Una versión relata que Gil era un cuatrero que se congració con los pobres. Reclutado para combatir en la Guerra de la Triple Alianza, desertó y fue perseguido. Cuando lo capturaron por los delitos que cometió, un comisario estaba a punto de dispararle debajo de un árbol, y el Gauchito Gil le dijo: «No me mates, que ya va a llegar la carta de mi inocencia». El comisario respondió: «Igual no te vas a salvar», y el Gauchito dijo: «Cuando llegue la carta vas a recibir la noticia de que tu hijo está muriendo por causa de una enfermedad; cuando llegués, rezá por mí, y tu hijo se va a salvar, porque hoy vas a estar derramando la sangre de un inocente». En esa época se creía que invocar la sangre de un inocente era milagroso. Al llegar a su casa en Mercedes, el comisario encontró a su hijo enfermo, rezó por él en nombre del Gauchito Gil y su hijo se curó. El comisario volvió adonde estaba el cuerpo de Gauchito Gil y le pidió perdón. Allí comenzó el mito.
Otras versiones, simplemente señalan que era un cuatrero, o que enamoró a una chica que era cortejada por el comisario, pero todas coinciden en la visión del niño enfermo, que sanó milagrosamente.
Actualmente, el santuario construido en un emplazamiento cercano al lugar de su muerte (ubicada a unos 8 kilómetros de la ciudad de Mercedes) recibe cientos de miles de peregrinos cada año, especialmente el 8 de enero, aniversario de la muerte de Gil. Su tumba está en el Cementerio de la Ciudad de Mercedes.
El culto del Gauchito Gil se ha extendido desde Corrientes hacia el resto del país, observándose a lo largo de caminos urbanos y rurales santuarios del Gauchito Gil caracterizados por poseer banderas y cintas rojas. Argentina se caracteriza por la devoción hacia los santos, los que eventualmente son oficializados por la Iglesia Católica.
Fuente Ambito