La fractura expuesta de Gabinete que sufrió el presidente Alberto Fernández ayer al mediodía, poco tiempo después de hablar en público en compañía del ministro Martín Guzmán, sorprendió al mundo financiero, no tanto por el hecho en sí sino por el momento en que se da, apenas 72 horas después del golpe electoral que sufrió el Gobierno. La crisis era esperable, pero para después de las elecciones de noviembre.
Tras la aparición de “ofrecimientos de renuncia” a repetición, no hubo ni corrida del dólar ni disparada del riesgo país. A priori, la crisis a cielo abierto que se expuso ayer es vista por el mundo financiero como una confirmación de que el Gobierno de los Fernández inició su cuenta regresiva. La película que se imaginan en el mercado es más o menos conocida: el oficialismo pierde las elecciones de noviembre; pierde bancas en Diputados y corre el riesgo de perder el quórum en el Senado. Si todo eso ocurre -no menos importante- hay poco espacio para la fantasía de la radicalización.
En el mercado tomaron nota de las palabras de Alberto Fernández, afirmando que el presupuesto 2022 se armó tomando como un dato objetivo que habrá acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. “Es una cuota de racionalidad dentro del panorama dantesco de estos meses” señaló un banquero.
Claro. Una cosa es lo que se dice un miércoles de mediados de septiembre de 2021 y otra lo que realmente ocurra en las próximas semanas. La incertidumbre no se va a disolver fácilmente, porque la crisis está lanzada y su dinámica puede ser indescifrable y difícil de anticipar.
Es que ya no se está hablando de tal o cual rumbo económico, sino de algo que se juega a nivel institucional: quién tiene el poder hoy, quién lo tendrá a partir de noviembre y cómo transcurrirá el largo camino hasta las presidenciales de 2023.
Es obvio que la cuota de optimismo que se reservan los analistas financieros y económicos es porque hoy parece mucho más probable que hace apenas una semana que habrá cambio de rumbo económico en 2023.
En términos de inversores, tal vez esta crisis le puso un piso a los precios de los activos financieros argentinos. Y ese podría ser el dato que le pueda dar cierta red de contención a un gobierno extremadamente debilitado.
Días atrás, se había expandido el rumor que apuntaba a una mudanza de Sergio Massa desde diputados a Jefatura de Gabinete. Y con esa mudanza la toma del control de Economía (¿Martín Redrado?). No hay certezas. Pero los operadores no descartan nada.
Fuente Clarin