LA HABANA, Cuba.- A la clase gobernante cubana le aterra un choque generacional en la isla. Es decir, que la juventud decida emprender su propio derrotero y no siga atada a los dictados de la vieja guardia castrista. Ya la maquinaria del poder contempló un anticipo de lo que pudiera significar semejante ruptura en las manifestaciones de protesta escenificadas el 11 de julio, cuando fueron los jóvenes los principales protagonistas de esos hechos.
Es por ello que la propaganda oficialista insiste en el concepto de continuidad al referirse a la situación política prevaleciente en el país. Continuidad para que las nuevas generaciones continúen el camino emprendido por Fidel Castro y su séquito a partir de 1959.
Y en ese contexto sobresale el empeño gubernamental por que más cubanos de las nuevas generaciones ingresen en las filas del Partido Comunista, y sobre todo que los militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas, al arribar a la edad límite para pertenecer a esa organización juvenil, opten por acceder a las filas del Partido.
Sin embargo, la realidad indica que no se vienen cumpliendo los deseos de la cúpula castrista. Hay cifras que atestiguan que el Partido Comunista de Cuba se está convirtiendo en una agrupación de viejos, debido a la reticencia con que los más jóvenes contemplan a la constitucionalmente denominada “fuerza rectora de la sociedad cubana”.
En un artículo aparecido en el periódico Granma se expresa que “en correspondencia con las tendencias demográficas de la nación, crece la edad promedio de los militantes del Partido, en el cual el 42.6% tiene más de 55 años de edad”.
Eso significa que casi la mitad de los miembros del Partido se acercan o están ya en edad de jubilación. Y por supuesto que no es una tendencia motivada solo por el patrón demográfico de la nación.
Pero hay más, pues trascendió que durante la celebración del VIII Congreso del Partido Comunista, en abril del pasado 2021, varios delegados se refirieron al escaso número de personas relativamente jóvenes que estaban llegando a las filas de la organización partidista. Específicamente se dijo que en La Habana solo existe un 7% de los militantes del Partido con edades de hasta 35 años.
Claro que no es difícil imaginar el por qué de esa actitud de los más jóvenes hacia el gobernante Partido Comunista. En primer término se ve al Partido y a sus principales dirigentes como los responsables del calamitoso estado de cosas que hoy afronta la isla.
Por otra parte, va quedando claro que tanto los militantes partidistas de base, como sus similares de la Juventud Comunista, constituyen la tropa de choque que emplea la maquinaria del poder para afianzar su dominio sobre la sociedad.
Son los que forman las brigadas de respuesta rápida que reprimen al pueblo los que mayormente integran los batallones de las Milicias de Tropas Territoriales; los que últimamente aceptan los cargos de dirección en los Comités de Defensa de la Revolución; y los que no pueden negarse si son propuestos como delegados del Poder Popular.
A propósito, esa apatía de los jóvenes hacia el Partido se emparenta con un sentimiento similar hacia su organización juvenil. Se acaba de anunciar que el oficialismo prepara una serie de actividades con vistas al 60 aniversario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) el próximo mes de abril. Y su secretaria general, dando a entender que ya su organización no se identifica con los intereses de la juventud cubana, declaró que “la UJC tiene necesariamente que renovarse, atemperarse cada día más a los nuevos tiempos, y adaptarse a los desafíos de hoy”.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org