El fin de semana, la investigación sobre la desaparición de Esther López -que llevaba ya entonces diez días ilocalizable- pegó un salto. Noche del sábado, un hombre detenido; mañana del domingo, comienza el registro especializado de la vivienda de este. Poco más se ha hecho oficial desde entonces: la sensibilidad del caso y el secreto de sumario obligan a no obstaculizar los avances. No obstante, y aunque la Guardia Civil no ha descartado públicamente ninguna hipótesis, esta vía de la investigación supone «una chispa a la que agarrarse, un atisbo de luz en el caso», según valoró ayer el alcalde de Traspinedo, Javier Fernández. Este reafirmó la esperanza de toda la vecindad de que «se esclarezca» la desaparición, pues «ya son muchos días». «Ella no se merece esto, estamos todos angustiados, imagina la familia», comentó con pesadumbre una camarera en La Maña, que la conocía de verla entre su clientela. Así que, después de días sin pistas, crece la sensación de estar un poco más cerca de saber qué pasó. Y es que el entorno, la casa sospechosa o el río están siendo registrados con «gran minuciosidad», como recordó el domingo el teniente coronel Peña: helicóptero, dron, buzos, perros entrenados. «Esta zona de extrarradio está más aislada, a 4 km del casco», recordó el edil, que también indicó que muchas casas pertenecen a gente que viene «de veraneo o de fin de semana», con «menor relación» entre ellos y con los residentes del pueblo.
Fuente ABC