Alberto Fernández y Eduardo “Wado” de Pedro recién volvieron a verse cara a cara el sábado, arriba del avión de la flota oficial que los llevó a La Rioja junto a parte del renovado Gabinete. Dicen que se habían cruzado mensajes de teléfono el viernes, 48 horas después de que el ministro del Interior presentara su renuncia sin aviso -seguido por una decena de funcionarios que responden a Cristina Kirchner-, que el Presidente se enterara por boca de otros y que la confianza entre ambos quedara herida de muerte.
“En política siempre hay dos planos: el personal y los intereses comunes. ¿Va a ser la misma confianza que se tenían? No sé, eso lo dirá el tiempo“, explicaba a este diario un estrecho colaborador presidencial que miércoles, jueves y viernes trabajó a tiempo completo junto a media docena de dirigentes para que los vínculos entre la Casa Rosada y el kirchnerismo no volaran por los aires.
Hasta subirse al avión rumbo a La Rioja -según trasciende, hubo un clima “normal” durante el viaje-, De Pedro, el ministro más cercano a la ex Presidenta, no había vuelto a aparecer por su oficina de la planta baja de la Casa Rosada.
Se recluyó en múltiples reuniones -algunas de ellas junto a Cristina Kirchner- mientras el Presidente meditaba junto a sus colaboradores más leales si aceptaba o no su renuncia. Es que lo de “Wadito”, como lo llamaba en confianza, lo descolocó especialmente.
“Wado” de Pedro junto a los funcionarios que viajaron el sábado a La Rioja con el Presidente. En la foto Massa, Manzur, Katopodis y Zabaleta.
Tanto que, del entorno, se filtró que había aceptado su salida. Tuvo que intervenir Vilma Ibarra como “vocera oficial del Presidente” ante una maraña de periodistas acreditados en la Casa Rosada para aclarar que todavía seguían todos.
El funcionario, sin embargo, activó un plan B ante la posibilidad concreta de dejar el Gobierno, como circuló al menos durante unas cuantas horas, una negociación que también incluía la salida de Santiago Cafiero. No se fue ninguno de los dos.
Fuentes confiables dan cuenta de que, en medio de las 48 horas de negociaciones cruzadas en las que crujió el Frente de Todos, el ministro estuvo cerca de mudarse al gabinete provincial. Junto a Máximo Kirchner, se conversó con Axel Kicillof la posibilidad de que De Pedro reemplazara a Teresa García en el Ministerio de Gobierno que ahora ocupará Cristina Álvarez Rodríguez.
Tenía lógica: buena parte del proyecto K de cara al 2023 -el verdadero objetivo que motivó los movimientos de los últimos días- se focaliza en la provincia de Buenos Aires.
Con el vínculo personal quebrado, Fernández y De Pedro buscan ahora recomponer la relación política. “La sangre no llegó al río”, subrayaban por estas horas desde una de las principales terminales de la coalición tras la confirmación de la continuidad del ministro del Interior.
“Somos toda gente grande”, explicaban este domingo en el entorno del Presidente en alusión a Fernández y De Pedro.
Lo cierto es que ni al Presidente le agradó que la renuncia presentada por el ministro no haya tenido preaviso, ni al funcionario le gustó leer que la carta había sido aceptada a través de los medios.
Pasó lo mismo con Federico Basualdo, el subsecretario del Ministerio de Economía que se identifica con el kirchnerismo y cuya salida también fue filtrada por la prensa. Basualdo nunca se fue. De Pedro tampoco.
Fuente Clarin