Dr. Jorge Corrado* -Especial Total News-
“La guerra es como el camaleón”. Carl Clausewitz
El General prusiano Carl Clausewitz -el más importante teórico de la guerra de Occidente- al señalar en su clásica obra “De la guerra” que este fenómeno sociopolítico era “como el camaleón”, nos dio una clarísima pauta de su permanente mutación, al ritmo que impone la evolución de la civilización humana, rescatando a su vez tres constantes constitutivas como necesarias y permanentes:
- La racionalidad en la decisión política.
- La creatividad en la decisión estratégica y
- La violencia intrínseca de sus componentes.
Cuando en su dinámica evolución la guerra alcanzó -recientemente- la etapa de la presente “asimetría-híbrida”, pueden señalarse -además- algunos principios que la distinguen:
- Máximo empleo de la tecnología disponible.
- Flexibilidad en el plano táctico.
- Alta consideración del elemento humano y
- Lograr el apoyo de la opinión pública.
A su vez, estos principios exigen:
- Reorganización de las Instituciones Armadas del Estado.
- Flexibilización de las organizaciones de Inteligencia, en todos sus niveles.
- Actualización de la doctrina de guerra, del adiestramiento y de las organizaciones tácticas de las FFAA.
Con lo expresado podemos concluir que las guerras de la etapa de la “civilización del conocimiento” ya no serán como las de antes. Hay una nueva forma de hacer la guerra y una nueva forma de producir.
Llegamos así al momento en el que debemos conceptualizar a la “guerra asimétrica”, abarcar con amplitud la situación belígera en nuestra Iberoamérica.
A partir de fines del siglo XX interactúan, promoviendo la transformación de la guerra, las siguientes innovaciones:
- Las nuevas tecnologías de la comunicación,
- La satelización,
- La informatización de las tecnologías,
- La miniaturización,
- El incremento de la letalidad, furtividad y eficacia de los sistemas de armas,
- La emergencia de redes de conflictos,
- La relativa desaparición de las fronteras geográficas, de las cívico/militares y de la paz/guerra.
La “asimetría” de mayor significación se observa en la confrontación de los Estados con ONG privadas y complejas, compuestas por elementos de carácter religioso fundamentalista, mafias, revolucionarios ideológicos, intereses financieros, etc., que varían en su composición según las regiones, pero que interactúan globalmente.
Necesariamente -luego de la implosión de la URSS- surgieron nuevas estrategias que sirven al débil frente al fuerte, en un ámbito “irrestricto”. En ellas el factor tiempo se revaloriza en detrimento del espacio estratégico, que se difumina. En el tiempo, el más débil busca su oportunidad.
Estas partes operan con “tiempos” diferentes. La asimetría del fuerte radica en su velocidad y la del débil en su capacidad para disminuir el “ritmo” de las operaciones.En una extrema síntesis: la “asimetría-híbrida” es la que niega la ventaja que tiene el oponente.
El proceso revolucionario castro-comunista en Iberoamérica lleva sesenta años continuados. La “asimetría” fue conducida hasta hoy con éxito por los estrategas de La Habana, que demostraron y demuestran una adaptación ágil ante la acelerada evolución geopolítica internacional y propia.
El 29 Julio de 2019 -en su “XXV Encuentro”- en Caracas, el Foro de San Pablo -FSP- lanzó la actual “contraofensiva revolucionaria” para recuperar los gobiernos perdidos en los últimos años en el subcontinente. En su ejecución -sobre la Cordillera Andina- se observan con claridad los principios de la categoría de “guerra asimétrica”, encuadrando a las flexibles operaciones de “séptima generación”.
En los dos años transcurridos, el FSP tuvo dos intentos fallidos de insurgencia y un gran éxito en Chile. En estos días conduce un empeñamiento de sedición dramático en Colombia. Mientras tanto, en Buenos Aires la oposición sigue hablando de populismo y de inflación, mientras el gobierno explota a la pandemia para quitarse el antifaz…y asegurar su permanencia en el poder, lograr el “partido único” y una nueva Constitución. La Vicepresidente asegura así su absolución judicial, “pues la Historia ya la absolvió”.
Los vietnamitas Ho Chi Minh -1890/1969- y el Grl Giap -1911/2013- derrotaron a una superpotencia nuclear con menos recursos tecnológicos, menor equipamiento y menores efectivos regulares. El vencedor describió a esta victoria con la metáfora de la lucha del tigre y el elefante: “con una estrategia adecuada del tigre, el elefante puede morir desangrado”.
Ho adaptó la doctrina Mao que expresaba: “el insurgente es el pez que nada en el océano de la gente”, siguiendo las siguientes fases:
- Fase política: obtención de apoyos locales -“entrismo”-.
- Expansión de la fase 1: desgaste de la gobernabilidad -“insurgencia”-
- Ofensiva revolucionaria abierta, con las fuerzas suficientes para lograr la victoria. -“sedición”-.
¿Se han cumplido algunas de estas fases en los últimos sesenta años de castro-comunismo en Iberoamérica? Entendemos que se han cumplido sobradamente las dos primeras, en especial los años transitados por la etapa 2) en la que se ha logrado controlar a un sector -¿un 25%?- de la población. La fase 3), está en sus preliminares.
La “revolución” no pretende el control del espacio geográfico, extemporáneamente. Su resiliente objetivo es el de “ganar las mentes y corazones” de una masa crítica de la población, además de cierto apoyo externo.
La retirada de Saigón de los EEUU produjo un punto de inflexión en Occidente. Los EEUU no se habían adaptado en oportunidad. Ello impulsó la teorización de las “guerras asimétricas”. El nuevo conflicto violento salía de los teatros de operaciones militares y se posaba sobre las ciudades.
La guerra se hacía irregular, apelaba a la voluntad de los actores y la peor derrota que se somatizaba era la psicológica. Desde el punto de vista estratégico la opinión pública, los medios que la manipulan y la mente de ambos contendientes se habían convertido en la arena de la batalla.
En próximos trabajos académicos trataremos acerca de la expansión geopolítica china sobre la “anilla externa” (dentro de la que se sitúa nuestra Iberoamérica). Por esa razón consideramos que es importante conocer -aunque fuere superficialmente- al pensamiento militar chino, toda vez que su presencia en la región es cada vez mayor. Ello origina una natural confrontación de poder con la superpotencia regional americana, que nos afecta de modo directo. Colisionan dos culturas y está en disputa la hegemonía mundial.
Lanzada en Iberoamérica la contraofensiva revolucionaria por el XXV Encuentro del FSP en 2019, la “amenaza asimétrica- hibrida” se ha encaminado en las modalidades de las “guerras de séptima generación”, como las ha bautizado en el año 2017 por el académico español César Augusto Niño González que expresa: “el terrorismo sigue siendo la piedra angular del reordenamiento de la Seguridad Internacional y Nacional”.
Seis meses después del lanzamiento de la contraofensiva revolucionaria, en la que hubo fracasos y éxitos -Colombia, Ecuador, Perú, Chile- fuimos sorprendidos por la pandemia del coronavirus. La dirección estratégica revolucionaria, teniendo en cuenta las consecuencias de las cuarentenas, replanteó el plan original, flexibilizando objetivos y plazos. En Argentina se aceleraron las acciones que conducen al total copamiento del Poder y China reactivó sus planes de inversión y contralor de las economías regionales que le permitan satisfacer sus necesidades de insumos”.
La milenaria cultura china, mientras busca su expansión por los “caminos de la seda” sobre Eurasia, se expande en África e Iberoamérica por vía económica-financiera y no deja de “asegurar” sus mercados e inversiones con tropas en África y “bases militares de control espacial y de comunicaciones” en Iberoamérica.
Su Política Exterior y de Defensa deben mantener un sutil equilibrio para retener el empleo de estrategias sectoriales “indirectas” -todas, menos las de fuerza-. De ese modo, aún en “las zonas grises” no cruzará la “línea roja que se auto impone”. Su principal oponente Occidental -EEUU- es a la vez su mejor socio comercial y financiero, ecuación que exige prudencia, firmeza y sapiencia.
Ello no le impide elaborar doctrinas de eventuales guerras frente a enemigos superiores, tal como la anunciada “guerra irrestricta”. Sus FFAA podrían nivelarse con las de EEUU recién dentro de dos o tres décadas. Hasta entonces, Beijíng deberá mantenerse en la “zona gris”, con “acciones militares no bélicas”. Si las reglas jurídicas internacionales de la guerra entraran en conflicto con los intereses chinos, ellas serán dejadas de lado, sin mayor consideración.
“Las guerras son como el camaleón” -decíamos en nuestro encabezamiento- y nuestras dirigencias políticas la ignoran, o simulan hacerlo. Ya estamos encaminados hacia la tercera fase de la larga agresión revolucionaria que padecemos -desde 1959-, sin embargo no se la cita, no la ven. En Chile, octubre de 2019, y ahora en Colombia, la tercera fase -“sedición”– fue conducida por el FSP a través de centenares de cubanos, venezolanos y colombianos, específicamente adiestrados.
Si éste escenario se produjera, entraremos en Iberoamérica irremediablemente a la disgregación y licuación del poder estatal, y el fenómeno del Estado Fallido y sus gravísimas consecuencias políticas y sociales será una dramática realidad.
*Dr. Jorge Corrado.
Coordinador del Área de Seguridad y Defensa, Profesor del Máster de Historia Militar y del Máster de Inteligencia del Instituto de Estudios en Seguridad Global de España (iniseg.es). Director del Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires.