Aunque es pronto para hacer balance de la mezcla explosiva que han supuesto las celebraciones navideñas y la expansión de la variante Ómicron, las cifra de muertos que cada día comunica el departamento de Sanidade empieza a trazar el escenario de lo que representará la sexta ola en el conjunto de la pandemia. Muy lejos del número de fallecidos que hubo que lamentar en acometidas anteriores del virus, y vacuna mediante, en las últimas tres semanas han sido un centenar las pérdidas humanas en Galicia a causa del Covi
d. Los dos últimos recuentos del Sergas informaban de la muertet de 19 personas, una cantidad que no se repetía desde el pasado mes de marzo y que engrosa un incesante goteo, fruto del poder infeccioso de esta sexta ola. La diferencia con envites anteriores de la enfermedad la han marcado las vacunas, capaces de limitar notablemente —en un 90 por ciento de media— tanto la mortalidad como los ingresos en las unidades de críticos, a salvo de la temida presión hospitalaria pese a que ayer se batió un nuevo récord de positivos: 59.691 casos. Salvaguardando las circunstancias personales de los fallecidos —nunca se indica si la persona había sido inmunizada o no—, desde la Administración gallega sí se alerta desde hace meses de que la mitad de los hospitalizados en las UCI no recibieron el antídoto contra el virus, un porcentaje que, en casos como el del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, se dispara al 70 por ciento. En un intento desesperado por proteger al mayor número posible de ciudadanos, se sigue vacunando sin cita previa a personas que no han dado antes el paso, al igual que ocurre con las que no habían completado la pauta. Este trabajo de blindaje se realiza de forma paralela a la inmunización del grupo de 5 a 11 años, que ayer recibieron 9.077 de las 10.293 dosis totales administradas. Con la incidencia disparada en los grupos etarios más bajos, con especial hincapié en el tramo de los veinteañeros, el ritmo de contagios roza los 5.000 diarios sin que por el momento se pueda concretar si este es el pico de la pandemia, o no. De la mano de esta brutal diseminación, la tasa de positividad sube por encima del 24 por ciento y señala un incremento desbocado que se está cebando con la Atención Primaria, pero que en los hospitales se contiene. Muestra de ello es que el número de ingresos en UCI se redujo atendiendo al último parte en tres personas, por lo que son 53 las que recibe cuidados intensivos debido a las complicaciones ocasionadas por la enfermedad. Hace justo un año eran 57, y lo peor estaba por llegar con un récord de 248 críticos a principios de febrero cuando el número de casos activos rondaba tan solo los 20.000, tres veces menos que en la actualidad. En lo tocante a los hospitalizados en planta, son 325, 27 más que en el último parte. El número de pacientes a seguimiento en su domicilio se sitúa en los 59.313 pacientes, de lo que se deriva una estadística esperanzadora: solo un 0,63 por ciento de los infectados acaba en el hospital. La mayoría, resisten asintomáticos o con sintomatología leve en sus domicilios. Llegan los test gratuitos
A espera de que la próxima semana el comité de expertos se reúna de nuevo para valorar las nuevas circunstancias y el efecto de las restricciones que entraron en vigor el pasado día 30 —y que se prolongarán, al menos, hasta el día 18—, desde Sanidade planean una vuelta a las aulas con todas las cautelas posibles. De ahí que, en contra de lo decidido por otras comunidades y ante la falta de una normativa clara a nivel estatal, en Galicia se obligue a hacer cuarentena a los menores de 12 que sean contacto estrecho de un positivo. La incidencia entre los escolares de la Comunidad supera los 2.200 casos por 100.000 habitantes, por lo que desde hoy estarán disponibles de nuevo en las farmacias los test de saliva gratuitos para niños de 5 a 11 años, que se cargarán en su tarjeta sanitaria.
Fuente ABC