
Sistemática como nadie a la hora de titular sus álbumes, la autora de “19”, “21”, y “25” tardó un lustro completo –y un divorcio- antes de lanzar su nuevo opus, obviamente bautizado “30”. Concebido como un relato autobiográfico que por momentos se toma demasiado en serio a si mismo, lo cierto es que a sus 30 la voz de Adele suena como nunca, y ella sabe cómo armar grandes canciones. Casi todas surgen de raíces soul o gospel, inspiradas en Aretha Franklin, Marvin Gaye, The Supremes y Motown en general, o por qué no, Elton John o Fleetwood Mac, más apuntes dignos de algún clásico de la comedia musical. Pero una vez planteada la inspiración, cada uno de esta docena de temas buenos y parejos asumen la forma que Adele le quiere dar. En conjunto, es un álbum introspectivo, con arreglos formidables y brillantes toques de Hammonds, Rhodes y Mellotrones a cargo de productores y compositores como Greg Kurstin y Ludwig Goransson.