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Ni Ómicron ni la climatología pudieron este miércoles con Melchor, Gaspar y Baltasar, fieles a su cita, por segundo año bajo las restricciones que impone la pandemia, a las que se sobrepusieron, siempre con ‘sentidiño’, para no defraudar las expectativas de los más pequeños. La jornada fue heterogénea. La Xunta había abogado por las cabalgatas estáticas, pero a modo de recomendación. Cada concello tenía vía libre para organizarlas como considerase oportuno, y los consistorios de La Coruña, Orense y Ferrol decidieron rescatar la modalidad dinámica, el recorrido de toda la vida, mientras en el resto de urbes se decantaron por propuestas más contenidas. La lluvia reclamó su cuota de protagonismo, pero más bien por la mañana. Mucho público en La Coruña, donde los Reyes atravesaron la ciudad en un recorrido de tres kilómetros, desde Sardiñeira hasta la plaza de María Pita. A las 15 carrozas se sumaron cuatro trenes y 14 compañías artísticas, con 180 figurantes. Una cabalgata pandémica: certificado Covid o test de antígenos exigido a los participantes, organizados en grupos burbuja; a cambio, se permitió el tradicional lanzamiento de caramelos, proscrito desde marzo de 2020. En Orense, GonzaloPérez Jácome también apostó por recuperar el formato tradicional, dinámico, e incorporar una novedad: los Reyes Magos llegaron a las ciudad de As Burgas en el recién estrenado AVE, que después cambiaron por un método de transporte mucho más arcaico pero, también, de inconfundible aroma navideño: camellos. La cabalgata partió de la estación de tren a las 18.00, avanzó por la avenida das Caldas, transitó por la rúa do Progreso y concluyó en el jardín del Posío. Durante el recorrido, con buena afluencia de público, una comitiva de animación y carrozas imprimió colorido y musicalidad al recorrido, en el que se optó por viales más anchos para disminuir las aglomeraciones —se eliminó la tradicional recepción en la Plaza Mayor—. Una abigarrada mezcla de osos, dragones, hadas, zancudos, mariposas se desplazó por el itinerario. También hubo, con profusión, lanzamiento de dulces. Se vetaron, en cambio, en Ferrol, donde estaba fijado para las 17.00 el arranque de la cabalgata, compuesta por ocho carrozas, complementadas por agrupaciones musicales, de baile y animación, con remate frente al teatro Jofre. Vigo evoca a Verne
En Vigo, donde la iluminación navideña continuará hasta el domingo 16 —según el alcalde, Abel Caballero, por la «demanda» plasmada en las «muchas cartas» que ha recibido para no desmontar el dispositivo—, la lluvia matutina provocó que la cabalgata estática, en la Avenida de Castelao, no arrancara hasta las 14.00; se prolongó hasta las 21.30. Con tres carriles de acceso habilitados (dos con cita previa, el otro libre), más de 120.000 personas se descargaron el pertinente código QR. La obra de Julio Verne fue en esta ocasión el leit motiv de la cabalgata, que constó de diez carrozas, cinco municipales y cinco aportadas por empresas privadas. Caballero le pidió a 2022 que «acabe la pandemia», «muchos regalos para las niñas y los niños»y «mucha unidad» para «seguir haciendo de Vigo lo que ahora ya es, la ciudad más famosa del mundo, con la mejor gente del mundo, las mejores luces de Navidad del mundo y los Reyes más espléndidos del mundo». El regidor olívico, que entregó a Gaspar las «llaves de la ciudad», cerró su discurso con su ya clásico «¡Viva Vigo!». En Santiago imperó la prudencia. Se cambió la cabalgata por una recepción en la iglesia de Bonaval, en horario de mañana y tarde. Con reserva previa de entrada, como medida de prevención —para facilitar la localización de asistentes en caso de algún brote—, no faltaron los paraguas, especialmente por la mañana, en las colas que se formaron en el corazón de la capital gallega. Hubo cabalgatas estáticas en Lugo, en la explanada del auditorio municipal Gustavo Freire; y en Pontevedra, donde se trasladó al recinto ferial por las previsiones de lluvia.
Fuente ABC
