En pie frente a los elementos. El parquímetro se sacrifica con estas cosas para mantener su pensión y la de los suyos, parquímetros futuros de un Madrid que crece y se crece. El otro día coincidí con él a la salida del Toni 2, rejuvenecido como del rayo, y me contó lo de siempre: las penas y las alegrías de la ciudad. Poco le importa ya que le toqueteen los botoncitos, que se le cuelguen los borrachos de luna: que los perritos diabéticos de señoras perifrásticas del buen Madrid le orinen en los pies que no tiene. El parquímetro, que siempre es el mismo y siempre distinto, me cuenta que quiere que desde el Consistorio se le imponga una placa… Ver Más
Fuente ABC