengo una hija”, recordó Lamas.
“Al procesamiento de las pruebas, y luego de la confesión, no han quedado dudas, el veredicto debe ser de culpabilidad. Martina Ávila perdió la vida a manos de la agresión de su padre”, afirmó el fiscal Alex Williams.
El defensor público Diego Trad, por su parte, sostuvo que fueron “circunstancias extraordinarias” y que “la mató para evitar el sufrimiento de la niña”. Para el abogado, la pena debería ser entre 8 y 25 años.
En su momento el asesinato de la pequeña conmovió a sus vecinos. “Era un ángel. Siempre andaba recorriendo las casas con una sonrisa. Desparramaba ternura pese a su problema”, dijo una vecina que declaró en el juicio. Después se quebró y no pudo seguir declarando. Lo mismo ocurrió con varios policías que se hicieron presentes en la audiencia porque habían participado del operativo en la casa donde la nena fue asesinada.
El veredicto de los jueces Horacio Daniel Yangüela, Patricia Reyes y Marcela Pérez se conocerá la próxima semana. Si Ávila es declarado culpable por la calificación que pide la fiscalía, la única pena prevista por este delito es prisión perpetua, según informó la justicia de Chubut.
Chubut. Corresponsal.
GL
Fuente Clarin