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La muerte del ex juez Norberto Oyarbide trajo el recuerdo uno de los episodios más polémicos que lo tuvo como protagonista: el escándalo sexual de Spartacus.
En 1997, tres años después de su nombramiento como juez federal, estalló el escándalo del prostíbulo de los años ’90 que funcionaba en Agüero al 1900, en el barrio porteño de Recoleta. Allí se filtraron imágenes de cámaras ocultas en el lugar que envolvieron al juez en una polémica.
Todo surgió cuando la Policía Federal allanó la habitación del narcotraficante mexicano Amado Carrillo Fuentes, conocido como “El Señor de los Cielos”, en el hotel Fourn Season. Allí se descubrió que había llamadas al prostíbulo gay Spartacus y se ordenó un allanamiento.
En el momento del operativo, el conserje de Spartacus les aseguró que tenían la protección de Oyarbide. Ese fue el detonante del escándalo.
Luciano Garbellano, el polémico empresario dueño del prostíbulo Spartacus.
Así estalló el caso, con Luciano Garbellano, uno de los promotores de Spartacus, como protagonista. El empresario aseguraba que el ex juez les brindaba protección a cambio de entre 10 mil y 15 mil dólares mensuales, más la provisión gratuita de servicios y champagne en el local.
Mientras escalaba el escándalo, Carlos Corach, el entonces ministro del Interior de Argentina, llamó al juez y le preguntó sin vueltas sobre las posibilidades de que existiera un video que lo mostrara dentro del prostíbulo. Oyarbide respondió: “Un 80 por ciento… Doctor, ¿qué debo hacer?”.
Corach retrucó: “Mirá Petiso, te recomiendo que renuncies. Es la única forma de cortar con el escándalo en el Congreso y en los medios y así salvar tu vida personal y la credibilidad del fuero federal”.
A pesar de las advertencias, Oyarbide no dudó: “No renuncio. Voy a pelear”.
Poco después se conocieron los videos de los clientes del prostíbulo, entre los que estaba Oyarbide.
José Antonio Soldano, quien era uno de los tres dueños de Spartacus junto a su hermano Daniel y a Garbellano, salió con una versión distinta. Sus dichos situaron a Oyarbide como una víctima.
La primera reacción del juez había sido salir a defenderse en la TV. Ante las cámaras, Oyarbide reconoció su relación con Garbellano y que concurrió a Spartacus, aunque aseguró no sabía que allí se realizaran ofertas de sexo por dinero.
“Yo iba sin saber de qué se trataba y las pocas veces que fui no advertí que en ese sitio se desarrollara la actividad que dicen. Yo sólo sabía que en el tercer piso vivía Garbellano y que allí recibía a sus amistades”, había asegurado el ex magistrado.
El escándalo estuvo cerca de poner en peligro su puesto. Llegó a juicio político pero el caso se trabó en el Senado por presiones del menemismo. Su suerte se selló el 11 de septiembre de 2001, mismo día del ataque terrorista contra las Torres Gemelas en Nueva York.
LM
Fuente Clarin
