Por João Lemos Esteves –Especial Total News Agency-TNA-
El régimen iraní de los ayatolás está más infiltrado que nunca en el espacio geopolítico de la Unión Europea: de hecho, el régimen bárbaro de Teherán está replicando en el espacio europeo el proyecto que viene desarrollando (y ejecutando) con éxito en Latinoamérica desde hace muchos años. La metodología es la misma: (i) infiltración en partidos políticos extremistas y de ahí expandirse a partidos más centrales; (ii) dominio de la comunicación social; (iii) control de universidades y centros de movilización masiva (especialmente de los grupos más activos y dinámicos, es decir, los jóvenes); (iv) presión sobre el poder judicial y cortejo permanente con el empresariado; (v) destrucción, en su reputación o en su integridad física, de los adversarios. Al mismo tiempo, Irán no solo abraza sino que fomenta activamente todo tipo de delincuencia, cubriendo un espectro muy amplio que va desde el tráfico de drogas hasta la promoción del racismo y el “supremacismo blanco”, la ideología neonazi, el tráfico ilegal de armas y los grupos extremistas. No es casualidad que el impactante y oscuro caso de la masacre de Oslo (Utøya) protagonizado por Anders Breivik tuviera lugar en Noruega –es cierto que este país no forma parte de la Unión Europea, pero tiene relaciones muy importantes con el citado espacio geopolítico–. y un papel crucial en la AELC. Y es visto por el régimen bárbaro de Teherán como un punto estratégico de articulación con Dinamarca: Escandinavia es estratégica para Irán en el norte, como la Península Ibérica es estratégica para Irán en el sur.
Esta realidad se profundizó tras la firma -que vimos de primera mano, cuando China todavía quería guardar el secreto, a finales del año 2020- del vital pacto estratégico entre China e Irán Anders Breivik, el monstruo que mató a más de siete docena de seres humanos inocentes, es un nazi orgulloso, un radical con el alma manchada por el odio y la violencia, habiendo sido financiado, en sus actividades “políticas” criminales, por Irán. Era el régimen de los ayatolás, agentes iraníes que operan en Noruega. , quien brindó apoyo (logístico, financiero, “espiritual”) a Anders Breivik –aún hoy Breivik, según una fuente cercana a un experto que brindó apoyo al Fiscal del Estado noruego– cree que alguien lo liberará, con sus días en prisión muy cerca de su termino. De ahí las maniobras judiciales que está realizando su equipo de defensa, a saber, pedir la libertad condicional para Anders Breivik: existe la convicción de que Irán -que tiene un centro operativo muy dinámico en Oslo- puede ayudarlo a huir de Noruega a Teherán, a Ucrania o a Rusia. (Vladimir Putin no está muy entusiasmado con la idea; los contactos que tiene Anders Breivik en Rusia son a través del filósofo-activista político Aleksadr Dugin, amigo cercano del régimen de los ayatolás). Sin olvidar que Anders Breivik había estado en Teherán, invitado por los ayatolás, para participar en una conferencia que reunió a los negacionistas del Holocausto, donde también estuvieron presentes varias figuras europeas -políticos, periodistas, historiadores, economistas- (y la mayoría de ellos se presentan como “moderados” en los países de origen).
La inteligencia israelí ha advertido a las autoridades noruegas sobre el riesgo de que grupos antisemitas y neonazis desaten actividades delictivas en territorio noruego. La advertencia fue ignorada con las consecuencias (trágicas y que aún hoy lloramos) que sabemos.
Noruega tiene que ser analizada contra Dinamarca y los Países Bajos, el eje estratégico de Irán hacia el norte. A Dinamarca se le asignará (se le asigna) un papel cada vez más relevante, por un complejo de causas geopolíticas y geoeconómicas (si los dos componentes pueden disociarse). La semana pasada, precisamente en Dinamarca, fue detenido el carismático y muy influyente líder de los servicios de inteligencia daneses (muy competente, por cierto), Lars Findsen. Motivo: Findsen, omitiendo sus deberes funcionales, estaba pasando información recopilada por Intel danés, Dinamarca (maxime, EE. UU.) y aliados de la OTAN a China e Irán. Dinamarca, dada la sensibilidad de este asunto y para no comprometer su política diplomática, está tratando el asunto con gran sensibilidad y sentido común (¿es posible?), de ahí el máximo (posible) secretismo en torno a los países beneficiarios del espionaje de los servicios daneses de Intel. Sabemos sin lugar a dudas que son China e Irán: Rusia es solo un beneficiario indirecto. La estrategia de Moscú, en relación con muchos países europeos, ha sufrido cambios importantes: Moscú actúa indirectamente, utilizando la red de China e Irán, explica la creciente relación entre el presidente Vladimir Putin y Xi Jinping/Ebrahim Raisi, que está en Moscú esta semana.
El problema más grave es que los topos que se infiltran en diversos servicios del Estado y la creciente presencia de agentes iraníes no son una realidad exclusiva de Dinamarca, sino que es una realidad compartida por varios Estados europeos y una amenaza inminente para la OTAN. Irán, por ejemplo, ha patrocinado, al menos desde 2005, la extrema derecha y la extrema izquierda portuguesas, incluidos los grupos neonazis que cometieron delitos de odio racial. Este mismo grupo planeaba atacar, con sus homólogos de Ucrania y Rumanía, las instalaciones de la OTAN en Roma. Y, como revelamos aquí de primera mano, aviones fletados por el gobierno de los ayatolás iraníes han sobrevolado el espacio aéreo portugués con aparente autorización, al más alto nivel, de las autoridades portuguesas. Hasta el momento, los medios portugueses silenciaron este hecho, omitieron el vuelo QESHM FARS AIR que sobrevoló Portugal y mantienen una censura absoluta sobre todo lo que pueda comprometer a Irán o China. En España, el gobierno de extrema izquierda decidió, tras presiones de Irán, solicitar al CNI (servicios de inteligencia españoles) el espionaje de grupos judíos, grupos de apoyo a Israel y las embajadas de Israel y Estados Unidos. Volveremos a escribir sobre este tema.