Por Guillermo Tiscornia*
Espuria metodología aplicada para empoderar al doctor Horacio Rosatti en calidad de nuevo Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Virulenta reacción del doctor Ricardo Lorenzetti.
1.La virulenta reacción observada en el doctor Ricardo Lorenzetti ante la reciente metodología de designación aplicada por los Ministros Cortesanos y encaminada a empoderar al doctor Horacio Rosatti en calidad de nuevo Presidente del Alto Tribunal la da plena visibilidad a una irreversible fractura en el seno del mismo Alto Tribunal la cual a esta altura aparece como un camino sin retorno y que compromete su pacífico funcionamiento institucional.
- Y lo que subyace dentro de esa disputa palaciega no es otra cosa mas que una matriz cultural que distingue a una corporación judicial de neto sesgo corporativista y cesarista; y en lo que toca a los fueros judiciales considerados estratégicos por parte del poder político y donde se dirimen los casos de corrupción estatal se aprecia un sesgo mas preocupante aun.
- En efecto, la sistemática intromisión del factor mediático y político sobre las funciones tribunalicias no ha hecho mas que socavar las bases del sistema judicial; así, explicando el fenómeno francés lo describía con precisión el ensayista Jean Claude de Gillebaud ( “ La traición a la ilusión”).
- Y hace mas de ciento cincuenta años ya lo venía advirtiendo Alexander Hamilton ( “ El Federalista”), cuando señalaba que el Poder Judicial es la más débil de las tres coronas del Estado, por cuanto no dispone ni de la bolsa ( simboliza el poder económico del Estado), ni tampoco de la espada ( en referencia a la potestad coactiva del Estado), y la historia, agrega Hamilton, se ha encargado de reafirmar la incontrovertible veracidad de dicha afirmación.
- Jueces convertidos en exquisitos jugadores de póker los cuales cultivan el arte de la especulación y del cálculo político y siempre atentos con el radar a observar como van llegando los designios desde la comarca presidencial frente a asuntos de alta sensibilidad para el mismo poder político de turno.
- No en vano la ensayista Beatriz Sarlo explicaba que en la Argentina los fallos no se definen precisamente a partir de criterios de imparcialidad o de igualdad ante la ley sino por el contrario el sentido del fallo dependerá de cuan fuerte e intensa sea la relación de fuerzas de la política.
- Y para muestra basta un botón; en efecto la Corte Federal tiene cajoneado desde hace más de siete años la definición de un planteo a partir del cual se cuestionó la composición del Consejo de la Magistratura conforme el diseño reformador aplicado allá por el año 2006 el cual vino a quebrar el equilibrio institucional en la representación multisectorial del también devaluado organismo.
- Y dos editoriales del periodista Carlos Pagni en directa referencia al fraudulento desempeño de ese genuino adefesio institucional denominado eufemísticamente como Consejo de la Magistratura y publicadas en el diario La Nación el 13 de mayo y el 18 de diciembre ambas del año 2020, y referidas, la primera, al ya jubilado juez federal doctor Rodolfo Canicoba Corral y la segunda , a una espuria negociación que tuvo como protagonista al juez doctor Ricardo Recondo, reafirman acerca de la pésima calidad institucional de los estamentos judiciales argentinos.
- Y las estadísticas que llegan desde el sistema interamericano de derechos humanos colocan al Estado Argentino en clara posición de pésima praxis institucional ( “Cantos”, Bayarri”, “ Bulacio”, “ Espósito”, “Derecho”, “ Gutiérrez”, “Kimel”, “ Verbitsky”, “ Mohamed”, “Fontevecchia”, “ Damico”, “ Jenkins”, “ Romero Feris”, “Pontoriero”, “ Fernández Prieto” etc.).
*Guillermo J. Tiscornia
Ex juez en lo Penal Económico