Fue la mujer tunecina con más poder en el mundo árabe y armó un clan cuasi mafioso que se mantuvo por varios años.
Leila Trabelsi es una mujer que condensa varias vidas en una, desde su infancia en un barrio periférico de Túnez hasta llegar al poder y ser acusada de varios hechos de corrupción expuestos en los cables de Wikileaks.
Hay muchas historias en torno a esta mujer, odiada por muchos compatriotas, que nació en un barrio obrero de la Medina de Túnez.
Su padres, Saïda y Mohamed Trabelsi, eran vendedores de frutos secos y tuvieron once hijos e hijas. De todos ellos sólo los varones pudieron tener una educación primaria, pero Leila pudo avanzar si demasiados estudios aunque.
Todo se solucionó rápido: luego de su llegada al poder, su CV se pobló mágicamente de dos mil títulos, entre ellos, Derecho y Literatura Contemporánea, logrados por correspondencia. Nadie la cuestionó.
Leila Trabelsi. Fue la mujer más poderosa del mundo árabe. Foto/archivo
Sin un certificado de formación escolar durante su infancia, Leila Trabelsi se convirtió, primero, en peluquera; luego en funcionaria de una agencia de viajes antes de convertirse, en 1984, en la amante oficial del ex presidente, Zine El Abidine Ben Ali que gobernó Túnez entre 1987 y 2011.
De amante de Ben Ali, quien estaba casado desde 1964 con Naima Kefi, con la que tuvo tres niñas; Leila dio un paso importante en 1986 cuando tuvo una hija con el mandatario tunecino. La niña de amos fue ocultada en Bruselas porque aún no estaban casados. Luego tuvieron otra hija y finalmente, en 2005, Leila le dio a Alí su tan ansiado descendiente varón.
Con un cáncer de próstata y debilitado, Ben Ali vio languidecer su poder en manos de su esposa y de sus cuñados. El gobierno expropiaba empresas, alegando interés nacional, que pasaban a manos de los Trabelsi. Bancos, shoppings, inmobiliarias, concesionarios de autos, medios: todo iba a las cada vez más gordas arcas familiares.
Leila Trabelsi y Ben Ali: los amantes que se conocieron en la prisión
Una de las versiones más extendidas sobre el inicio del romance señala que Leila Trabelsi y Ben Ali se vieron por primera vez en la cárcel. Ella era 21 años menor que él y estaba detenida porque intentó entrar a Túnez productos cosméticos de lujo.
Leila fue juzgada pero exigió que revisen su caso y llegó hasta las más altas esferas judiciales de su país. De ese modo, Ben Alí conoció su delito y la visitó en la cárcel, atraído por su perseverancia y modo luchar. Cuando se conocieron fue un flechazo mutuo y recién en 1992, tras varios años de ocultar su relación, concretaron su boda.
Leila Trabelsi: la “Emperatriz de Cártago”
Las vueltas de su vida y el fuerte vínculo con el poder hicieron que Trabelsi tenga un lugar destacado en el odio de los tunecinos. Entre sus apodos se encuentra el que le pusieron Catherine Graciet y Nicolas Beau: La emperatriz de Cártago, título del libro publicado sobre su vida en 2009.
En Túñez sus detractores la llaman “Leila Gin” por su modo de vestirse, a la moda occidental, y por su supuesta debilidad: la ginebra.
La rebelión popular en Túnez que puso fin al gobierno de Ben Ali. Foto/AFP
Sin dudas, Leila fue por 23 años la mujer más poderosa del mundo árabe y también la más detestada y rica. Se estima que luego de su huida del país manejó una fortuna de 5 mil millones de euros.
La mayoría de los miembros de la familia de Leila pasaron largo tiempo detenidos, incluido su sobrino, Imed Trabelsi, que enfrentó duras condenas. Otros, como Belhassen, conocido como el padrino de la mafia Trabelsi, huyeron al extranjero.
Lo cierto es que según los cables de Wikileaks, Leila Trabelsi es la mujer que manejó las riendas del poder en Túnez a su antojo y con una gran ambición.
Los cables diplomáticos de Estados Unidos, publicados en el diario El País, de España, señalaban que Leila Trabelsi estaba convencida de ser la sucesora de su marido al frente de Túnez.
En uno de los cables diplomáticos se lee un mensaje categórico que no dejaba margen de dudas: “el presidente hace lo que su mujer le pide que haga“. En todos los cables diplomáticos que fueron divulgados, Trabelsi está claramente en la cima del poder y de la corrupción tunecina.
“Los miembros de la amplia familia de Ben Alí pueden hacer lo que quieran con impunidad, incluido falsificar documentos”, se puede leer en los documentos.
Leila Trabelsi junto a su hija Halima antes del estallido social que derrocó, en 2011, al gobierno de Túnez. Foto/AP
Leila no tenía escrúpulos. Otro cable del embajador de Estados Unidos en Túnez, también divulgado por WikiLeaks, reveló que Suha Arafat, la viuda del líder palestino que vivió varios años allí, decidió fundar con Leila la Escuela Internacional de Cártago, un colegio privado para la élite tunecina.
Poco antes de la inauguración, un prestigioso colegio rival, el Luis Pasteur, fue clausurado por el gobierno con excusas increíbles. Así, todos los alumnos no tuvieron más remedio que pasarse al nuevo establecimiento.
Suha se enteró y le dijo a Leila que no compartía la decisión ni los modos. La respuesta de la primera dama fue categórica: enfurecida la expulsó del país junto a su hija de doce años.
El embajador estadounidense no dudó: “capitaneados por “La Emperatriz” –dice en el cable– los Trabelsi son una “cuasi mafia”
Leila Trabelsi. Actualmente vive en Arabia Saudita.
Los incontables negocios de Leila Trabelsi en el poder
Según datos oficiales se estima que la primera dama de Túnez tenía el control de 40% de la economía de todo el país. Tuvo una intensa participación en medios de comunicación, bancos y empresas de inversiones en diferentes sectores de la economía.
Tanta concentración de dinero se canalizaba en varias de sus obsesiones. Entre ellas los lujos como su fanatismo por el mármol y los hoteles de lujo.
En 2011 Leila huyó de Túnez. Actualmente vive en Jeddah, Arabia Saudita.
A orillas del Mar Rojo comparte sus días junto a sus hijas, todas las mujeres Trebilsi pasean juntas por Qatar, Dubai o Kuwait. En su nueva morada escribió sus memorias. Incluso anunció una boda próxima con un príncipe saudí, ya que Leila enviudó de Ben Alí en 2019.
Fuente Clarin