Los parajes analizados no tienen ningún tipo de acceso a internet, o a un tipo de acceso restringido a un punto, como una escuela u otra institución, pero no de modo abierto a la población.
De ellos, indicó el estudio, el 72% corresponde hasta 1.000 habitantes y se caracterizan por la presencia casi excluyente de los diferentes tipos de agricultores familiares, campesinos e indígenas.
En tanto que en aquellos parajes en los que hay población indígena, la falta de conectividad es mayor: alcanza el 60%.
Martín Segura, integrante del equipo que coordinó el relevamiento, explicó que “la problemática de la conectividad no llegó a la ruralidad con la pandemia sino que se encendieron los focos de esta problemática con la pandemia, es una problemática que incide en la cuestión del empleo, en la cuestión de los procesos de desarrollo de ciertos sectores de la ruralidad y en el arraigo de los jóvenes de esos pueblos rurales”.
En este marco, Segura remarcó: “La primera hipótesis que teníamos es que el sector más afectado, que es el sector protagonista en lo productivo y en quienes eran los habitantes de esos parajes, eran las familias campesinas indígenas”.
“El 40,2% de los parajes relevados no tiene conectividad y esa cifra se eleva a más del 80% cuando se mide los que no tienen conectividad, los que tienen mala conectividad o los que tienen regular conectividad; es el número más impactante y me parece que es el número que también marca el por qué de las dificultades, más allá del acompañamiento de las políticas públicas, de proyectos de desarrollo y de formación en esos parajes”, planteó el comunicador.
Asimismo, en un 77% de esos parajes hay electricidad (condición básica para el desarrollo de proyectos de conectividad), en un 28,8% hay mástiles, y en un 9,6% hay antenas.
Además, en el 52,7% de los parajes relevados hay televisión satelital, en el 50,9% el paraje se encuentra a menos de 10 kilómetros de rutas nacionales y en el 7,3% hay servicio de VHF.
Fuente Ambito