Las distintas fuerzas políticas aunaron posiciones este miércoles para rechazar ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado un reciente decreto del gobierno de Chile que delimitó la plataforma continental de ese país al sur de Tierra del Fuego, en una zona que se superpone con la plataforma extendida por la Argentina.
En ese tren, el canciller Felipe Solá abrió la reunión virtual con los legisladores acompañado por el secretario del Área Malvinas Daniel Filmus, junto a técnicos y diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores. Chile “manifiesta una vocación expansiva” que la Argentina rechaza, sentenció Solá en su discurso que seguían figuras del oficialismo pero también senadores de la oposición como el radical Julio Cobos o Humberto Schiavoni, del PRO.
Por su parte, el peronista Adolfo Rodríguez Saá lo recibió con un proyecto de declaración para que la Cámara rechace el decreto del presidente Piñera que reivindica para su país una zona de la plataforma marítima en el Atlántico sur.
El canciller Felipe Solá y el secretario del Area Malvinas, Daniel Filmus ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado
Solá, que el martes criticó un comunicado del PRO que llamaba al diálogo con Chile pero que no criticaba la posición trasandina, este miércoles se encontró con un ambiente de unión y apoyo practicamente de las fuerzas de oposición. Más aún, Cobos le agradeció, aunque le pidió que comparezca más en el Congreso y que lo quieren oír hablar sobre las políticas del Gobierno respecto a Nicaragua y Venezuela. Solá dijo que “sí”. Pero también le exigió a la oposición que se pronuncie sobre quién tiene razón, sí Argentina o Chile.
Comenzó su presentación recordando que el pasado 23 de agosto, el Gobierno de Chile publicó el Decreto N° 95 relativo a espacios marítimos, “mediante el cual pretende proyectar su plataforma continental al Este del meridiano 67º 16´ 0, avanzando sobre la plataforma continental argentina en unos 5000 km2 y superponiéndose también con alrededor de 25.000 km2 de fondos marinos oceánicos que constituyen Patrimonio Común de la Humanidad”.
El sábado último, publicó un tuit y un comunicado con un contenido similar de crítica a Chile.
En ese tren, sentenció: “La aspiración que ahora Chile manifiesta extemporáneamente contradice la letra y el espíritu del Tratado de Paz y Amistad de 1984, manifestando una vocación expansiva que la Argentina rechaza”.
Solá aseguró que el decreto del presidente Sebastián Piñera es “contrario” al artículo 7 del Tratado de Paz y Amistad de 1984, por las siguientes razones que establece que “al sur del punto final del límite (punto F), la Zona Económica Exclusiva de la República de Chile se prolongará hasta la distancia permitida por el derecho internacional, al occidente del meridiano 67°16′,0 de longitud oeste, deslindando al oriente con el alta mar”.
El ministro dijo que la zona económica exclusiva de Chile “no puede extenderse” más allá del límite allí acordado.
En el gobierno chileno igual contradicen esta idea. Interpretan que el Tratado de Paz regula aguas pero no plataforma continental que es la prolongación natural de un territorio nacional que incluye el lecho y subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá del mar territorial.
Pero, dijo Solá, Chile no puede pretender proyectar su soberanía en ninguno de esos ámbitos marítimos (aguas, lecho y subsuelo) más allá de los límites acordados en el artículo 7 del Tratado de Paz y Amistad de 1984.
El ministro aseguró que Chile no había protestado hasta mayo de 2020, cuando el Gobierno argentino hizo ley sus nuevos límites con la plataforma continental hasta 350 millas náuticas en donde la geografía se lo pedía. “Ese país dispuso de numerosas oportunidades tanto a nivel bilateral como multilateral para expresar su desacuerdo en forma específica y, contando con toda la información para ello, optó por no hacerlo con los efectos que eso conlleva”.
“Los planteos contenidos en la correspondencia diplomática chilena anterior a mayo de 2020, no refieren en ningún caso al sector que ahora pretende y sólo precisan algunas cuestiones vinculadas al continente antártico”, dijo y recordó que otros seis países sí objetaron la presentación argentina: Reino Unido, Estados Unidos, Rusia, India, Países Bajos y Japón
“Hubiera bastado con que Chile remitiera una nota a nuestro país o a la Comisión para evitar que ésta se expida sobre la cuestión, tal como lo hizo la Argentina oportunamente para impedir que la Comisión se pronuncie sobre la presentación del Reino Unido relativa a la plataforma continental de Malvinas”.
Para Solá ello implicó que Chile reconociera que la plataforma continental argentina más allá de las 200 millas al sur de Tierra del Fuego constituye la prolongación natural del territorio argentino, que es objeto de la pelea ahora.
El presidente Alberto Fernández, que visitó a Piñera en enero pasado, guarda ahora silencio por ahora. Pero se sabe que en Casa Rosada están el presidente chileno. Más aún aseguran que su decreto tuvo fines electoralistas -Chile está en la previa de la campaña presidencial, aunque Argentina también lo está pero legislativa.
En Balcarce 50 son más duros aún y hay quienes comparan al mandatario trasandino con el ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, por su aventura militar en las Malvinas de 1982, lo que llevó a la Argentina a una guerra con el Reino Unido.
Piñera, que sostuvo en una entrevista con El Mercurio que su país actuaba en “su derecho”, no se pronunció más al respecto. Entre tanto, su canciller, Andrés Allamand, dijo que el domingo que iba a llamar a Solá, pero aún no se comunicó conversación alguna.
La crisis con Chile es fuerte, y se sucede a un año y medio de otros malos entendidos bilaterales. El ministro argentino ya dijo este miércoles que el mecanismo de solución de controversias que resultaría aplicable a este conflicto es es el previsto en el Tratado de Paz y Amistad de 1984 que contempla un procedimiento de conciliación (Art. 5) y habilita en última instancia a cualquiera de los dos países a demandar al otro ante un tribunal arbitral (Art. 6) respecto del cual estará obligado tanto a comparecer como a cumplir con su sentencia.
Fuente Clarin