Durante hace mucho tiempo fui un desinteresado de la política, siempre pensé que eran todos más de lo mismo.
Luego, comprendiendo con los años que nuestro nivel de vida como país desmejoraba notoriamente, empecé a analizar el “por qué”, llegando a la conclusión que, en tiempos de crisis, nosotros, el común de los mortales, solemos echarle la culpa a la clase política. Y en verdad comprendí que lo único que hacíamos era darle la espalda a la sociedad cuando más se nos necesitaba, ya que al tomar dicha actitud, los lobos se apropiaban del gallinero, aumentando nuestro malvivir.
Un amigo político de fuste, acá en Mendoza, solía aconsejarme no solo a participar en política, de forma activa, sino asimismo de forma pasiva, esto era o del lado de adentro siendo funcionario, o del lado de afuera siendo un ciudadano que controla, que pida rendiciones, que pida informes.
Pues bien, decidí ante una invitación concreta de este funcionario quien vino a mi casa, ser parte de la epopeya de integrar su próxima gestión (año 2015) en la cual viví experiencias de mucho aprendizaje.
Al tomar semejante responsabilidad, se transitan distintas emociones. La toma de decisiones en un ámbito que había sido devastado por la gestión anterior en todo nivel no era fácil, fue abrumador. Pero aun así se logró con perseverancia y convicción ir corrigiendo la tarea encomendada.
Desde lo político, y al ser novato respecto a otros funcionarios, tuve recibimientos de todo tipo, desde el colaboracionismo total hasta quien me recibe con un cargo directivo (hoy sigue a cargo, un miserable) que me manifestó que si a mí me iba mal, era mejor para él porque era señal de que él era mejor que yo (hay de todo en la viña del señor).
Luego, entre acciones concretas y acordes a mi cargo, realicé tareas de resultados muy efectivos en la vida cotidiana, como ver que cierto gran híper, de una reconocida marca francesa, en un término corto vendía productos vencidos al público y/o re-etiquetaba los mismos ante el vencimiento ocurrido, dando nuevas fechas, cosa antirreglamentaria si las hay.
Al informar esto siempre se me sugería que no pasáramos de la multa, irrisoria por cierto, ya que en dicho local había una oficina del mismo municipio. Ese fue uno de los casos que me empezaron a hacer ruido, otro era de una fábrica que nunca había sido habilitada, (por 40 años) como tantas otras, y utilizaba material que mal acopiado podría generar intoxicaciones a los vecinos, amén de no tener sistemas eficientes anti-incendios. Pues bien, la fábrica seguía su proceso, el trámite se hace demorar también por sugerencia de no tocar, y demás. Hace muy poquito parte de esa fabrica tuvo un incendio importante.
Y, por comentar otro caso también ver como cuando el tiempo medio de una habilitación comercial rondaba entre el año y medio y 2 años, en algunos casos se efectivizaba en apenas un par de meses, sin que pasara dicho expediente por mis manos. Justo esa habilitación era denunciada como ser parte de un cúmulo de empresas de algún gremialista inquieto supuesto lavador de dinero, el cual estuvo preso y hoy gracias a la magia del gobierno nacional esta libre…. y con nuevo emprendimiento en el mismo municipio.
Tras ver ese cúmulo de anormalidades que no se enfocaban en la forma que debía hacerse, decidí renunciar, obvio, también invitado por mi amigo, el político.
Solo duré un par de años.
Después de 4 años de no acercarme nuevamente a la política, totalmente frustrado, un amigo desde hace muchos años, quien me merece mi mayor respeto, periodista de investigación como pocos, me suma a su equipo, y, haciendo muy poco, ya que jamás he ejercido el periodismo, entre charla y charla, ante casos que él publicaba le hacia alguna mención de lo vivido.
Y hoy eso es un escándalo que la mayoría de los medios pasan de largo, porque manda “doña pauta”, por amiguismo, por…
Pero mi amigo, el más tenaz en sus investigaciones, y a pesar de no tener publicidad oficial alguna, sufriendo el día a día en la parte económica como subsistir, y obstinado en su convicción, sigue día a día descubriendo chamuyos, trapisondas, bah, corrupción lisa y llana.
¿Cómo las informaciones que brinda este periodista no podría servirle a un político, empresario, para poder mejorar en dichos aspectos denunciados?
El político de marras se llama Marcelino Iglesias, ¿qué ironía, no? El periodista es Christian Sanz.
Tenía razón Marcelino, había que controlar: el pez por la boca muere.

*Néstor Bethencourt fue funcionario de Guaymallén y hoy es el responsable comercial de Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today