Los legisladores analizarán a partir de las 15:00 hora local (10 hora argentina) el proyecto de ley “para reforzar las herramientas de gestión de la crisis sanitaria” y que es objeto de más de 650 enmiendas.
Después de su trámite en la cámara baja francesa (la Asamblea Nacional), este proyecto debe pasar por una comisión en el Senado el miércoles, para después ser abordado en el pleno, con vistas a una aprobación hacia el final de la semana, para entrar en vigor el 15 de enero.
El ministro de Salud, Olivier Véran, defendió que el texto va en dirección de la “ciencia” y de la “responsabilidad”, en un momento en el cual Francia encadenó varios días con más de 200.000 nuevos casos.
El objetivo del gobierno es que esta ley sirva para presionar más a los cerca de cinco millones de franceses de más de 12 años que aún no están vacunados, sobre una población total de 67 millones.
Si esta medida se transforma en ley, estas personas no vacunadas no podrán ir, por ejemplo, a un restaurante, un museo, un gimnasio o al cine ni usar ciertos transportes. Porque ya no bastará, como hasta ahora, con presentar un test de diagnóstico negativo reciente, que sí seguirán siendo válidos a la hora de acceder a los servicios de salud.
Y para tener un pasaporte de vacunación válido los ciudadanos no podrán esperar, desde el 15 de febrero, más de cuatro meses entre la segunda y tercera dosis. El plazo máximo actual era de siete meses entre la segunda y tercera dosis.
El proyecto de ley prevé también que se endurezcan las sanciones. Por ejemplo, usar un pasaporte de vacunación falso será castigado con hasta cinco años de prisión y 75.000 euros de multa (85.000 dólares) y mostrar el pasaporte de otra persona se castigará con una multa de 1.000 euros (1.136 dólares).
Aunque para el diputado Yael Braun-Pivet, del partido del gobierno, LREM, el pasaporte de vacunación permitirá “evitar medidas mucho más restrictivas” como confinamientos o toques de queda, la oposición se ha mostrado más crítica.
Así, el partido de extrema izquierda La France Insoumise (Francia insumisa) denuncia una “medida brutal” que afirma que da una “protección ilusoria”.
Fuente Ambito